Un rastro molesto
Ser detective requiere pericia, discreción y buena vista pero también un olfato muy afinado. Pero, ¿por qué? ¿Se huelen las pistas? Las que hoy seguiremos sí, pero mala suerte, no todo el monte es orégano, también hay excrementos.
A pesar de que el otoño cubre con una alfombra de hojas el suelo bosque, este esconde pistas y huellas, os enseñaré cómo buscar con la nariz. Hablamos de coprología.
Guías para la identificación de rastros. Imagen de www.ediciones-omega.es
No quiero daros repelús antes de comer pero la coprología es una materia que aporta mucha información sobre la movilidad de las especies y su comportamiento. Y no sólo de los seres hoy vivos, sino también de los que lo estuvieron, porque los excrementos fósiles son una ventana abierta al pasado.
Los excrementos hablan
Cuando el médico solicita un análisis fecal no ponemos caras raras, ¿por qué lo hacemos cuando un científico estudia los excrementos de otras especies? Los excrementos nos informan de los hábitos alimentarios de los animales y dependiendo de su estructura podemos saber con bastante detalle el tipo de dieta.
Paja forrajera. Imagen de FlickR
Los excrementos de los carnívoros son parecidos a los de los humanos omnívoros, que obviaremos describir. Entonces, ¿hay diferencias? ¿Quién no ha visto nunca un excremento de caballo? Los herbívoros producen deposiciones muy fibrosas, de hecho, en muchas de ellas se aprecia la paja que han ingerido. En cambio, el caso de las vacas es distinto: a pesar de seguir un dieta estrictamente vegetariana, no presentan esta textura puesto que su proceso digestivo es mucho más eficiente gracias a los cuatro estómagos y a la elevada población de bacterias.
La composición es la fuente de información más obvia pero la distribución de las deposiciones aporta muchos datos sobre el comportamiento de los organismos. Obviamente, un excremento solitario es consecuencia de una actividad individual, pero, ¿cómo quedan los caminos tras el paso de un rebaño de ovejas? No hay que ser Sherlock para inferir que el rastro no es de una sola oveja sino de muchas.
Oro de color dudoso
Por otro lado, el tamaño del excremento nos indica la edad del animal, de forma que, si vemos dos excrementos iguales pero de diferente tamaño, quizás sean de una madre y su cachorro. El caso más extremo de acumulación de materia fecal ha supuesto un gran negocio durante mucho tiempo, el guano.
Bandada de estorninos. Imagen de FlickR
Antes de dormir, las bandadas de estorninos se reúnen en un pre-dormitorio, que puede ser el conjunto de copas de los árboles de un jardín donde depositan sus excrementos con un elevadísimo contenido en fosfatos y sustancias nitrogenadas. Gracias a esta composición han sido empleados como fertilizante en agricultura. Si tienes la mala suerte de haber aparcado el coche bajo el pre-dormitorio, ya sabes que te tocará lavarlo y buscar otro lugar donde dejarlo.
Dime qué (…) y te diré quién eres
Voy a enseñaros a reconocer algunos excrementos de parvulario de coprología. El primero es el conejo. Si miramos la imagen con atención no será necesario que os explique mucho más, además, sobre la nieve se ven muy bien las huellas.
El segundo ejemplo, también sobre nieve, es un excremento de urogallo, no muy común pero inconfundible, porque cambia de color radicalmente y pasa de negro a blanco al recorrerlo con la mirada de extremo a extremo. Además, en la imagen, se aprecia un charco amarillo sobre la nieve, posiblemente de algún mamífero que intentó acabar con el rastro olfativo del ave orinando sobre él.
Urogallo. Imagen de FlickR
Excremento de urogallo
Los excrementos de los zorros, por ejemplo, son alargados y peludos y en el caso de los tejones blandos y repletos de frutos y semillas que no han sido digeridos por completo. En muchas ocasiones los animales son el vehículo para la dispersión de las semillas (endozoocoria) y en otros casos, el tratamiento digestivo es un requisito para la germinación.
Por otro lado, hay excrementos que lo parecen pero no lo son, nos mienten. Hablamos de las egagrópilas: bolas fibrosas formadas de restos de plumas, huesos, piedras y pelos que algunas aves de rapiña regurgitan.
Disección de una egagrópila. Imagen de FlickR
Tras dedicar el artículo de hoy a pistas malolientes, me gustaría mandar un mensaje de ánimo y renovado respecto a todos los científicos dedicados a la coprología. Nunca veía el momento adecuado para hablar de ellos puesto que las plantas no dejan estos rastros.
Imagen de cabecera de FlickR
