Jardines submarinos
La decoración de acuarios se ha convertido en todo un arte, pequeños ecosistemas acuáticos donde podemos crear bosques a medida para nuestros peces. Pero al igual que el resto de los jardines requieren de cuidados especiales y habrá que tener en cuenta diferentes factores a la hora de seleccionar las especies vegetales más adecuadas.
En las profundidades de nuestros acuarios podemos recrear paisajes de todo tipos, desde aquellos que emulan las perdidas aguas caribeñas en las cuales un barco naufragó con su botín del nuevo mundo hasta los que recrean las tranquilas aguas del Mediterráneo, pobladas de restos arqueológicos de las civilizaciones más antiguas. Y es que la decoración de los acuarios refleja siempre los gustos de su propietario dentro de la amplia gama de posibilidades decorativas que hay, con jarras y piezas de orfebrería y cerámica, plantas y algas artificiales y naturales, troncos, piedras, rocas y minerales y todo tipos de elementos que puedan servir para crear nuestro particular fondo marino o de agua dulce.
Pero en el caso de las plantas de acuario, cumplen una función muy importante que va más allá de la faceta decorativa. Sirven por ejemplo como escondrijo para los peces o como refugio para las hembras, que huyen así del constante acoso de los machos en un espacio reducido. Por supuesto, las plantas también tienen una función biológica muy importante aportando al agua oxígeno y eliminando CO2, lo cual ayuda a oxigenar y limpiar el agua de los deshechos expulsados por los peces.
Por eso es importante saber qué plantas son las que mejor se van a adaptar a tu acuario dependiente de su tamaño, el lugar donde esté situado y de la temperatura del agua, además de adquirir unas nociones básicas de cómo cuidarlas sobre todo cuando empiezan su vida dentro del acuario.
¿Qué plantas elijo para mi acuario?
A la hora de elegir las plantas que van a vivir en nuestro acuario tenemos que tener en cuenta que van a cumplir una función importante para la vida de nuestros peces así que habrá que anteponer el bienestar de los mismos a la faceta decorativa que puedan tener en nuestro acuario.
Por muy decorativas que sean, las plantas artificiales no pueden aportarnos oxígeno y por eso es preferible que la mayoría de las plantas sean naturales. Las variedades son muchas, así que buscando bien podremos conseguir combinaciones que aporten ambas cosas, decoración y calidad de vida para los habitantes de nuestro acuario.
Es muy importante apostar por especies óptimas que sepamos que sobrevivirán cubiertas por agua y no se pudrirán. En todo caso, existen especies de todo tipo, plantas que viven totalmente sumergidas (Ceratophyllum spp., Utricularia spp.), otras que desarrollan las hojas y raíces dentro del agua pero que florecen fuera (Sagittaria spp, Vallisneria spp), algunas flotantes pero con raíces que se fijan al sustrato (Nuphar spp, Nymphoides spp) y muchas más combinaciones.
Otro de los factores importantes es el suelo, ya que aunque en los acuarios la tierra no sirve como fuente de alimento para las plantas, que se alimentan únicamente por las hojas, sí es indispensable para su sujeción. Por eso es imprescindible que en el suelo del acuario tenga de 6 a 8 cm de arena. Las plantas llamadas “fijas” tienen que introducirse con las raíces cortas, puesto que en el agua crecerán rápido como forma de adaptación al medio. Por otro lado, encontraremos otro tipo de plantas denominadas “flotantes” que no necesitarán adherirse al suelo para vivir pero que tendremos que vigilar para que no ocupen toda la superficie.
Respecto a la luz, muchas de las especies acuáticas son capaces de sobrevivir con la iluminación especial que traen los acuarios y en cuanto a la temperatura también jugará un papel importante a la hora de elegir plantas de corte más tropical para aquellos acuarios de agua templada o plantas fijas más grandes en tamaño, que normalmente corresponden a acuarios de agua fría.
Musgos, los reyes del acuario
Posiblemente los musgos, los briófitos, son las especies que más se piden a la hora de crear el paisaje vegetal de los acuarios. Tienen la ventaja de requerir pocos cuidados y se adaptan muy bien al medio acuático. Además, cumplen a la perfección su labor como creadores de un medio seguro para hembras y alevines, que pueden resguardarse en él, especialmente si hablamos de las especies más densas.
