Fitosanitarios mirados con lupa
A grandes rasgos los denominados fitosanitarios son los medicamentos de la tierra frente a insectos, parásitos, hongos y malas hierbas. Son fundamentales para la producción agrícola intensiva y son también muy criticados por los defensores de la agricultura ecológica. Pero, ¿sabes realmente cómo deben aplicarse y cuáles son los efectos positivos de los fitosanitarios para agricultores y consumidores?
La políticas medioambientales y el aumento de la demanda de productos ecológicos han puesto el punto de mira sobre los fitosanitarios, productos químicos o de origen natural que están destinados a combatir las acciones de insectos, parásitos, hongos y malas hierbas, en definitiva, de cualquier organismo que pudiera ser perjudicial para la plantas.
Los fitosanitarios empezaron a desarrollarse a mediados del siglo XX, aunque algunas empresas como la alemana Bayer comenzaron a fabricarlos antes, en 1892. El primer fitosanitario creado por esta farmacéutica fue Antinonnin, un insecticida de síntesis para combatir una plaga en los bosques germanos. La industria alemana seguirá a la cabeza de este tipo de productos durante la mitad del sigo XX y en 1929 aparecerá en el mercado el primer desinfectante seco para semillas, Coresan, que aunque tenía mercurio estaba dentro de la legislación vigente en aquel momento (hoy en día y desde hace ya décadas estos fitosanitarios de primera generación están totalmente prohibidos).
El gran despegue de los fitosanitarios se produce en los años 40, en septiembre se funda en Burscheld (Leverkusen) la granja experimental Hofchen, con más de 18 hectáreas dedicadas a al ensayo con productos fitosanitarios. A partir de entonces y gracias a estos productos se ha conseguido aumentar de forma notable el rendimiento de nuestros cultivos hasta alcanzar los niveles actuales respecto a la producción de alimentos.
Ya en el caso de España, no será hasta los años noventa cuando la industria se ponga a la cabeza de este tipo de productos. Lo hará en el campo de los frutales con el registro por primera vez en Europa de Confidor 20 LS para frutales, cítricos, hortalizas y plantas ornamentales. Confidor 20 LS proporciona un control excepcional de pulgones y mosca blanca, que se estaban convirtiendo en un serio problema para los productores de nuestro país.
Adultos y huevos de la mosca blanca algodonosa (Aleurothrixous flocossus)
Ninfas de la mosca con sus carcaterísticas gotas de melaza y secreciones filamentosas
Desde un punto de vista productivo, los fitosanitarios son medios imprescindibles para la producción agrícola intensiva, tanto bajo los sistemas convencionales de agricultura, como bajo otros sistemas, como el integrado o el sostenible, ya que los estragos de algunas plagas pueden llegar a acabar con una cosecha entera. Evidentemente el uso de fitosanitarios ha tenido consecuencias muy positivas para los agricultores y productores pero su empleo no ha sido totalmente gratuito, no podemos obviar que se trata de productos en su mayoría con una base química, por lo tanto, sintéticos, cuyo uso puede producir contaminación de suelos y aguas, disminución de la biodiversidad e incluso en casos extremos la intoxicación para trabajadores agrícolas que los manipulan de forma directa.
Por supuesto esta situación hace que muchos estén en contra de este tipo de productos pero lo cierto es que su acción equivale a las medicinas que utilizamos para proteger nuestra salud y, usados de forma correcta y acorde con las normas de seguridad establecidas, cumplen con su cometido protector si después se descomponen y desaparecen en el medio ambiente de forma natural. La nueva generación de fitosanitarios apuesta por este tipo de sustancias: efectivas, poco nocivas para el medio y para el producto y biodegradables al máximo.
Legislación y uso sostenible
En contra de lo que algunos sectores manifiestan el uso de fitosanitarios, siempre que se haga de forma responsable, no está reñido con una agricultura sostenible. De hecho, la regulación sobre ellos es muy estricta y su venta está muy controlada. En cuanto a su utilización, el marco de regulación de uso de fitosanitarios se aprueba a nivel europeo, siendo de obligatorio cumplimiento para todos los países miembros de la UE y estableciendo un riguroso proceso de evaluación que cubre todos los aspectos desde la composición química a la eficacia pasando por el impacto en el medio ambiente (tanto en ecotoxicología como en residuos).
