ERNST HAECKEL, ENTRE LA EVOLUCIÓN HUMANA Y LA ECONOMÍA
La investigación y la especulación hicieron que el biólogo alemán Ernst Haeckel se adentrara en el fascinante universo de la evolución humana. Durante esas investigaciones se percató de la necesidad de crear un neologismo que definiera las relaciones entre los seres vivos y sus hábitats. Es así como nació la ecología.
Uno de los científicos más destacados del Alemania de principios fue el biólogo Johannes Peter Müller, conocido por sus contribuciones en el campo de la fisiología humana. Müller destacó por sus estudios sobre la voz, el habla y el oído, y por su definición de las propiedades físico-químicas del sistema linfático y la sangre. El año 1830, Müller obtuvo la cátedra de anatomía en la Universidad Humboldt de Berlín, donde empezó a impartir clases. Poco imaginaba entonces este profesor que uno de los alumnos que le escuchaba desde la butaca se convertiría en uno de sus mejores colaboradores, en su sucesor y, a la larga, en uno de los biólogos más importantes de historia de la ciencia.
El joven del que hablamos era Ernst Haeckel que entonces era un estudiante de medicina más. Pero a aquel chico nacido en Postman, una pequeña localidad al lado del río Havel, no solamente le interesaba la ciencia en el sentido más puro de la palabra. Al contrario que muchos de sus colegas, Haeckel también amaba la filosofía y desde siempre había manifestado notables aptitudes artísticas. De hecho, a lo largo de su carrera realizó un millar de grabados sobre naturaleza, ampliamente reconocidos, partiendo de los numerosos esbozos y acuarelas que trazaba durante sus viajes y estudios. Muchos de ellos fueron incluidos en la obra Kunstformen der Natur y litografiados por Adolf Giltsch.
Volviendo al nacimiento de Haeckel como científico, fue su amor por la ciencia, las humanidades y el arte el que le hizo leer y conocer a todo tipo de estudiosos, de Darwin a Goethe, pasando por Lamarck. Su transversalidad formativa le permitió observar el mundo desde una perspectiva diferente y más amplia, y destacar en uno de los campos más complejos y vastos de la ciencia, el que hablaba del hombre, de su origen y de su evolución.
Difusor de las ideas de Darwin
A nivel académico, Ernst Haeckel se formó para ser médico, pero acabados sus estudios en Berlín solicitó una plaza como ayudante de zoología y anatomía del profesor Carl Gegenbaur, que ocupaba la cátedra de anatomía en la Universidad de Jena. Desde esta pequeña ciudad situada entre bosques y grandes montañas Haeckel se convirtió en el principal defensor y difusor de la Teoría de la Evolución de Darwin en Alemania. Pero, a pesar de que Haeckel se consideraba a si mismo como un fiel evolucionista, sus teorías se alejaban ligeramente de los postulados darwinistas. Y es que para el alemán la selección natural olvidaba el factor del azar tan presente en el texto de Darwin.
Un joven Ernst Haeckel (izquierda) en las Islas Canarias con su asistente Miklucho-Maclay en 1867
En este sentido Haeckel describió una serie de teorías en las cuales reconocía que simios y humanos tenían un origen común, y que los segundos tendríamos que haber nacido de un especie intermedia al que bautizó como “hombre-simio”. Quizás no iba desencaminado porque en 1891 uno de los alumnos de Haeckel, Eugène Dubois, se desplazó hasta la Isla de Java, a Indonesia, en busca de restos de aquel que era nexo entre simios y humanos, del eslabón perdido. Encontró un fragmento de cráneo y un fémur fosilizados, que en aquel momento se denominó como el Hombre de Java o Pithecanthropus erectus. Con el paso de los años estos restos se atribuyeron a un homínido el Homo erectus que, efectivamente, pudo participar en el proceso evolutivo del Homo sapiens, nuestra especie. Un campo muy controvertido el de la evolución humana, en el que todavía queda mucho para descubrir.
En el campo de la investigación científica Ernst Haeckel destacó en la embriología, una disciplina muy poco desarrollada a finales del s. XIX. De hecho, se considera a Haeckel como el principal integrador de la anatomía y la embriología en la teoría evolutiva. Gracias a sus conocimientos en este campo, Haeckel desarrolló La Teoría de la gastrea, donde hablaba de un hipotético organismo desarrollado en el periodo embrionario que sirve como canal de alimentación y que sería un posible tronco común entre diferentes animales, lo cual justificaría la teoría de evolución de las especies.
La evolución del hombre según Haeckel. El punto inicial sería la célula (raíces) y el final, coronando el árbol, el hombre. En las ramificaciones, el resto de seres
Siguiendo las enseñanzas de Johannes Peter Müller, Ernst Haeckel también desarrolló la hoy desacreditada Teoría de la Recapitulación, el principio de la cual asegura que los embriones en los vertebrados superiores pasan por las mismas fases de desarrollo, o según dice la propia teoría, que “la filogenia (estudio de las relaciones evolutivas entre diferentes grupos de organismos) está contenida en la ontogenia (desarrollo de un organismo, desde el óvulo fertilizado hasta su formación y estructuración adulta)“. En este sentido hay que decir que la figura de Haeckel estuvo rodeada de cierta polémica puesto que sus estudios en el campo de la zoología se consideraban a medio camino entre la investigación y la especulación debido a su intento de conciliar en su cosmovisión religión y ciencia. Prueba de esto es su obra Die Weltrüthsel (1899), de inspiración monista, que dividió en secciones de antropología, psicología, cosmología y teología, y que causó gran controversia en la comunidad científica.
Monismo y Ecología
Como vemos, Haeckel siempre estuvo cegado en la busca de justificación de la Teoría de la Evolución, así hacia ella se orientó también su vertiente más filosófica. Desde este punto de vista podemos definir a Haeckel como monista, y dentro de este corriendo situarlo en el monismo materialista, que tiene en filósofos como Demócrito o Diderot sus principales antecedentes. Según esta corriente de pensamiento el Universo está constituido por una sola causa primigenia que al final se reduce, en última instancia, a la material. Haeckel siempre defendió que todos los organismos, tanto animales como plantas u organismos unicelulares procedían de una sola forma ancestral, la célula. Esta era, según Haeckel, la evidencia más clara que la Evolución Humana era una realidad.
En el que sí tuvo gran éxito y aceptación Haeckel fue a establecer relaciones claras entre los seres vivos y su entorno. Es así como nació el término ecología, en los principios de la cual se basan prácticamente todos los estudios biológicos actuales. La palabra ecología fue propuesta por Ernst Haeckel en 1869 para aludir a la interdependencia y solidaridad entre seres vivos y medio ambiente. Cómo en otras ocasiones, para crear este neologismo Haeckel recurrió al griego. “Ecología” etimológicamente quiere decir “estudio de la casa”, en referencia a la Tierra, porque aunque es cierto que otras ciencias habían tomado nuestro planeta como objeto de estudio, Haeckel es quién lo hizo por primera vez hablando de ella como “nuestro hogar”.
Para Haeckel la concepción ecológica integra la Tierra como una gran casa y los seres vivos como sus ocupantes. La importancia que tienen para la ecología las relaciones entre las diferentes especies hizo que esta ciencia se diferenciara pronto otros estudios y que se convirtiera en una disciplina global, integradora otros como las Ciencias Sociales o las Geociencias.