Botánica del mes: Sara Mira
Sara Mira llegó a la botánica a través de la biología celular vegetal, atraída no tanto por la belleza de las plantas, sino por el espectáculo de las células vegetales observadas con el microscopio. Esta investigadora y profesora en la Universidad Politécnica de Madrid es nuestra botánica del mes en la revista Espores del Jardí Botànic de la Universitat de València.
¿Qué te atrajo de la botánica?
La curiosidad por saber más de un tema que, de manera habitual, estaba relegado en los distintos niveles educativos. Siempre me gustó la materia de biología pero, generalmente, estaba muy centrada en contenidos del reino animal y esa carencia me despertó muchas ganas de saber más de la biología vegetal. Más tarde, estudiando la Licenciatura de Biología, tuve la suerte de tener una profesora de histología vegetal, Ana Ibars, que transmitía todo el entusiasmo posible por la materia. Así que me aproximé a la botánica a través de la biología celular vegetal, en un camino probablemente contrario al de muchas otras investigadoras, pero que creo que tiene toda la lógica: si las plantas son bonitas, las células vegetales al microscopio me parecen todo un espectáculo.
¿Nos podrías resumir tu trayectoria profesional?
Me licencié en Biología en la Universitat de València y realicé mi tesis doctoral entre la E.T.S.I. Agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid y el Jardí Botànic de la Universitat de València en conservación de semillas. He trabajado en dos proyectos europeos relacionados con la conservación de semillas y los bancos de germoplasma, Genmedoc y Ensconet; así como en el Banco de Semillas del Jardín Botánico de Olarizu (Vitoria), y he colaborado con distintos centros de investigación internacionales. Actualmente soy profesora en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas (anteriormente E.T.S.I. Agrónomos y E.U.I.T. Agrícola) de la Universidad Politécnica de Madrid.
¿En qué consiste tu trabajo?
Mi interés científico reside en la biología de semillas, más específicamente en la comprensión de los procesos implicados en la germinación y el envejecimiento de semillas. Mi trayectoria integra la ciencia básica con las aplicaciones tanto en biología de la conservación como en agronomía, poniendo el foco en conocer en profundidad los mecanismos de envejecimiento de semillas con el objetivo de optimizar los protocolos de conservación para mejorar su propagación. Trabajo tanto con especies silvestres como de interés agronómico o forestal, desarrollando protocolos de germinación, de conservación y de monitorización de la calidad de semillas almacenadas con el objetivo último de optimizar los protocolos de producción vegetal.
De tu especlidad, la biologia de semillas, ¿qué te interesó?
La idea de qué una estructura celular sea capaz de sobrevivir incluso en condiciones extremas durante largos periodos de tiempo es fascinante. Conocer en profundidad qué procesos biológicos permiten esa longevidad es un reto continuo.
¿Estás orgullosa de haber participado en algún proyecto en especial?
He trabajado en dos proyectos europeos relacionados con la conservación de semillas y los bancos de germoplasma, como investigadora predoctoral en Genmedoc y posdoctoral en Ensconet. Estos proyectos me permitieron tener una visión global del estado de la conservación de recursos fitogenéticos a nivel europeo, conocer distintas instituciones, comparar protocolos y crear redes internacionales de trabajo. Creo que este tipo de redes internacionales son fundamentales para conectar instituciones que trabajan en conservación de plantas.
¿Cómo piensas que ha cambiado tu trabajo con los años?
El cambio a nivel tecnológico es obvio y se produce a una velocidad tremenda, con la aparición constante de nuevas técnicas y procesos. Sin embargo, el cambio no sólo es tecnológico, sino también la investigación actual pasa necesariamente por el trabajo en grupo, la multidisciplinariedad y la internacionalización. Actualmente, y gracias tanto a que se favorece la financiación de proyectos donde distintos grupos trabajan en coordinación como a la mayor facilidad de las comunicaciones, se promueve establecer colaboraciones en distintos ámbitos y abordar los problemas con enfoques diversos.