Todos los fitosanitarios han de pasar el filtro impuesto por la UE de más de un centenar de pruebas específicas sobre sus efectos sobre la salud y sobre el medio ambiente. Lo más valorado, debido a que se trata de productos químicos orientados a tratar alimentos de consumo humano, es su efectividad plaguicida. Además no se aprueban los fitosanitarios que planteen riesgo alguno. Las investigaciones sobre este tipo de productos tienen un coste anual de alrededor de 200 millones de euros.
La normativa sobre el uso de productos fitosanitarios se va implementando prácticamente de forma anual. Estas normas afectan tanto a la industria química y farmacéutica (que fabrica los productos) como a los agricultores, productores y explotadores (que son los que los usan directamente). Desde enero de 2013, por ejemplo, se exige a los agricultores que tengan en sus explotaciones agrarias un cuaderno actualizado en el que se registren todos los tratamientos fitosanitarios realizados y toda la toda la maquinaria usada debe ser revisada de forma periódica. Además, se les invita a reciclarse con formación continuada para que conozcan mejor los nuevos productos que aparecen en el mercado y así aprender a racionalizarlos y aplicarlos de forma correcta.
Si bien es cierto que el uso de fitosanitarios no es totalmente negativo, también es verdad que las políticas actuales tienden a una gestión agrícola que, al menos, controle su uso, disminuyéndolo al máximo. La nueva legislación sobre el uso de fitosanitarios pretende fomentar el desarrollo de la denominada gestión integrada de plagas que permita plantear técnicas alternativas con objeto de reducir la dependencia del uso de productos fitosanitarios.
En el real Real Decreto 1311/2012, el último aprobado sobre fitosanitarios, se contempla la prohibición explícita de aplicar productos fitosanitarios de forma aérea, una de las maneras más contaminantes de hacerlo. La prohibición es total salvo en casos especiales y con previa autorización del organismo competente. De igual forma, se observan apreciaciones específicas en lo referente al transporte y almacenamiento de este tipo de sustancias. El transporte se acoge a la ley sobre mercancías peligrosas, que incluye los plaguicidas. Además, el agricultor debe transportar estas sustancias en cantidades muy pequeñas. Durante el transporte los envases tienen que colocarse verticalmente, cerrados y con el tapón hacia arriba. Además, tienen que ir sujetos y en su transporte hay que evitar cruzar ríos y lagos.
Respecto a la aplicación de estos productos, siempre tiene que hacerse acorde a unas normas de seguridad previas. Así, cuando se apliquen productos fitosanitarios hay que dejar una distancia mínima de 5 metros respecto caminos, carreteras y lugares de almacenamiento de aguas. La distancia respecto a puntos de extracción de agua para consumo humano tanto superficial como subterránea será, como poco, de 50 metros. Lo mismo ocurre con el lavado de equipos usados para la aplicación de fitosanitarios.
Así mismo, habrá que informar mediante carteles cuando una zona tratada no esté cerrada o cuando sea colindante con vías o áreas urbanas. Además, está prohibido aplicar estos productos en días lluviosos, porque sus componentes pueden arrastrarse con el agua, es recomendable no usarlos en suelos demasiado permeables y la pulverización cuando la máquina gire debe interrumpirse porque con el giro coge más fuerza y se expande a mayor velocidad por el aire.
En definitiva, desde Europa se tiende a la disminución en las dosis de los plaguicidas y en general a la seua utilización, además de buscar productos cada vez más eficientes. También, como hemos visto, hay mucha legislación que los regula, pero a la hora de la verdad los agricultores que son los que aplican estos productos, ¿cumplen toda esta normativa?. Pues parece ser que no se puede evaluar en muchas ocasiones, y es que en nuestro pais hay un vacío en cuanto vigilancia o el control a nivel de usuario que tira por tierra todas las medidas previas de protección. Algo que no ocurre en la agricultura ecológica que ha de cumplir unas normas muy estrictas para conseguir o no la etiqueta ecológica. Así que todavía tenemos mucho trabajo por delante.
Legislación completa sobre fitosanitarios en este enlace:
http://www.tecnicoagricola.es/normativa-fitosanitaria-2013/
Registro y tratamiento de fitosanitarios: