Nancy, donde la ornamentación floral urbana se hace arte
En la región de la Lorena una ciudad destaca por sus jardines, el cuidado medioambiental y el buen gusto por la decoración vegetal urbana. Con la festividad de San Fiacre, patrón de los jardineros, se produce una auténtica eclosión decorativa tanto en la catedral como en el parque urbano de la Pépinière o la decoración efímera de su monumental plaza Stanislas.
Cuando transitamos por las carreteras francesas un curioso cartel nos sorprende a la entrada de pueblos y ciudades. El cartel anuncia el grado que ostentan en un curioso ranking: las Villes Fleuries. Mediante una clasificación de una a cuatro flores nos indican la cantidad y calidad de los espacios verdes urbanos. En la región de Lorena numerosas localidades poseen una alta calificación paisajística. Dos singulares ciudades vertebran la zona, Nancy y Metz, ambas con la máxima calificación medioambiental.
La ciudad de Metz cuenta con un imponente casco antiguo medieval, y su catedral es uno de los más impresionantes templos góticos de la cristiandad. Sus numerosas vidrieras que tamizan la luz dan un aspecto de levedad al espacio y constituyen un auténtico catálogo artístico del último milenio. Vidrieras de época medieval, barrocas o las más vanguardistas realizadas por Chagall componen un espectacular escenario lumínico en un edificio ligero que se eleva hasta lo imposible. La ciudad se sitúa en la margen de un caudaloso río en cuya isla central se encuentra el Palacio de la Ópera.
El edificio se abre a una explanada con un jardín que se transforma según las estaciones. Su decoración trasciende la jardinería convirtiendo lo que no deja de ser un seto central en una obra artística por los significados que incorpora en la disposición ornamental.
Río arriba, el pequeño puerto fluvial urbano es otra muestra del buen gusto lorenés por el cuidado medioambiental y la decoración floral. Las vallas que rodean los pantalanes se convierten en soporte de los maceteros repletos de flores de brillantes colores. En los remansos de agua que se forman en los canales entre los barcos amarrados flotan los nenúfares.
Muy próxima está la región de la Alsacia que cuenta con muchas villas ornamentadas. También sus principales ciudades Estrasburgo y Colmar son muestra de ello. Algunas pequeñas poblaciones de la famosa Ruta de los vinos de Alsacia poseen la máxima calificación, cuatro flores. En todos estos pueblos podemos observar cómo las autoridades y los vecinos, en un empeño común, cuidan la ornamentación de la localidad. Ventanas adornadas con maceteros en los que flores de múltiples colores están primorosamente cuidadas. El mobiliario urbano y las zonas verdes están preparados para ser adornados con las distintas variedades de plantas según la temporada. Asimismo, los huertos urbanos juegan con verduras y hortalizas, componiendo útiles jardines privados en las parcelas de las viviendas. Cualquier lugar común como el foso de la muralla es cultivado por los vecinos, siempre combinando sus plantas de manera ornamental.
Ciudad de Colmar, en Alsacia (Francia)
Volviendo de nuevo a la Lorena, Nancy se distingue por su cuidada ornamentación floral urbana. Situada al noroeste de Francia, en el margen izquierdo del Meurthe, cerca de su confluencia con el Mosela y en el canal que enlaza el Marne con el Rin, se integra en las rutas históricas tanto terrestres como fluviales. La ciudad cuenta con una de las más bellas plazas barrocas europeas, la plaza Stanislas, que formando conjunto con la plaza de la Carrière y la plaza de la Alliance fueron declaradas por la Unesco en 1983 Patrimonio de la Humanidad. Lorena fue erigida en ducado en 1048, y un siglo después Nancy se convierte en su capital. Durante el siglo XVI, Lorena desempeña un papel político y religioso considerable.
Entre sus edificios más antiguos destacan el Palacio Ducal y Basílica de Saint Epvre de estilo gótico. El duque Carlos III crea la Ciudad Nueva (actual ciudad vieja), y en 1737 Estanislao Lesczinski, rey destronado de Polonia, recibe el ducado de Lorena. En Nancy, se realizan obras de urbanismo y arquitectura uniendo las zonas antigua y nueva de la ciudad, en particular la plaza Real, llamada plaza Stanislas, dedicada a Luis XV.
Plaza Stanislas
Su morfología urbana se articula en torno a tres plazas contiguas en el corazón de Nancy. El alineamiento de dos de ellas forma una larga perspectiva (500m) en la que un Arco de Triunfo enlaza las plazas dando armonía al conjunto. Los elementos del paisaje urbano se remontan al siglo XVIII, la arquitectura de las plazas es barroca con fuentes y estatuas de inspiración clásica. Unas rejas de hierro forjado, realzadas con oro, de estilo grutesco, complementan el rico decorado de los conjuntos urbanísticos y arquitectónicos.
Nancy posee un importante patrimonio botánico, un legado que cultiva y que da a la ciudad una enorme diversidad y riqueza. La ciudad está repleta de parques y jardines, cuenta con 22.000 árboles, y 125 espacios verdes que ocupan una superficie de 12.000m², que complementan 1524 centros de flores y jardineras.
En pleno centro de Nancy se encuentra el Parque de la Pépinière. Desde 1765, durante el gobierno de Estanislao, concebido como Vivero Real, bordeaba las murallas de la ciudad. Compuesto por 16 parcelas de cultivo, sus árboles servían para repoblar las rutas de la Lorena. En 1835 se rehabilita como parque público pero conservando el trazado inicial, siendo un verdadero pulmón verde de la ciudad, que invita al paseo y al ocio en sus extensas zonas ajardinadas abiertas al público. También de la misma época es el Jardín Dominique Alexandre Godron, fundado en 1758 es el primer jardín botánico de Nancy, pero en 1993 las colecciones se trasladan a un emplazamiento más amplio, el jardín botánico de Montet. En la actualidad, el jardín, continuando con su vocación pedagógica, muestra al público colecciones hortícolas de plantas etiquetadas destinadas a la ornamentación floral de los jardines de la ciudad.
Además de este patrimonio botánico, Nancy incrementa sus espacios verdes con jardines efímeros que varían en función de la época del año. Prueba de ello es la insignia de la ciudad, la Plaza Stanislas, que únicamente tiene como elementos fijos varios maceteros que acotan las terrazas de hostelería, y dependiendo de la estación incorpora nuevos elementos. Por ejemplo, para celebrar la entrada del otoño se adorna con todo tipo de frutos y hortalizas organizados en jardineras que se combinan con otros elementos en construcciones de gran creatividad. Por supuesto, las calabazas ocupan un lugar privilegiado en la decoración otoñal de la plaza.
El diseño de la ornamentación sigue la tradición barroca de los jardines efímeros creando espacios botánicos o zonas de recogimiento. La plaza nos demuestra el gusto francés por la horticultura y el aprovechamiento de las zonas verdes con composiciones armoniosas de flores y hortalizas que convierten los huertos en una auténtica ornamentación. Pero sin duda hay un momento del año que resulta especialmente señalado, el 6 de septiembre, que es la festividad de San Fiacre, patrón de los jardineros.
Justo en la catedral de Nancy, un edificio barroco cuya construcción se inició en 1700, cuenta en la basílica con una capilla dedicada al patrón de los jardineros, y la cofradía del santo celebra la festividad adornando la catedral con plantas y composiciones realizadas con todo tipo de verduras, hortalizas y frutos otoñales. Un auténtico espectáculo de colorido que nos sorprende por los aromas naturales de los frutos.