Botánica del mes: Isabel Mateu
Es el turno de la actual directora del Jardín Botánico, cuando está próxima a cumplir ocho años en este cargo. En un día a día que no es fácil y en el que, a pesar de hacerse cargo de un pequeño paraíso, hay tareas rutinaria, también hay sitio para la ilusión. Hablamos de combinar la docencia y la investigación, de su trabajo en biosistemática, de los cambios que ha sufrido la profesión, y de alguna que otra anécdota.
¿Cuánto tiempo hace que trabajas en el botànic?
7 años, aunque llevo 42 trabajando en Botánica.
¿Por qué te dedicaste a la botánica?
Porque la investigación siempre fue un ideal para mí y, ya en segundo de carrera, entré a colaborar con D. Vicente Alcober cuando pidió alumnos internos. En esa época, la escasez de medios y de personal era tal que tenía que recurrir a los alumnos para hacer las preparaciones que luego se enseñaban en prácticas. Por otra parte, descubrí la Botánica cuando di el primer curso de esa asignatura en segundo de carrera. Entonces no se estudiaba nada sobre plantas en Bachillerato y, para mí, oír hablar de ciclos vitales, de formas de reproducción completamente diferentes a las de animales y tantas otras cosas, me abrieron un mundo desconocido y fascinante.
¿En qué consiste tu trabajo?
Mi trabajo, como el de todos los profesores universitarios, tiene dos aspectos igualmente importantes, uno es la docencia y el otro es la investigación. Si la pregunta se refiere a la investigación, mi trabajo se centra en la Biosistemática de plantas, es decir, delimitar grupos taxonómicos y conocer la variabilidad de cada uno, así como las relaciones de parentesco entre ellos utilizando todo tipo de caracteres, desde los morfológicos a los moleculares pasando por otros muchos (cariológicos, polínicos, anatómicos, reproductives, etc.). Colateralmente, aunque no de menor importancia, se abordan aspectos relativos a la conservación de especies amenazadas y otros aplicados en agricultura, contaminación, conservación, etc.
¿Cómo es la situación laboral?
Mi situación laboral personal es la deseable por los jóvenes porque soy funcionaria, pero no así el aspecto de la investigación ya que, evidentemente, los recortes de los últimos años se han traducido en una baja enorme de recursos y, sobre todo, de personal, que es siempre el aspecto que más limita la investigación. Los recortes han sido brutales y la investigación, en líneas generales, se ha resentido y particularmente en Botánica, porque muchas de las líneas de trabajo no son consideradas punteras.
¿Ha cambiado tu trabajo con los años?
Muchísimo. En las clases hemos pasado de los apuntes pasados a ciclostil a las presentacions en Power Point con todo lujo de fotografías y animaciones, pasando por un largo etc. En cuanto a la investigación, el desarrollo de nuevas técnicas, principalmente las moleculares, pero también las de microscopía electrónica o análisis de imagen, por ejemplo, han supuesto una necesidad continua de puesta al día y de hacer estancias en otros centros para aprender las técnicas, su aplicación y la interpretación de los resultados. Por otra parte, es necesario disponer de servicios de apoyo a la investigación, como el SCIE, donde disponemos desde invernaderos a microscopios electrónicos, servicio de secuenciación, etc. Esto es una herramienta de primer orden para desarrollar una buena investigación con medios que requieren de personal especializado que, por tanto, ningún Departamento o Facultad puede permitirse sino que ha de ser la Universidad la que los ponga a disposición de los investigadores.
¿Qué herramentas necesitas para hacer tu trabajo?
El trabajo en Biosistemática requiere un gama muy amplia de medios y técnicas, desde vehículo todo terreno para el campo, ordenadores, provistos de una larga lista de software, libros y revisión continua de la bibliografía y, claro, un laboratorio que disponga de los medios utilizados para la observación de los caracteres clásicos (macro y micro-morfológicos, anatómicos, cariológicos, polínicos…), como son microscopios ópticos, lupas binoculares, microtomos, etc., junto a las técnicas necesarias para estudiar esos caracteres. Pero, actualmente, es imprescindible utilizar técnicas de Biología Molecular, más complejas técnicamente, y que requieren un equipamiento mucho más caro, también, además de que, para interpretar los datos, es imprescindible manejar una gran variedad de programas informáticos.
