CALOR DE PLANTA
Hace unas décadas los investigadores se dieron cuenta que no sólo los animales producimos calor como consecuencia del metabolismo sino que algunas plantas, dentro de sus posibilidades, también lo hacen. ¿Podremos ahorrar en calefacción este invierno si metemos las plantas del balcón al salón de casa?
La fisiología animal es una parte de la biología que estudia el funcionamiento de los tejidos y es por eso, que explica cómo los animales usamos la energía para mantenernos vivos. Pero no todos los animales desprenden calor: pensemos en un pez o en una tortuga, por ejemplo, y comparémoslos con nosotros mismos o con cualquier mamífero o ave. ¿Por qué estamos calentitos?
¡Qué fiebre!
La temperatura de nuestro cuerpo es la consecuencia del metabolismo, un montón de reacciones químicas que usan y desprenden energía. Pero volvamos al duelo frío versus calor. Algunos animales, como es nuestro caso, mantenemos la temperatura corporal constante, tanto es así que cuando nos alejamos de los saludables 36º ó 37º nos ponemos enfermos. Por otro lado, ¿quién no ha visto una lagartija tomar el sol?
Este comportamiento es una adaptación a la imposibilidad de regulación térmica de los tejidos de manera, que para poder seguir con el día a día, los reptiles tienen que solaerse y esconderse bien durante la noche, cuando las temperaturas bajan, porque con el cuerpo frío no son capaces de huir de los depredadores. De este modo, la fisiología animal distingue entre animales endotérmicos, que generan su propia temperatura corporal y la mantienen constante (como nosotros) y los exotérmicos que dependen de fuentes de calor externas, como la bronceada lagartija. Pero, ¿qué relación tiene todo esto con las plantas?
¿Tienen fiebre las plantas?
Las plantan también dependen de las temperaturas del medio, por eso se distribuyen geográficamente según los diferentes ecosistemas, además, sus tejidos sufren las inclemencias del calor y del frío.
Philodendron selloum
¿Qué hacían unos fisiólogos animales de la Universidad de California poniendo termómetros a una inflorescencia? Por los años 70, el equipo de científicos de George A. Bartholomew se enteró por casualidad de las capacidades térmicas de una planta llamada Philodendron selloum, la inflorescencia de la cual desprendía calor y por eso, resultó tan interesante a este grupo de zoólogos que, rápidamente, diseñaron un experimento para dar una explicación a este fenómeno.
Pero, como en todas las investigaciones, fue necesario buscar en la bibliografía donde descubrieron que hacía 200 años, el naturalista Lamarck había descrito una planta que presentaba esta misma característica y que curiosamente, pertenecía a la familia de las aráceas (cómo Phillodendron selloum), integrada por plantas herbáceas, arbustivas o arborescentes y por lianas, de frutos en baya y con una inflorescencia llamada, técnicamente, espádice. Cómo sabemos que las descripciones botánicas son difíciles de imaginar, te invitamos a que visites las aráceas del género Philodendron que encontrarás en el Invernadero tropical y en el Umbráculo de nuestro Jardín.
Llenaron un laboratorio de plantas de esta especie y monitorizaron el ambiente manteniéndolo a 20 grados: con esta temperatura las inflorescencias conseguían aumentar 20 grados logrando los 40º. Pero a medida que hacía más frío en el laboratorio los científicos se dieron cuenta de que la temperatura en las planta se mantenía casi constante. Con 4 grados de temperatura exterior la inflorescencia mantenía 38 grados. ¡34 grados de diferencia! De forma que, no sólo producían calor sino que lo mantenían estable, como hacemos los mamíferos: eran plantas termorreguladoras.
Pero Philodendron no estaba sola…
Pasados dos años, otro grupo de investigación descubría que la col fétida (Symplocarpus foetida) fundía la nieve circundante y al poco tiempo corrieron rumores de que la flor de loto (Nelumbo nucifera) también desprendía calor. Philodrendon no estaba sola y había que buscar una explicación para todas estas plantas: al aumentar la temperatura se volatizan sustancias que atraen los polinizadores pero también la planta los ayuda a obtener el calor necesario para volar. De una forma u otra, la planta es agradecida y ofrece recompensa a quien la poliniza.
Nelumbo lucifera. Imagen de www.wikipedia.es
Las investigaciones concluyeron con la disección de la inflorescencia de P. selloum. El espádice está formado por tres tipos de flores así que con un sencillo trabajo de descarte se asignó la producción de calor a las flores masculinas estériles, las cuales tenían pequeños orificios (estomas) con los que intercambiar oxígeno con el exterior y activar la combustión de las sustancias energéticas encargadas de liberar calor.
Pero, ¿cómo sabe la planta cuando tiene que parar de producir calor? Cómo hemos dicho, a medida que los científicos californianos bajaban la temperatura del laboratorio, la aracia mantenía constante la suya aumentando la tasa de ingestión de oxígeno pero pasaba justo lo contrario al aumentar la temperatura ambiental, cuando el consumo de oxígeno se reducía notablemente. Esto encontró una explicación muy sencilla: los productos de las reacciones químicas calóricas se desactivan con la elevación de la temperatura, lo cual impide a la planta producir más, es decir, permite la termorregulación.
Monda del azafrán. Imagen de FlickR. Autor: gabillo
Para acabar, os dejaremos el ejemplo de una planta muy común en el interior de la península donde genera muchos beneficios económicos a quienes la cultivan: Crocus carpetanus, más conocida como azafrán. ¡Sí, el conocido y apreciado azafrán es una planta endotérmica! De este modo, sin ninguna gran inversión, se hizo un interesante descubrimiento: algunas plantas producen calor y además, lo regulan. ¿Qué diría Lamarck de haber podido leer estas explicaciones? Un estudio botánico protagonizado por zoólogos nos recuerda la importancia de la cooperación entre las disciplinas científicas. ¿Quién iba a pensar que alguien pondría un termómetro a una planta?