¿Cuál es la parte más desagradable de tu trabajo y la más gratificante?
Trabajar en investigación científica implica que numerosos proyectos o experimentos no salgan como una espera, los errores son habituales y hay que acostumbrarse a la frustración. Sin embargo, al mismo tiempo esto supone un reto continuo en un día a día poco rutinario que es de lo más gratificante
¿Qué relación tienes con el Jardí Botànic UV?
Como estudiante de licenciatura estuve varios años colaborando en el laboratorio de histología vegetal con Ana Ibars y más tarde trabajé en el Banco de Semillas con Elena Estrelles, donde realicé parte de mi tesis doctoral. Es una institución con la comparto mucha afinidad e intereses y con la que espero continuar mi colaboración muchos años.
En el ámbito de la docencia, ¿qué destacarías como más relevante?
Creo que es importante formar profesionales con conocimientos amplios tanto aplicados como básicos que les permitan adaptarse en un mundo en constante cambio, y al mismo tiempo con una visión científica crítica que les permitan sacar sus propias conclusiones y soluciones a los problemas que se les presenten. Todo ello además debe ir unido a un compromiso para la mejora de la sociedad y de nuestro entorno.
¿Qué papel tiene la divulgación?
La divulgación científica está dando un salto enorme en España en los últimos años, con cada vez más agencias de comunicación centradas en temas científicos. Su papel en un mundo cada vez más complejo es fundamental para poder transmitir el conocimiento que se genera en los centros de investigación. En los próximos años me gustaría ver como ese interés por todo lo que tiene que ver con la ciencia crece, de manera que fuera cada vez más habitual encontrar información científica tanto en prensa como en redes sociales.
¿Cómo animarías a los actuales estudiantes de biología a que se dedicasen a lo mismo que tú?
Me parece que dos cualidades indispensables actualmente para un estudiante son la perseverancia y la flexibilidad. Uno de los aspectos positivos de los estudios de Biología actuales es la proliferación de títulos: hay muchos caminos académicos para llegar a obtener una formación que te permita desarrollarte profesionalmente.
¿Qué herramientas necesitas para tu trabajo?
Hay partes de mi trabajo en germinación y longevidad de semillas que, aunque precisan de conocimientos técnicos complejos, pueden desarrollarse con recursos materiales sencillos y asequibles. Por ejemplo, mi interés en la biología de semillas incluye el desarrollo de estudios de germinación en especies problemáticas con el objetivo último de optimizar sus protocolos de propagación. Estos resultados tienen una aplicación práctica permitiendo a los productores de planta con los que colaboramos caracterizar los lotes de semillas y mejorar los protocolos de propagación de la especie. Para hacer estos estudios de germinación de semillas sólo sería necesario un material donde germinar las semillas (tierra, papel de filtro, etc) y una cámara que pueda mantener las condiciones de luz y temperatura necesarias. Es una infraestructura sencilla que permite profundizar mucho en el conocimiento de una especie vegetal.
¿Y la habilidad imprescindible?
Creo que la perseverancia y la capacidad de resolución de problemas son dos cualidades muy necesarias para el día a día en la investigación. Por ejemplo, poner a punto una técnica de laboratorio puede ser un proceso muy frustrante donde día tras día te vayas a casa sin resultados porque aparecen problemas nuevos que tienes que afrontar.
¿A qué botánico o botánica le habría gustado conocer en persona?
No es estrictamente botánica, pero me hubiera gustado conocer a Lynn Margulis, una científica que hizo avances conceptuales fundamentales en la biología y de la que hasta hace poco prácticamente no se hablaba en las aulas de Biología. Aunque su figura ha sido reconocida en los últimos años con distintas jornadas dedicadas a ella, su contribución ha sido tan grande que aún queda mucho por escuchar de ella.