Biodiversidad en ambientes extremos
A pesar de la gran hostilidad aparente de algunos medios la vida siempre se abre paso y este es un buen ejemplo. Las nuevas especies de algas encontradas en el vertederos de basura urbanos tienen muy ocupados a los científicos. ¿Por qué son tan difíciles de identificar estas especies? ¿Qué aplicaciones tecnológicas tienen?
El fitoplancton es el grupo de organismos eucariotas más numeroso y diverso de la Tierra. Su rendimiento fotosintético es el más importante de los seres vivos, incluso mayor que el de las plantas. Dentro de este inmenso grupo encontramos las microalgas, unos organismos unicelulares ubicuos gracias a un metabolismo tan adaptable que les permite vivir en todo tipo de ambientes y condiciones adversas.
Pero, a pesar de su simplicidad, identificarlas y clasificarlas se convierte en una tarea ardua ya que son pocas las características en las que podemos fijarnos. Además, durante el ciclo biológico muchas microalgas adoptan formas reproductoras diversas que hace que se confundan con otras especies.
¿Cómo conocieron en Coelastrella?
Coelastrella es una de las algas identificadas. Gracias a la microscopía electrónica de barrido los científicos han observado unas estrías que atraviesan longitudinalmente la superficie celular, uno de los caracteres específicos del grupo. Este rasgo junto con el análisis molecular ha concluido que se trata de una especie antes descrita.
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Pero los vertederos urbanos son ambientes con características muy hostiles tales como pH extremos, presencia de metales pesados y otras sustancias tóxicas derivadas de procesos de degradación. Y es por esa misma razón que se convierten en una oportunidad para los biotecnólogos ya que, entre los residuos sólidos de una ciudad pueden encontrar microalgas con características metabólicas inusuales.
David Suárez Montes, Liliana Griego y Rico Ordás, José Manuel son los encargados de esta investigación y forman parte del Departamento de Biología de Organismos y Sistemas de la Universidad de Oviedo. Las muestras fueron recogidas en un vertedero adscrito al concejo asturiano de Serín donde, debido a las lluvias abundantes, se forman balsas superficiales que resultan el caldo de cultivo de las microalgas.
Las muestras para este estudio fueron recogidas en un vertedero donde se forman balsas superficiales que resultan el caldo de cultivo de las microalgas
Aparte de estudiar las características taxonómicas de las diferentes especies, el equipo de David Suárez analiza los rasgos físico-químicos de las balsas lo que les ha permitido saber que la biodiversidad es muy elevada en ambientes hostiles. El uso de las microalgas va desde la biomedicina hasta la captura de CO2.
Vertederos también en el océanos
Una parte muy importante de los plásticos que usamos en nuestro día a día va a parar al mar donde flotan transportados por las corrientes marinas y los vientos. Pero estos son sólo la cara más visible del problema ya que muchos se hunden y se depositan en el fondo de los océanos. Así, se originan formaciones de sustratos artificiales que son aprovechados por las comunidades bentónicas donde son colonizados con facilidad ya que ofrecen asentamiento y protección.
Una parte muy importante de los plásticos que usamos en nuestro día a día va a parar al mar donde flotan transportados por las corrientes marinas y los vientos
De esta manera, se crean diferentes microhábitats que van cambiando según se van adhiriendo nuevos organismos; primero se asientan bacterias y microalgas que forman biofilms sobre el sustrato artificial y crean un hábitat apropiado en el que pueden instalarse algas multicelulares y diferentes invertebrados, entre ellos poliquetos, briozoos, cnidarios, bivalvos, ascidias, esponjas, cirrípedos y gasterópodos.
Pero, el hecho de que diferentes formas de vida se originan sobre estos materiales no nos debe hacer pensar que no son nocivos. De hecho, esta colonización provoca una alteración en el equilibrio natural de las comunidades bentónicas.
Un caso extraordinario, Archaeoglobus fulgidus
El perclorato, una molécula muy energética que se emplea en la fabricación de explosivos y combustibles para cohetes, constituye una fuente de alimentación para algunos arqueas. Uno de estos organismos es Archaeoglobus fulgidus que crecen en las fumarolas hidrotermales del fondo oceánico y es la primera arquea conocida que se alimenta de perclorato, aunque ya se sabía de otros microorganismo que lo hacían.
Se han encontrado abundantes depósitos de perclorato en Marte, sustancia que sirve de fuente de alimentación a algunos microorganismos
Algunas bacterias utilizan la misma estrategia e incluso producen una enzima especial que les ayuda a descomponer con rapidez el clorito resultante (que de otro modo resultaría perjudicial para las células). Tal reacción da lugar a oxígeno como producto secundario. A. fulgidus, que no puede tolerar el oxígeno, utiliza compuestos de azufre que se encuentran presentes en los ambientes donde vive.
A. fulgidus quizás corresponda a una forma de vida primitiva en la Tierra que habría surgido antes de la aparición de la fotosíntesis. Cuando las algas hicieron aumentar la concentración de oxígeno en la atmósfera, los antepasados de la arquea habrían visto obligados a «escapar» hacia las zonas más oscuras, profundas y calientes del planeta. También se han encontrado abundantes depósitos de perclorato en Marte. Lo que hace pensar que esta sustancia, tóxica para los humanos, sirve de fuente de alimentación a algunos microorganismos.