El Festival de Cine ‘Trees and seas’
Este festival internacional de cine y activismo donde las películas echan raíces y las acciones crean olas, inunda el Jardín Botánico de la mano de Emilio Beladiez, uno de nuestros bloggers más activistas. Como director europeo del ONG Plastic Oceans, promotora del proyecto, nos cuenta los detalles de esta cuarta edición, que estrena participación española y que pretende concienciar y movilizar en torno a la protección del medio ambiente a través del cine.
El pasado 22 de septiembre de este año se celebró, por primera vez en España, el festival internacional de cine y activismo Trees and Seas. Y el Jardí Botànic de la Universitat de València, como un auténtico bosque urbano que promueve la conservación, investigación, educación y cultura en torno al mundo vegetal, se convirtió en el mejor escenario para celebrarlo.
Una iniciativa diferente organizada por Plastic Oceans que fusiona cine y activismo ambiental, para reflexionar, debatir y encontrar nuevas propuestas y soluciones en *quest sentido. Más de 40 ciudades diferentes repartidas por todo el mundo participando de manera simultánea en la proyección de 30 películas, para concienciar sobre problemas globales a través de problemas locales, e inspirar un cambio positivo.
Cambio Climático, conservación, divulgación científica, estudio del comportamiento animal, comprensión y puesta en valor de los ecosistemas, impacto en la comunidad, personas y natura… muchas y variadas son las temáticas e iniciativas que se presentan a este festival que ya va por su cuarta edición, pero siempre con un nexo en común, llevar a la acción. Y es que Trees and Seas va más allá de los festivales de cine tradicionales conectando a cineastas, ambientalistas y comunidades para movilizar y fomentar la participación en esfuerzos de sostenibilidad en el día a día de las personas.
Fomentar y entender la sostenibilidad
Con la mirada puesta en la naturaleza y para atraer al mayor número de personas al contexto de la sostenibilidad y la economía circular, además de visualizar las películas seleccionadas, los asistentes pudieron disfrutar también de interesantes talleres y un mercadillo de productos.
Con “Diseñando nuevas relaciones”, del estudio Monnou, se pudo analizar las relaciones que existen en torno a un producto que resultaba próximo a los participantes, como una bolsa de plástico, para identificar oportunidades de mejora de sus impactos y oportunidades de innovación que podrían desarrollarse y llevarse a la realidad.
También participó Sirope Lab con su “Muestrario dinámico de Biomateriales” creando un espacio interactivo donde explorar y aprender sobre diferentes biomateriales y su potencial para sustituir los plásticos tradicionales. Además, se hicieron ejercicios de reflexión que invitaron a los participantes a pensar críticamente sobre su consumo de plástico y considerar alternativas más sostenibles.
En el mismo espacio que los talleres se celebraba un mercadillo de productos alternativos que apuestan por el consumo responsable, con cosmética natural, moda upcycling y artesanía con materiales que promueven la reutilización, hasta ilustradoras locales. También participaron asociaciones como BIOagradables, Youth Climate Save, Ambiens y Alianza per la Solidaridad, ofreciendo voluntariados, proyectos y cursos con temáticas muy interesantes, y la Iniciativa Legislativa Popular “No es mi Cultura”, recogiendo firmas para quitarle a la tauromaquia la protección de Patrimonio Cultural en España.
Películas que echan raíces y acciones que crean olas
Pero el plato fuerte del evento fueron los cortos que se proyectaron en las instalaciones del Jardí Botànic. De entre las diferentes propuestas que se presentaron al festival a nivel internacional, dos fueron las elegidas para Valencia.
La primera, Since the Spill (desde el derrame), que se proyectó en el Auditorio Joan Plaça, se centraba en el impacto ambiental, económico y social que el derrame de la plataforma petrolífera Deepwater horizon causó en el Golfo de México, narrando de primera mano algunos de los problemas que tiene que hacer frente la comunidad local, siete años después del accidente, y mostrando la devastación ecológica producida en un área que, de momento, sigue sin recuperarse por completo.
Una película en la que el director, Declan Lighthouse, nos invitaba a participar en los debates vitales que rodean la justicia ambiental y abrazar, al mismo tiempo, el poder de la narración de historias y de la acción colectiva para impulsar un cambio positivo para nuestro planeta.
Más tarde, en el Umbracle del Botànic, nos unimos a la causa de Casey Camp-Horinek, en “Water has a memory”. Una proyección de Lush Cosmetics que narra la lucha de esta matriarca y embajadora ambiental de la cultura Ponca contra los gigantes de la industria petrolera para defender los derechos de los indígenas y la justicia ambiental. Una muy buena oportunidad para aprender de su sabiduría ancestral y de su compromiso con la protección de la Tierra para las futuras generaciones.
Después de cada sesión se abrió paso a un debate donde el público compartió algunas reflexiones muy interesantes. Se discutió sobre la responsabilidad de los gobiernos en los accidentes ambientales como los vertidos de crudo en las costas, teniendo en cuenta que en el Golfo de Valencia ha habido un incidente reciente también, aunque nada comparable al gran desastre ambiental que originó la explosión y hundimiento de la petrolífera Deepwater Horizon en el Golfo de México en 2010, retratado en el documental Since The Spill y que provocó el vertido de petróleo más importante de la historia. También se comentó, esta vez en el segundo documental, la desconexión de las personas que viven en las sociedades más occidentales con la naturaleza. Algunas personas discutieron que no serían capaces de sacrificar ciertos avances y comodidades de nuestro tiempo para reducir nuestro impacto en el planeta, mientras que otras defendían que sí era posible y que, de hecho, es necesario.
“Personas y naturaleza”, un vínculo que debemos restablecer y que llevó a Water has memory a ser premiado por el jurado del festival, junto a otras quince películas más. El resto de los galardonados y las categorías se puede consultar en treesandseasfilmfestival.com
La música también nos acompañó durante toda la jornada con The Clitorians, un colectivo de mujeres DJ que fusiona el sonido tropical con el latin jazz y un poco de rhythm and blues. Y como broche de oro escuchamos a Elena Játiva con su banda al completo presentando su último EP “Los Ecos”, compuesto por cuatro canciones en las que la autora ha reflejado de forma sutil, pero contundente, el proceso de recuperación de los trastornos de salud mental y el inherente dolor existencial que se atraviesa mientras tanto. Un proyecto emotivo que hiló perfectamente con el trasfondo de reflexión socio-ambiental que empapaba el ambiente.
¿Y ahora qué?
Casi 200 personas pasaron por este festival y se impregnaron de mensajes de conservación, de activismo y de esperanza. El feedback recibido ha sido mayormente positivo puesto que la gente disfrutó del mercadillo por su variedad de temáticas, de los cortos por su llamada a la acción y a la responsabilidad, y de la música por su pasión y puesta en escena.
Pero esto no acaba aquí… en Trees and seas “cada historia conduce a la acción, cada entrada es un compromiso con el planeta y tu presencia es una promesa de participación”. Un modelo de activismo cinematográfico que defiende Plastic Oceans Europa y que pretende poner a disposición de las comunidades locales, ya que promueven protocolos para organizar vuestros propios eventos de proyección documental y debate.
La educación, la ciencia, el activismo y la gobernanza juegan un papel fundamental para la misión de esta ONG que, además de Trees and seas, lleva a cabo numerosos proyectos para acabar con la contaminación de plásticos en nuestros océanos y fomentar comunidades sostenibles. Iniciativas que podéis descubrir en su web y redes sociales y a las que os invito a participar como voluntarios/as y pasar a la acción ¡Sumaros al cambio, os esperamos!