El pionero Joan Plaça
¡Seguimos con los personajes históricos! Hoy, un Catedrático de Botánica, Joan Plaça, que da nombre a nuestro auditorio y que implantó el primer huerto de simples.
Un espacio para conferencias, mesas redondas, música o cine. Un lugar donde la botánica crece y diversifica sus ramas, donde la ciencia se vuelve ecléctica. El auditorio Joan Plaza está comunicado internamente con el Jardín y tiene un aforo de 220 personas.
Último concierto de Domisol Sisters en el auditorio Joan Plaça
Muchos son los actos que allí se celebran pero además, el Jardín ofrece la posibilidad de alquilarlo a usuarios ajenos al Jardín o la Universidad. Te dejamos el enlace aquí para que te informes de las tarifas y además, un resumen de los próximos conciertos, tanto del Ciclo de Jazz, como los Conciertos de Otoño de 2014 como el enlace a la información del concierto de The Jaguars, el próximo 21 de noviembre.
Huerto de simples
Explicar la historia de Joan Plaza requiere explicar qué es un huerto de simples. Este concepto nació en la Italia renacentista como complemento práctico para los estudiantes de medicina que tenían a su alcance, todo un botiquín vegetal.
Retrato de Joan Plaça, anónimo, Museu de Belles Arts San Pius V, Valencia
Joan Plaza, fue la causa de la existencia del primer Huerto de Simples en Valencia cuando los magistrados de la ciudad le nombraron Catedrático de Hierbas. No hay mucha información de aquel huerto pero, pasadas unas décadas, en 1661, el profesores de medicina y los boticarios de la ciudad reclamaron la creación de un huerto de Simples, que finalmente se estableció en la calle Sagunto.
Fue corresponsal del botánico flamenco Charles de Léscluse (Carolus Clusius) a quien mostró el primer aguacate aclimatado en Europa (Persea americana) y la pita, también aclimatada por primera vez (Agave americana, denominada, entonces, “hilo y aguja”, puesto que de ella se obtenían hilos y estaba cubierta de epsinas). Tampoco se tiene información de su labor docente, sólo han quedado un par de notas de sus alumnos en las que se aprecia el alto nivel de sus lecciones.
La amistad con Clusius
El viaje con Carolus Clusius duró un año y surgió la amistad entre los dos botánicos, de la que, por desgracia, no se conserva la correspondencia. Mostró plantas propias de nuestro territorio como Hemerocallis valentina, hoy denominado Pancratium maritimum L. o lirio mar, que florece escondido entre las dunas de El Saler y desprende un aroma dulce. Además, las semillas del lirio mar son negras y se asemejan mucho al carbón, pero además, flotan.
Pancratium maritimum. Imagen de FlickR
Si os gusta escudriñar, el nombramiento de Joan Plaza como Catedrático de Hierbas está en Archivo Municipal de Valencia, pero, el Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero (Universitat de València – CSIC) tiene la versión online. ¿Habéis visto qué fácil? Haz clic y viaja al 1567. Las obras de Clusius son la mejor ventana a la botánica renacentista valenciana y las plantas de mayor interés que Plaza había recolectado y dibujado por tierras valencianas están recogidas en la obra de Clusius Rariorum aliquot stirpium por hispanias observatarum Historia.
Uno de los discípulos de Plaza fue su sucesor, Jaime Honorato Pomar, que estableció una buena y productiva relación con Felipe II, a quien enviaba árboles y plantas de La Albufera. El rey supo agradecerle el envío con una colección de pinturas que constituyen el Códice Pomar, guardado en la Biblioteca de la Universidad de Valènica. Con el tiempo y el prestigio logrados, Pomar se trasladó a Madrid para ejercer de médico herbolari. En definitiva, ejercer el legado de un gran profesor.
Ha clic en la imagen y leer el artículo dedicado a Carles Pau en Espores. Imagen de FlickR
Otros son los botánicos que completan la historia de aquel primer huerto de simples hasta el actual Jardín Botánico y que dan nombre a espacios y colecciones distintas del jardín a las que dedicaremos unas líneas más adelante. La figura de Joan Plaza pone en valor la innovación y la constancia, la paciencia y los descubrimientos. Recordarlo es “sentar cátedra”.
