JULIO CALORERO LLENA DESPENSA Y GRANERO
Nuestras hortalizas también necesitan refrescarse con la llegada del verano y las altas temperaturas. Una época muy productiva en la huerta para disfrutar de los frutos del esfuerzo de los meses anteriores. Melones, tomates, calabacines, pimientos, berenjenas, y mucho más en la huerta del Jardín.
Llegó por fin el momento de disfrutar de las diferentes variedades de tomates que hemos plantado en la huerta del Botánico. Variedades tradicionales que ayudan a reflejar la gran biodiversidad agrícola que siempre ha caracterizado a la huerta valenciana. Tenemos tomates para todos los gustos, redondos y pequeños pero de sabor dulce como el “tomate centenares” que además es muy productivo (de ahí su nombre), más grandes, carnosos y aromáticos como el inconfundible “tomate valenciano” o más jugosos y sabrosos como “el pebre” un tomate de pera que se ha convertido en el rey de todas las catas organolépticas.
Variedad centenares en la huerta del Jardín
Tomate valenciano a la izquierda y pebrot a la izquierda
A pesar de tener una buena cosecha este año que podremos disfrutar a lo largo de todo el verano, hemos tenido algún que otro problema de plagas y virosis en las tomateras. En algunas de las variedades plantadas en el Jardín ha aparecido necrosamiento apical, una enfermedad fisiológica conocida comunmente por los agricultores como la enfermedad de la peseta, por las manchas de forma redondeada que aparecen en la parte apical del tomate.
En realidad estas zonas de pochedumbre son debidas a una deficiencia en calcio que puede tener numerosas causas. Para corregirlo utilizaremos algún tipo de compuesto rico en calcio para aplicar tanto por vía radical como foliar. Los tomates afectados no se recuperarán, pero las próximas floraciones no tendrán ese problema. Por otra parte, lo bueno de disponer de tantas variedades de tomate diferentes y cultivadas a la vez es que podemos hacer un estudio sobre cuales de ellas serán más resistentes al ataque de las plagas.
Y, aunque a esta alturas los tomates están acaparando la huerta del jardín, también podemos encontrar pimientos, calabacines, berenjenas y también melones, que también podremos saborear a lo largo de todo el verano. Además, en la zona de las industriales, disponemos de una pequeña plantación de quinoa que hemos llevado a cabo con motivo del año internacional de esta planta.
Esta planta, Chenopodium quinoa, está considerada como un pseudocereal ya que, aunque no pertenece a la família de las gramíneas que agrupa a los cereales, su alto contenido en almidón permite que sea usada habitualmente como tal. Su grano se puede tostar para después producir harina, cocerlo y añadirlo sin problema a la sopa, o incluso fermentarlo para fabricar cerveza, una bebida tradicional de la zona de los Andes en sudamérica. Pero además de con fines alimenticios también tiene aplicaciones cosméticas y numerosas propiedades medicinales, siendo utilizada en caso de hemorragias, abcesos y luxaciones.
Tareas en el huerto
Como hemos comentado, el verano es la estación de recolección por excelencia así que habrá que estar atentos e ir quitando los frutos maduros de las matas para que no le resten vigor a la planta e impidan el crecimiento de otros frutos. Pero además no debemos descuidar el riego, que tendrá que ser más abundante debido a la alta insolación de la época y que hará sufrir tanto a agricultores como a plantas.
Y si tienes algún espacio disponible en la huerta y quieres aprovecharlo, siempre puedes plantar patatas tardías, lechugas, cebollas y repollos, aunque también puedes optar por dejar reposar la tierra tranquilamente o utilizar un abono verde para nutrirla en profundidad.
Recolección y almacenamiento de las hortalizas
Aunque el consumo fresco de las hortalizas es la mejor forma de captar todo su sabor y aroma, y aprovechar todas sus propiedades, la producción de nuestro huerto no siempre coincide con nuestro nivel de consumo. Una vez cubiertas las necesidades de nuestra familia y de nuestros amigos más cercanos, podemos recomendaros algunas prácticas muy sencillas para poder aprovechar siempre todo lo que la tierra nos da. Eso sí, recordad que siempre que la planificiación previa es muy importante para evitar los excedentes.
Con el tomate podemos hacer conserva, que nos servirá para tener siempre a mano una buena ración de tomate natural para hacer un sofrito o un salsa. Éstos son los pasos que tenéis que seguir:
• Limpiar los tomates maduros que hayamos recogido del huerto
• Escaldarlos 30 segundos para poder pelarlos
• Rayar o trocear los tomates e introducirlos en frascos de vidrio
• Cerrar bien y comprobar que los recipientes no estén abiertos
• Introducirlos en una cazuela, cubrirlos con agua y calentar
• Una vez empiece a hervir el agua los dejaremos 30-40 minutos
• Sacarlos y dejarlos en un sitio aparte antes de almacenarlos, por si algún bote no ha hecho el vacío
Otra forma de conservar nuestras verduras es a través de la congelación. Para que no ocupen espacio y sean más fácil de utilizar después, podemos pelarlos, trocearlos y envasarlos, debidamente etiquetados para después congelarlos. Una práctica que llevara a cabo por ejemplo con los pimientos. El pimiento verde italiano admite muy bien la congelación y para usarlos después basta con echarlos directamente sobre la sartén con aceite caliente si queremos freirlos, ya que no necesitan descongelarse previamente.
Con el pimiento rojo el proceso de conservación es un poco más elaborado, ya que primeramente habrá que asarlos para después pelarlos, trocearlos y ponerlos en botes de cristal con agua y sal. Después, pondremos a hervir los botes durante aproximadamente 30 minutos, ¡y ya está!, pimientos asados en cualquier época del año.