Entre los musgos más utilizados en acuarios destaca el musgo de Java (Taxiphyllum barbieri) que se carcateriza por sus hojas pequeñas y aplastadas distribuidas entre sus múltiples ramificaciones. Puede adherirse a troncos y piedras, donde sirve de tapiz, o vivir en ramas, así que podemos situarlo en cualquier parte del acuario. Normalmente el musgo de Java tiende a acumular restos, por lo que si no hay alguna especie que lo limpie hay que tener cuidado y limpiarlo periódicamente con agua templada.
Taxiphyllum barbieri
Otras plantas comunes de los acuarios son las pertenecientes al género Fissidens donde encontramos especies con hojas dentadas, de ahí su nombre latino (fissilis, que tiende a dividirse, y densi, que significa diente). La más popular de todas ellas es la Fissidens fontanus muy apreciada por los acuariófilos y que destaca por su forma aplanada. Procedente de Taiwán la Fissidens fontanus se agarra a piedras y raíces con mucha fuerza, así que no se desprenderá con facilidad. Además, es de crecimiento lento, lo que garantiza que no hay que cambiarla tan a menudo.
Y otros musgos que podemos reconocer fácilmente en peceras y acuarios es el Willow moss (Frontinalis antipyretica) que destaca por su frondosidad. Su nombre científico significa “contra el fuego” puesto que en el Reino Unido se usaba tradicionalmente para prevenir los fuegos forestales por la gran cantidad de agua era capaz de albergar y por su gran distribución en los ríos cercanos. No tenemos que confundirla con la Flame moss (musgo de llama) cuyas ramas no crecen hacia los laterales sino hacia arriba y así gana más altura.
Fissidens fontanus
Frontinalis antipyretica
Musgo de llama
Saliéndonos de los musgos, existen otras plantas similares que pueden cumplir la misma función tapizante y quizás sean algo más decorativas. La Riccia fluitans es una planta acuática muy densa que se utiliza para cubrir troncos, rocas y pareces. Su absorción de CO2 se ve fácilmente porque burbujea oxígeno. Si tenemos pescados que nadan bajo o rozando el suelo no es conveniente ponerla en nuestro acuario porque los peces tienden a romper este tapizado y encontraremos continuamente hojas flotando en el agua.
A pesar de ser una planta más delicada y exigente en cuanto a agua y suelo, la belleza de la Aponogeton madagascariensis hace que también sea muy solicitada por los acuaristas. Se caracteriza por tener hojas en forma de rejilla de color verde a rojizo. Se reproduce por semillas o esquejes y se recomienda colocarla en el acuario como una planta solitaria. Igual de bonita y mucho más resistente es otra planta del mismo género, la Aponogeton ulvaceus, vistosa por sus grandes hojas de color verde pálido. Esta especie no requiere suelos ricos pero si que necesita más espacio para poder crecer con todo su potencial.
Riccia fluitans
Aponogeton madagascariensis
Los helechos también tienen su lugar en los acuarios, como por ejemplo el helecho de Sumatra (Ceratopteris thalictroides) ampliamente utilizada por su versatilidad ya que puede funcionar como planta flotante o adhiriendo sus raíces al sustrato. Y de un tamaño mucho más reducido encontramos la famosa Azolla caroliniana. Este pequeño helecho flotante es muy bonito y muy empleado por su capacidad para fijar el nitrógeno debido a la simbiosis que establece con una cianobacteria. Pero también por su eficiente función tapizante que impide el crecimiento de algas al acuario.
Arzolla caroliniana
Precisamente esta capacidad unida a su rápido creciemiento es la que la ha llevado a ser catalogada como planta invasora peligrosa en nuestro país y por eso está prohibida su utilización en los medios naturales. Así, desde Espores os recomendamos que os informéis bien sobre las plantas que vais a utilizar en vuestro acuario y que no sean peligrosas para nuestros ecosistemas, toda precaución es poca.