El almanaque de septiembre
Vuelve Altocumulo, la tienda de meteorología patrocinadora de nuestro almanaque y lo fa cargada de incertidumbre, com el mes de setembre, repleto de cambis, de lluvias y tal vez, de gota fría. ¿La sufriremos este año? ¡Veamos qué anticipan las predicciones!
Algo ha cambiado, ¿verdad? Ha pasado este ardiente verano y de repente notamos que las temperaturas han bajado, que los vientos no soplan desde donde lo han estado haciendo todo el verano… Estamos en septiembre, mes de incertidumbre meteorológica, de tardes más cortas y, a veces… de gotas frías. Hablaremos sobre ellas.
El Sol y la Luna
Antes de nada repasemos las efemérides astronómicas del mes: nuestra lámpara azul, la luna, recorrerá el cielo siguiendo estas fases lunares:
– Cuarto menguante el 5 de septiembre a las 9:55 horas
– Luna nueva el 13 de septiembre a las 6:42 horas
– Cuarto creciente será el 21 de septiembre a las 9:00 horas
– Luna llena el 28 de septiembre a las 2:52 horas
En septiembre el día acorta 74 minutos
El Sol realiza un trayecto cada vez más rápido por el cielo. Su recorrido aparente nos dice que va “tumbándose” hacia el sur, motivo por el cual está menos tiempo con nosotros. En Valencia saldrá el día 1 a las 7 horas y 29 minutos. El día 30 saldrá a las 7:56 horas. Perdemos 27 minutos de luz. Su ocaso será, el día 1, a las 20:33 horas, mientras que el día 30 será a las 19:46 horas. En total perderemos 74 minutos de luz en un mes, más que en agosto, cuando perdimos 66… Bueno, ya queda menos para que vuelva a alargar el día, ¿no?
Se acabó el verano…
La llegada del 1 de septiembre marca el inicio del otoño meteorológico. Acaba el verano, así pues. Los grandes centros de acción, anticiclones y borrascas, que han permanecido más o menos estables en sus lugares habituales (el anticiclón de las Azores en el centro del Atlántico, y la borrasca de Groenlandia, no muy fuerte, en esta isla) comienzan a moverse de nuevo, debido entre otros factores a la variación de temperaturas que se manifiesta en todo el planeta. Este periodo de tiempo, esta transición, que comprende septiembre, octubre y a veces noviembre, trae consigo, en nuestras tierras mediterráneas, un tiempo de muy difícil definición y predicción.
Grandes centros de dinámica atmosférica
Temperaturas del agua del mar para el 5 de agosto de 2015 (Puertos del Estado)
Si nos centramos en la Península Ibérica, nos encontramos con que nuestro Mediterráneo es una gran piscina caliente (entre 26 y 27 grados estos días). Esta masa de agua no es otra cosa que un fenomenal depósito de energía.
La gota fría
Si recordamos lo que dijimos el mes pasado sobre la convección comprenderemos qué puede pasar cuando, en este mes de septiembre, llega hasta nuestra vertical -en los famosos 500 hectopascales, o 5500 metros de altura- una masa de aire más fría que la existente. No hace falta que sea muy fría, no. Sólo hace falta que haya una diferencia de temperaturas tal que una célula de aire caliente pueda ascender libremente…
Con este ejemplo casero explicábamos, en el mes de agosto, el funcionamiento de las corrientes de convección
Pues bien, si metemos estos ingredientes en el cesto atmosférico -un mar caliente, una masa de aire fría en altura y, también, unos vientos con recorrido marítimo- tenemos todo preparado para que el episodio de lluvias, en nuestra Comunidad Valenciana, sea el conocido coloquialmente como gota fría.
Pero, ¿cómo llega hasta nosotros esta masa de aire frío en altura que es, en definitiva, el detonante? Tendremos que hablar algo, pues, de la corriente en chorro (Jet Stream en inglés). Esta corriente de fuertes vientos es la responsable de la circulación general del Oeste, que es la que transporta las masas de aire de Oeste a Este en nuestro hemisferio. Esta corriente se ondula más o menos, formando vaguadas (en forma de U) y dorsales (en forma de A). Cuando esta ondulación en forma de “U” se amplifica más de lo habitual, ocurre que una de estas vaguadas se estrangula, quedando aislada de la circulación general, teniendo un movimiento independiente desde ese momento.
Ondas de Rossby
Una vez aclarado esto, ha de quedar claro que en los últimos tiempos este concepto de gota fría es abrazado por unos y denostado por otros. Que si gota fría, que si DANA… No es nuestra intención confundir al lector, por lo que nos ceñiremos a los resultados, no a los orígenes. Sólo recordaremos que el concepto de “gota fría” fue acuñado por la escuela alemana en 1886 (No disparéu al meteoróleg, 2015) y, como decimos, hoy en día tiene sus partidarios y sus detractores.
Mapa isobárico de la P.I. con una situación de gota fría (meteored.com)
A partir de aquí podemos empezar a poner en común recuerdos unos y otros lectores: la riada del 1957, la “pantanada” de Tous de 1982, el temporal de 1987… Todos ellos son episodios en los que han jugado decisivamente los ingredientes nombrados más arriba. La combinación del aire frío con el mar caliente y la insistencia de los vientos marítimos es capaz de provocar precipitaciones intensas y persistentes.
Recordando datos increíbles
– En el triste episodio de la riada del año 1957 tenemos unos registros, tras el reanálisis efectuado, de 987 l/m2 en Jávea (A), 664 l/m2 en Denia (A) y 606 l/m2 en el Cabo de San Antonio (A). Los datos son aportados por Toni Bolufer.
– En la riada de 1982 tenemos registros que se aproximaron a los ¡1000 l/m2! en la ya “famosa” Casa del Barón, en Cortes de Pallás (V). Es una medición estimada, pero nada alejada de la realidad, a tenor de los documentos y testimonios.
– En el temporal de 1987, el pluviómetro del colegio Roís de Corella, en Gandía (V), midió 883 l/m2 en 24 horas, siendo una marca todavía imbatida en España a día de hoy…
Antes de acabar este mes queremos que el lector recuerde dos notas muy importantes cuando estamos hablando del tiempo en el mes de septiembre. Quizá teniéndolas en cuenta estaremos más seguros de lo que hablamos. Y es que por mucho que lo diga la prensa hablada o escrita, recordad que los ingredientes de los que hablamos más arriba no son condición suficiente para que tengamos un episodio de gota fría. No tiene por qué haber una gran gota fría por el hecho de que el mar esté más o menos caliente, como este mismo año, por ejemplo. Si tenemos claro este hecho seremos más libres para opinar con fundamento.
La culpa de que no llueva como está previsto en uno de estos episodios de gota fría no es del hombre del tiempo; él no lo hace adrede. La complejidad de definición de una de estas situaciones es muy elevada y, aunque parezca un tópico, difícil de predecir incluso doce horas antes. Así que salgamos en defensa del trabajo de estos profesionales. ¿Tendremos gota fría este año? ¿No la tendremos? De momento ya hemos estrenado el mes de septiembre con un episodio de lluvias torrenciales, que dejó 325 litros por metro cuadrado en Tavernes de Valldigna los días 3 y 4 de septiembre. Ahí es nada. ¡Hasta el próximo mes!