Fertirrigación para ahorrar nutrientes y energía
El método agrícola conocido como fertirrigación es sinónimo de ahorro de recursos. Con esta práctica los canales que sirven para regar se funden con los usados para abonar los campos convirtiéndose en uno solamente, más completo y eficaz.
El control del agua de riego es un asunto imprescindible en agricultura porque este recurso natural es fundamental para la vida y tenemos que respetarlo, cuidarlo y optimizarlo al máximo. Para aquellos que trabajan el campo también es muy importante el ahorro de abonos y fertilizantes porque además de reducir costes de producción, se obtienen productos más sanos y los suelos se conservan mejor.
En agricultura intensiva, la más extendida en el mundo, gestionar los dos recursos es fundamental. Por eso se han desarrollado técnicas como la fertirrigación, que consiste en diluir los abonos que la tierra necesita en el agua de riego de tal forma que las mismas estructuras que se usan para regar se usan a la vez para fertilizar.
La fertirrigación está muy extendida en nuestra agricultura, especialmente en aquellas explotaciones que han optado para usar sistemas de riego localizado, como puede ser el riego por goteo. Pero el goteo no es el único sistema de riego que utiliza la fertirrigación. Otros sistemas como el de aspersión también han empezado a apostar por esta técnica que tiene multitud de ventajas, puesto que además del el ahorro de energía y mano de obra que supone aprovechar el flujo de agua para transportar los elementos nutritivos, la fertirrigación nos permite tener un mayor control sobre las sustancias contaminantes. Su aplicación es más localizada y por eso sabemos que los fertilizantes van directamente a las raíces y ante cualquier deficiencia nutritiva del cultivo la corrección puede ser inmediata. La posibilidad de establecer diferentes planes de fertilización de acuerdo con el estado fenológico del cultivo o en función de las curvas de absorción de los nutrientes, un control exhaustivo de los nutrientes que se pierden en cada riego, la flexibilidad del sistema que permite adecuar el abono a las necesidades del cultivo en cada fase y el incremento del rendimiento y mejora de la calidad de la cosecha son otras ventajas de la fertirrigación.
Sistema de riego por goteo
Vertido de fertilizante líquido para un sistema de aspersión
Pero también tiene inconvenientes, la mayoría económicos y relacionados con el coste inicial de las instalaciones y equipos y con el tipo de fertilizantes que se utilizan. Se que se aplican de forma muy directa por lo que tienen que ser lo más puros posible para tener un control total de las reacciones que estos productos químicos tienen en la tierra. Directamente relacionado con esta característica, la fertirrigación requiere trabajar con mucha precisión, teniendo muy clara la cantidad de solubilidad de cada fertilizante, su grado de salinización y el pH del suelo. Para garantizar un uso correcto de este sistema, los agricultores tienen que formarse específicamente en el manejo de equipos y fertilizantes para garantizar que en su explotación el sistema de riego es totalmente uniforme, lo cual significa que los cálculos se harán de forma correcta.
¿Qué tipos de fertirrigación existen y cuál es el más adecuado?
Cómo casi siempre ocurre en agricultura las condiciones externas y el tipo de cultivo sirven como guía implacable para saber qué tipo de plantas se pueden explotar en cada suelo, qué cantidad de fungicida o repelente de insectos hay que utilizar o cuándo realizar trabajos como la poda o la cosecha. Como bien sabemos, a veces un mismo cultivo en dos zonas geográficas diferentes requieren diferentes tipos de tratamiento o tienen variaciones temporales en sus ciclos. En el caso de la fertirrigación ocurre lo mismo. Normalmente lo que marca la diferencia entre sistemas es la cantidad de nutrientes que necesita cada cultivo y los porcentajes de los mismos que hay que aplicar a lo largo del ciclo de cultivo. El agua también es un factor muy importante porque depende de su capacidad para diluir el fertilizante.
Depósitos para mezclar el fertilizante con el sistema de riego
Existen dos tipos de fertirrigación: la cuantitativa y la proporcional. La fertirrigación cuantitativa calcula las necesidades nutritivas en función de parámetros como el número de plantas y su edad, la superficie foliar del terreno, el tipo de suelo o el consumo de nutrientes. Una vez calculados, los fertilizantes se introducen en el sistema de riego. Este es el sistema tradicional. La fertirrigación proporcional, se utiliza en cultivos más concretos, como por ejemplo, los hidropónicos (sin suelo). En este sistema los fertilizantes se aplican según un volumen de agua determinado, es decir, haciendo el cálculo en gramos por litro o litro por metro cúbico.
¿Qué partes tiene una unidad básica de fertirrigación?
Una unidad básica de fertirrigación consta de dos partes iniciales: un inyector de fertilizante y un tanque de mezcla. Este tanque, de plástico o de metal, sirve para introducir los abonos líquidos y mezclarlos con el agua, por eso es preferible que sea de un material plástico, para evitar corrosión y óxido. En cuanto a la distribución, también se necesita un agitador, una válvula de control y un filtro. Después, dependiendo del tipo de riego y de la extensión de la explotación, se pueden requerir elementos adicionales como válvulas, reguladores de presión del riego o bombas mezcladoras.
Bomba de inyección para fertirrigación
Posiblemente, lo más complicado son los inyectores. Su elección depende de muchos factores: de su vida útil, de la calidad de los materiales, del caudal de riego, de la disponibilidad de energía alternativa de apoyo y de la precisión de los fertilizantes. El más efectivo es la bomba de inyección. Se basa en una bomba de pistón que inyecta la solución fertilizante desde el tanque directamente al sistema de riego. Funciona a través de un motor eléctrico o bien por la presión hidráulica de la red. La ventaja de este sistema es que es portátil y puede automatizarse controlando tiempo y dosis de fertilización. Su principal inconveniente es que es más caro. Además, la bomba de inyección puede necesitar energía externa para optimizar todas sus posibilidades.
Sistema eléctrico alternativo para facilitar la fertirrigación
El inyector más barato es el conocido como Venturi, que se basa en el principio físico del mismo nombre y que consiste a producir un estrechamiento en el flujo principal del agua para causar una depresión suficiente que succione la solución química desde un depósito. El sistema es fácil de montar y de instalar pero el caudal de agua está expuesto a la succión y es más difícil de controlar. El tercer tipo de inyector es el bypass de flujo y se basa en la inyección del fertilizante al flujo principal de riego a través de un depósito cerrado en el cual se aplica la disolución fertilizante. En paralelo al depósito se coloca una derivación y una válvula conectada al canal de riego. La diferencia de presión entre la derivación y la salida al depósito permite que el agua discurra por el depósito arrastrando el fertilizante. La ventaja es que funciona sin fuente adicional de energía. Su principal inconveniente es que casi todo el fertilizante se aplica al principio del riego y cada vez está más diluido en el agua del depósito, así que hay que rellenarlo cada vez que queremos regar.