Inspiración natural con velas y plantas
Vuelven los DIY de Baladre Crafting Creativity pero esta vez con el fin de fundirnos como la cera. Y es que, este mes de julio aprenderemos a hacer nuestras propias velas decoradas con motivos vegetales, pero también a aromatizarlas para crear ambientes florales en nuestra casa o jardín. Venga, haz de tus cenas en la terraza auténticas veladas.
Verdad que las noches de verano pueden ser mucho más evocadoras y relajantes con unas velas encendidas mientras tomamos algo bien fresquito. Y es que seguro que en algún rincón de tu casa podemos encontrar alguna que te han regalado o has comprado como elemento decorativo o por su fragancia, pero ¿te atreverías a hacerlas tú? Venga, que son muy sencillas de realizar y las plantas en este tema también tienen mucho que decir ¿lo sabías? ¡te lo cuento todo en el post de este mes! Pero antes, veamos algunas curiosidades sobre este producto.
Usos de las velas en la historia
Según parece, la vela más viejita que se haya usado data de la época romana, durante el siglo I d.C., y estaba hecha de una mezcla de sebo, un extracto de origen vegetal insípido e incoloro, y grasa animal. De hecho, como todos los elementos eran orgánicos, en momentos de guerra, los soldados hambrientos no dudaban en comer velas para alimentarse cuando escaseaban los víveres. Una tradición que siguió manteniéndose siglos después y que se extendió mucho entre los guardianes de los faros en Inglaterra, ya que también solían quedarse aislados y sin comida.
Pero hablemos de su principal función, dar luz. Hasta hace bien poco se usaban para iluminar las casas, los teatros, los hospitales o cualquier tipo de estancia, pero todo cambió cuando entró a escena el queroseno y luego la electricidad. Fue a partir de aquel momento cuando las velas comenzaron a tener otro objetivo: dar calidez y aromatizar nuestros hogares al mismo tiempo.
Hoy en día se han convertido principalmente en un objeto de decoración en muchas casas, de hecho ni siquiera las encendemos cuando se nos corta la luz, para eso encendemos la linterna del móvil y listo, ¿a que sí? Sin embargo siempre nos encantan sus formas, colores y olores variados y recurrimos a ellas para generar un ambiente más íntimo o para aromatizar cualquier estancia. Y ahí es donde nos encontramos nosotros justo ahora, dándole al handmade y al crafting para tener unas velas la mar de bonitas. ¡Manos a la obra!
La cera, nuestra materia prima
Empecemos por la básico, la cera. La más conocida es la de origen animal, es decir, el material que las abejas melíferas (Apis melifera) utilizan para construir los panales. En concreto son las obreras jóvenes, las que tienen de 12 a 18 días de edad, las que segregan la cera en foma líquida a través unas glándulas abdominales y que, al entrar en contacto con el aire, se endurece formando pequeñas perlitas de 2mm en la parte inferior del insecto.
Después, con sus patas las llevan a la boca, las mastican y luego las usan para construir los alvéolos hexagonales o celdas de sus panales donde conservan la miel y el polen, proporcionando ese característico color amarillo a la cera; después, la reina deposita en ellos sus huevos y las nuevas abejas se crían en su interior. Un proceso colectivo y minucioso que sólo puede iniciarse en la oscuridad (la luz inhibe la producción de la cera) y que necesita además de una temperatura de 33 a 36ºC en el interior de la colmena, además de costoso, ya que se calcula que tardan aproximadamente 4 minutos en procesar cada gota.
Así que a partir de ahora cuando tengas una vela de cera de abeja entre tus manos, considérala un auténtico tesoro artesanal y más aún si tenemos en cuenta que las abejas están en peligro de extinción. Por cierto, firma aquí si quieres participar en la campaña que greenpeace ha emprendido para evitar su desaparición en España.
Por todo ésto, la producción de cera de abeja a nivel industrial resulta bastante complicada y cara, y es ahí donde entra la parafina. Un material de origen mineral con el que se fabrican muchas de las velas que podemos encontrar en los comercios. Se trata de una mezcla de hidrocarburos saturados derivados del petróleo, es sólida a temperatura ambiente, de color blanco semitransparente e inolora.
Podemos adquirirla fácilmente en forma de planchas, perlas o gel y su temperatura de fusión oscila entre los 50º y los 80ºC, así que se derrite sin mucho esfuerzo y su manipulación es muy sencilla. Además podemos teñirla con diversos colorantes y así personalizar las velas con el color que más nos guste. Sin embargo, estamos hablando de un producto poco sostenible ya que proviene de un combustible fósil.
¡Así que os propongo una alternativa totalmente vegetal! Velas a base de cera de soja. Sí, como lo oyes. La cera de soja se extrae a partir de la hidrogenación del aceite de soja, por tanto proviene de un material renovable, además es de color crema, por lo que se puede teñir, y emite un 90% menos de hollín que las velas a base de parafina. Además, duran más tiempo y tienen un punto de fusión menor (40-45º), reduciendo el riesgo de quemaduras, y es soluble en agua, por lo que podemos limpiarla fácilmente de textiles y muebles.
Y si te preocupa no encontrarla en mercado, ¡al contrario!. Estamos hablando de un producto que fue inventado por el estadounidense Michael Richards en los años 90 cuando trataba de encontrar una alternativa más barata a la cera de abeja para fabricar velas ¡y voilà! de origen natural e igual de económica que la parafina. Así que elige la opción que más te guste y pongámonos con los DIY.
Con un toque botánico mucho mejor
En este primer DIY podemos utilizar flores recogidas y prensadas por nosotros mismos o comprarlas ya preparadas. La parte buena de comprarlas es que ya vienen prensadas, secas y teñidas, pero si eres de los míos ¡preferirás hacer ese proceso con tus propias manos! La mayoría de las plantas conservan un color semejante al original si hacemos bien el proceso, la clave está en cambiar muchas veces el secante que utilicemos para absorber el agua que contiene la planta. Puedes comprarte un kit para prensarlas o fabricarte uno con elementos comunes que todos tenemos en casa. ¡te cuento!
Para fragmentos pequeños, colocaremos la hoja o flor dentro de una hoja de periódico y en el medio de un libro de gordo. Para facilitar el prensado podemos poner dos o tres libros más encima del que contiene la muestra. Después, una vez al día durante una semana, iremos cambiando el periódico (el secante más habitual) que contiene la muestra para ir retirando la humedad. Para muestras más grandes podemos confeccionar una prensa casera con dos maderas de 1 cm o más de grosor y una cinta de no retorno. En este caso colocaremos la muestra vegetal en el interior de una hoja de periódico y pondremos arriba y debajo de esa hoja 2 o 3. Después, cerraremos la prensa, apretaremos al máximo y lo mismo que antes, cambiaremos todos los días los periódicos durante una semana.
Si haces todo ésto, conseguirás unos tonos muy parecidos a los de la planta viva, además intenta utilizar hojas o flores que tengan una estructura tridimensional demasiado compleja, por ejemplo, las de romero, lavanda, violeta, entre otras. Si aún así quieres teñirlas, puedes hacer lo siguiente. si las flores están secas, utiliza anilinas al agua. Sólo tienes que sumergir las partes vegetales en esta sustancia o pulverizarlas. Si prefieres teñirlas antes de dejarlas secar puedes poner la plantas en un jarrón con agua y anilina. Un experimento muy chulo para hacer con los peques de la casa, ¡van a alucinar!
Una vez ya tengas tus flores y hojas listas, ya podemos empezar con el DIY.
Necesitarás:
• Parafina o cera de soja. Descartamos la cera de abeja en este caso porque debe ser traslúcida para que se vean las flores
• Flores y hojas secas prensadas
• Espátula de metal o cuchara
• Cazos para baño María
Paso a paso:
1. Calentamos la cuchara o la espátula metálica. Ponemos las hojas o flores sobre la vela y aplicamos sobre ellas la espátula o cuchara. El calor hará que la cera de debajo se derrita lo suficiente como para fijar las flores a la vela.
2. Fundimos la cera al baño maría y sumergimos un segundo la vela en la cera sujetándola por la mecha. Podemos sumergirla dos o tres veces hasta tener una fina capa de cera protegiendo las flores.
Es importante que tengamos parafina fundida suficiente para cubrir la vela entera al sumergirla. Por ello es mejor usar cazos o latas estrechas y altas, para no tener que usar cantidades muy grandes de cera.
Si la bañamos más de la cuenta o la cera es opaca se pueden tapar las flores.
Es más cómodo sujetar la vela para bañarla si hemos tenido la precaución al hacerla de dejar la mecha larga.
3. Dejamos que se enfríe y cortamos la mecha si la habíamos dejado larga para agarrarla mejor en el baño. ¡Y terminada!
También hay esta otra opción que queda muy bonita pegando en la parte interior del recipiente las hojas o las flores y cuando estén bien pegadas derramar la cera líquida en su interior. De este modo las flores no se ven mezcladas con la cera, sino que se ven desde la parte externa. Pero claro, esta opción es solamente para velas que vayan en recipientes de cristal.
Así sería el paso a paso:
También pueden ser velas con flores en su interior de esta forma mezcla las flores y las hojas entre la cera, no se ven tan claras como en el anterior DIY, aquí se intuyen en el interior de la vela pero también me encanta.
Necesitas:
• Parafina o cera de soja. Debe ser traslúcida para no tapar las flores
• Un molde (o varios) para la forma que le quieras dar a tus velas
• Una cazuela para derretir la cera
• Una varilla sujetadora
• Un ramito de lavanda u otra planta aromática que prefieras
• Una espátula o cuchara de madera
• Pabilo (es donde se enciende la vela, se compra por metro y se introduce en el medio, dejando una parte sobresaliente para que sea más simple que arda)
Paso a paso:
1. Calienta la cera en el cazo, a fuego lento o moderado, para que se derrita bien. De nuevo una buena idea es hacerlo al baño maría (colocando un cazo más grande con agua e introduciendo en él el recipiente más pequeño con la cera) y remover con una espátula de madera. Estos elementos quedarán destinados a fabricar velas, ¡no los uses para cocinar! (salvo el cazo donde colocaste el agua). Otras opciones para fundir la cera es una bolsa de fundición que se sumerge en agua caliente. La idea es que la cera te quede líquida.
2. Cuando se haya enfriado un poco, echa los tallos de lavanda enteros si caben o si no desmenuza sus flores y mezclalo bien. Además, para realzar su olor puedes echar si quieres unas gotas de esencia natural de lavanda, pero no demasiada cantidad porque si no el aroma será muy fuerte.
3. Vierte la cera mezclada con las flores en los moldes que has elegido (también los puedes encontrar en casas especializadas). No te olvides de engrasar la base y las paredes del molde con una gotita de aceite de cocina. Deja una parte vacía del molde (llena hasta un 90%, aproximadamente)
4. Para fijar el pábilo a la vela tienes que atar un extremo de esta a la varilla sujetadora especial, donde está el orificio (es como una aguja grande) y pasar el otro extremo por el agujero del molde. Fija la mecha con el sellador y corta lo que sobre. Recuerda dejar un poco por encima de la vela, para poder luego encenderla.
5. Deja que se enfríe la cera. Este procedimiento te puede llevar varias horas, por lo menos cinco. Todo depende de varios factores, como puede ser el clima, la época del año, la humedad, la temperatura, etc. Es bueno que las mantengas en sitios frescos, donde no les dé el sol y, en lo posible, oscuros.
