Jardines

11 Abr 2013

Un Botânico para perderse en Río de Janeiro

Inaugurado a principios del siglo XIX y testigo sempiterno de la presencia portuguesa en Brasil, el Jardín Botánico de Río de Janeiro alberga más de 40.000 plantas y está considerado como una de las mayores colecciones de plantas del mundo.

Son muchos los que consideran que el Jardín Botánico de Río de Janeiro es uno de los lugares más atractivos de la ciudad. Perderse por sus más de 83 hectáreas de bosques y por sus 54 hectáreas de zonas cultivadas es un placer. La visita al Jardín Botánico de Río se caracteriza, además, por albergar un nutrido número de monumentos vegetales, artísticos y arquitectónicos de gran valor histórico y natural. De hecho, estas son dos de las principales características del Botánico, su gran tamaño y su patrimonio.

 

El paseo por este gran paraíso verde, proclamado Reserva de la Biosfera de la UNESCO,  tiene algunas paradas obligatorias, como la antigua fábrica de pólvora, la Casa de los Cedros y el Solar de la Emperatriz, espacio que convierte al botánico en una de las instituciones científicas más importantes de Brasil, pues alberga la Escuela Nacional de Botánica y una biblioteca especializada.

 

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Lago Frei Leandro

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Un regalo de la Corte Portuguesa

La fundación del Jardín Botánico de Río de Janeiro está ligada a la llegada de la Familia Real Portuguesa y su Corte en 1808, cuando la ciudad fue nombrada sede del Imperio Portugués en América. En un principio, esta zona situada en el número 195 de la Rua Pacheco Leão (en los alrededores de Río) fue  especialmente aclimatada para cultivar especies concretas traídas de las Indias Orientales, como la canela, la nuez moscada o la pimienta. El clima hacía que el terreno fuera propicio para ello. Sin embargo, pronto las posibilidades del jardín fueron aumentando. Así, a finales de 1808 y bajo el nombre de Real Horto, la dirección fue encargada al Marqués de Sabará, quien era también propietario y director de una fábrica de pólvora cercana, instalaciones que todavía se pueden visitarse. El Marqués, que era aficionado a la botánica, concibió este espacio como un lugar para la experimentación con especies autóctonas.


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Con la Independencia de Brasil, en el año 1922 el Horto fue reabierto como Real Jardim Botânico. A la cabeza de la institución, cada vez más centrada en el estudio botánico de las plantas del extenso país, estaba un fraile carmelita, Leandro de Sacramento, profesor de botánica conocido por sus estudios de la flora brasileña.

 

Con la Proclamação da República en 1890 el la insitución pasó a ser denominada oficialmente como Jardim Botânico. Ya por aquella época era uno de los lugares más importantes de la ciudad. La gran labor en  su faceta investigadora y docente y la importancia natural del paraje y de las especies que acoge, ha hecho que la institución se consolide como una de las más importantes del país. En 1991 la UNESCO le otorgó la figura de Reserva de la Biosfera y siete años más tarde la institución fue rebautizado como Instituto do Pesquisas Jardim Botânico.

 

El Jardim Botânico, en cifras

Para hacernos una idea de la importancia de esta institución, basta con hacer un repaso a las últimas cifras sobre la misma. El centro de investigación del Botánico cuenta con una biblioteca especializada con más de treinta mil volúmenes  y que es la más completa de Brasil. Su herbario tiene más de 300 mil plantas deshidratas y en su carpoteca se cuenta con una colección que alberga cerca de 6.000 frutos. El Jardín también tiene una colección de maderas tanto nacionales como de importación en la que hay contabilizadas hasta 8.000 muestras.

 

 

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El botánico de Río de Janeiro es mundialmente conocido por su calidad y por su museo vivo, que alberga más de 11.000 especies vegetales de todo el mundo. De todas ellas, alrededor de 6.500  son únicas en el mundo y también por eso están en peligro de extinción. Además, uno de los principales atractivos es la presencia destacada del Pau Brasil (Palo de Brasil), árbol nacional que encontraron en abundancia los portugueses cuando descubrieron estas tierras.

 

Otra de las plantas más características son las Palmeras Imperiales, que reciben este nombre porque su primer ejemplar, llevado a Brasil por el botánico Luiz Vieria da Silva, fue un regalo del naturalista a la familia imperial. El príncipe D. Joao fue el encargado de plantar aquella palmera en 1809. Aquel ejemplar murió en 1972 fulminado por un rayo, pero todos los ejemplares de esta especie que crecen en el jardín son descendientes de éste.

 

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Palo de Brasil

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Floresta selvática


Además, el Jardín Botánico tiene diversas salas de orquídeas, que forman uno de los orquidearios más espectaculares de toda Sudamérica con más de 1.000 variedades de especies tropicales, un cactario, un bromelario y una colección de plantas carnívoras. También hay zona zona selvática de floresta o mata atlántica,  una formación vegetal que nace en el litoral brasileño y que es uno de los tipos de selva tropical más amenazados del globo, pues su superficie ha quedado extremadamente reducida a pocos fragmentos, en su mayoría discontinuos, a causa de su desforestación producida en el siglo XX. El jardín también es conocido por cultivar una especie de nenúfar, el Victoria amazonica, el más grande del mundo.

 

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Victoria amazonica

Además de su riqueza vegetal, el Jardín Botánico de Rio de Janeiro es también un gran reservorio de especies animales. Se calcula que lo habitan unas 140 especies de aves entre las que se destacan el Tucan ramphastos y Penelope obscura.

Revista de divulgación científica del Jardí Botànic de la Universitat de València.
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