10 preguntas verdes a… Mathies Muñoz
Y de pronto en espores una cara muy conocida, y es que el periodista Mathies Muñoz ha entrado en nuestras casas dándonos las noticias, con magazines matinales, retransmitiendo actos, ¡e incluso viajando al siglo XIII para vivir en directo la conquista de Balansiya por el rey Jaume I! Además, ahora nos acompaña todos los días con su equipo de “La via verda”, una apuesta televisiva que recorre la Comunidad y nos habla de meteorología, del mundo rural, de nuestros pueblos, y de contenidos científicos y ambientales de máxima importancia. Su lugar en el mundo, lo confesó en un reportaje, sería Cullera, porque los veranos de nuestra infancia y nuestra juventud marcan, y porque ver salir y ponerse el sol en la orilla del mar no se paga con dinero. Aún así, como buen hijo de la huerta, tiene recuerdos con su abuelo entre hortalizas y alguna que otra cicatriz de guerra. Hablamos de verde con él, un tema que domina, por mucho que diga que la parte botánica se le resiste. Si seduce al público como lo hace, ¿cómo creer que no le funciona con las plantas?
Abres los ojos por la mañana y la primera cosa verde que ves es…
Es un regalo de cumpleaños… y está mal decirlo, pero ¡se trata de una planta artificial! No tengo muy buena fama como jardinero ‘fiel’ y mis amigos me regalaron una ‘maravillosa’ imitación de bambú. Es la única no natural en casa. Cuando me levanto de la cama, la segunda cosa verde es una sansevieria. Y esta sí pide agua.
Un lugar verde al que ibas de pequeño
Recuerdo especialmente el campo de naranjos del abuelo. Él era agricultor y muchas tardes al acabar la escuela le acompañaba subido a la vespino hasta las afueras del pueblo, a trabajar. Bueno, el trabajo era para él. Yo me dedicaba a hacer trastadas y un día lo pagué caro… ¡caí de cabeza en la acequia! Una semana de paracetamol.
¿Cuál es la última planta que has matado?
¡Una colección de más de 20 cactus! Y hasta ahí puedo leer. Siguiente pregunta, por favor.
Herbero, romero en la paella, infusión de tomillo, llicsons… di tu planta gastronómica preferida
De gastrónomo tengo poco, por no decir nada… ¡cocina de supervivencia! Y esa limitación entre los fogones, también es hace extensiva a las especias. Pecando de ignorante, el orégano es mi comodín. Me vale tanto para sazonar un plato de pasta, como una ensalada, una tortilla ¡o una paella! Por qué llamarlo aberración, ¡cuando puede sonar a innovación!
Confiésanos tu pecado insostenible
Si lo hiciera, tendría que entonar el mea culpa al inicio de cada programa. Solo diré que mi casa es muy pequeña, la cocina minúscula y los cubos de la basura casi ridículos. Reciclaje sí, pero con límites (espaciales, en este caso).
Un olor vegetal que odies y uno que te fascine
Que levante la mano quien soporta el brécol cocido. Desde el punto de vista nutricional será excelente, pero el mal olor que deja en casa hace que te lo pienses dos veces. En el otro extremo está el eucalipto. Nada como llegar a casa, zarandear la planta en su jarrón de la mesa y perfumar así el comedor.
¿Cómo te comunicas con tus plantas? ¿Les hablas, les cantas, por Whatsapp?
Cantando, y parece que desafino bastante porque el feedback se traduce en más hojas muertas.
¿Sabes subir a un árbol?
El problema más grave no sería subir, ¡sería bajar! Con la falta de equilibrio que sufro, ¡iría de cabeza! Lamentablemente, ni la acrobacia ni la gimnasia están entre mis fuertes.
Un paisaje que podría inspirar tu próximo proyecto periodístico
Cualquier vía verde.
Buscador de setas, cuidador de bonsáis, florista, explorador, recolector de semillas… ¿qué te gustaría ser de mayor?
Más simple que todo eso. Aspiro a ser un jardinero ‘fiel’. Me ‘planto’ siendo una persona organizada que sepa cuándo y cómo regar las plantas, cómo cuidar de ellas y no morir en el intento. Ni ellas, ni yo.