6. En el momento de desmoldar (cuando esté completamente solidificada la vela), da la vuelta al molde y da pequeños golpecitos con el dedo o un lápiz, para que se vaya quitando el aire y sola se desprenda del molde, sin necesidad de fuerza y para evitar que se rompa o quiebre la vela.
Si no tienes varilla sujetadora, puedes usar unas pinzas de tender la ropa de toda la vida o un poco de cinta adhesiva. El mismo papel hace, que es aguantar la vela mientras se enfría la cera.
Aromatiza tus velas
Cítricos, dulzones, místicos, frescos, profundos, intensos … muchos son los aromas con los que podemos conseguir que nuestras velas se conviertan en un objeto artesano todavía más especial. Como te decía antes, se pueden hacer velas aromáticas en ambos DIY, solo necesitarías añadir unas gotas de esencias. Normalmente, en los mismos sitios donde se compra la cera también podrás encontrarlas pero hay que tener en cuenta un par de cuestiones importantes a la hora de seleccionarlas. Lo primero, es saber si son de origen natural o de síntesis. Estas últimas suelen estar mezcladas con esencias naturales, pero siguen siendo sustancias químicas sintetizadas en un laboratorio que emulan el olor original que existe en la naturaleza, así que ¿por qué no utilizar mejor directamente esos aromas?
Las esencias extraidas de las plantas se conocen con el nombre de aceites esenciales, sustancias químicas complejas insolubles en agua y muy volátiles que son biosintetizadas por ellas para definir su huella aromática. Generalmente se obtienen a través de un proceso de destilación de las partes vegetales que contienen el aroma.
¡Y es que no siempre son las flores las que contienen el aroma! Puede estar en la corteza como el sándalo, en los rizomas como en el jengibre, en las hojas como en el eucalitpto, en los frutos como en el anís o en los cítricos y también en las flores como en la lavanda, el jazmín o la rosa, entre muchos otros. Además, lo bueno que también tienen estos aceites esenciales es que conservan las propiedades de las plantas.
Es decir, una esencia de síntesis que huele a citronella o romero conseguirá parecerse a su olor pero no será antibacteriano y ahuyentador de mosquitos como en la caso de la citronella ni te ayudará a tratar las infecciones respiratorias como en el caso del tomillo. Todo un mundo el de las propiedades terapéuticas de los aceites esenciales que podrás descubrir a través de la aromaterapia. Si te interesa en el Jardín Botánico de la Universidad de Valencia suelen hacer un par de cursos prácticos al año sobre esta materia así que éstate atento a sus actividades y apúntate.
¡Volviendo a nuestras velas! Una vez elegida la fragancia que más te guste, sólo tendrás que introducirla después de que se haya fundido la cera pero cuando ya no esté tan caliente. Recuerda, sólo unas gotas, sino será demasiado fuerte el olor.
Mi consejo
Cuando ya domines la técnica… ¡regala velas hechas por ti! Los detalles hechos a mano son muy bonitos, a la persona que recibe el regalo le llegan muchas cosas más que sólo que el regalo en sí, al fin y al cabo material. ¡Con una tela bonita o con una tarjeta quedarás de diez!
Además, puedes poner que son 100% artesanales e incluso 100% vegetales si te atreves con la acera de soja y si además utilizas mecha de algodón, pues mucho mejor. Y un toque para ser todavía más original, haz las velas en diferentes recipientes, no sólo de diferentes tamaños sino de diferentes formas. Dále rienda suelta a la imaginación ya que casi cualquier recipiente vale, por ejemplo una taza, una caja metálica de galletas o unas conchas. Harás velas únicas en recipientes únicos. ¡La originalidad también es parte de la creatividad!
¿No me digas que no te han entrado ganas de hacer alguna de estas velas tan rebonicas? Recuerda que todas las fotos e ideas (¡y mucho más!) las cuelgo en el tablero de Pinterest de ESPORES – Inspiración Natural