Todo esto además de ir al campo a recoger la planta o, lo que es más complicado, las semillas, para cultivar las plantas en invernadero. Así que mis herramientas son laboratorio y campo, o sea, bata y bota.
¿Trabajas sola o en compañia?
Trabajo formando parte de un equipo. Actualmente no es posible conseguir proyectos si no es en grupo pero, además, la variedad de técnicas y de software necesario para manejar los datos, hace imposible trabajar de otra manera.
Cuéntanos una anécdota
Son muchos años y hay unas cuantas pero puestos a elegir, después de meses de trabajo para conseguir mitosis con los cromosomas separados para poder contarlos, por fin, una mañana, después de hacer varias preparaciones, sale una con mitosis estupendas. Me fui a casa satisfecha y contenta pero, cuando volví, al día siguiente, la preparación estaba partida en dos. La causa fue que el director de mi trabajo, tan entusiasmado o más que yo, quiso volver a verla esa tarde y, al subir la pletina del microscopio, la partió. Afortunadamente se pudo aprovechar y a esa le siguieron otras muchas buenas mitosis.
¿Cuál es la habilidad imprescindible para hacer tu trabajo?
Para las clases hace falta empatía con los alumnos para comprender que lo que yo llevo años explicando, ellos lo oyen por primera vez, y que todos los profesores pensamos que nuestra asignatura es la más importante pero ellos las han de aprobar todas.
Para la investigación mucha paciencia. Muchos piensan que en el laboratorio se aplican recetas de cocina que salen siempre, pero el trabajo real es muy diferente. Se presentan muchos problemas y pueden pasar semanas pensando, probando y repitiendo hasta resolverlos. Para mí la parte más agradable del trabajo es la de campo, aunque muchas veces es agotador físicamente.
¿Qué salvarías de tu despacho en caso de incendio?
El ordenador porque tiene toda la información y los datos. En mi despacho no tengo equipamiento ni bibliografía que no pueda encontrarse en las bibliotecas.
Dínos, la parte más fastidiosa de tu trabajo y la más gratificante
Ahora mismo, como directora del Jardín Botánico, lo más aburrido y pesado es firmar documentos. La más agradable, bajar al jardín, ver que hay plantas nuevas, que está bien cuidado y que los visitantes lo disfrutan.
¿No serás alérgica a alguna planta?
Al polen no, afortunadamente, porque durante años he trabajado en Palinología. No puedo comer kiwi y la berenjena, en menor grado, también me produce alergia.
¿Cómo animarías a los actuales estudiantes de biología para que se dedicatan a tu professión?
La investigación requiere de una gran vocación y fuerza de voluntad para superar las muchísimas dificultades que conlleva, pero dar respuesta a una pregunta, crear información que sirva para resolver dudas, ver que tu trabajo aporta datos que sirven para interpretar grupos conflictivos o para establecer la situación de amenaza de una especie y aplicarlos a la gestión de este tipo de plantas, es muy creativo y yo diría que muy adictivo, también.
¿Qué época de la botánica te hubiera gustado vivr?
Me gusta la actual porque hay grandes retos y disponemos de herramientas para resolverlos que nunca han estado disponibles.
¿Cuál es la primera cosa que haces al entrar en tu despacho?
Conectar el ordenador y, una vez arranca, abrir el correo electrónico.
Imagina que tienes tanto presupuesto como quieras… ¿Qué harías?
Dos cosas, contratar personal joven, muy preparado en especialidades complementarias para formar un buen equipo y, por otra parte, viajar a muchos sitios para recoger material y ver las plantes en su medio, cosa fundamental para comprenderlas y poder interpretar los grupos y las relaciones que existen entre ellos.