Botánica para principiantes
Las plantas, como las algas o los hongos, despiertan la curiosidad de muchas personas. Las motivaciones para querer iniciarse en el mundo de la botánica pueden ser diversas pero para no salir huyendo a la primera, hay que tener en cuenta algunas cuestiones. Por eso, principiantes, habéis llegado al lugar adecuado. En este artículo, os contamos cómo sumergir-se con éxito en el mundo de las plantas, os recomendamos algunos recursos y también os avanzamos los errores típicos de principiantes. ¡Bienvenidos y bienvenidas al mundo botánico!
Razones para querer saber de botánica puede haber muchas: conocer el nombre de las plantas que encontramos en el campo, saber las propiedades que tienen, los usos, porque tenemos un jardín o un huerto y queremos saber más sobre qué cultivar y cómo… O simplemente por la necesidad de entender mejor nuestro mundo, apreciar la biodiversidad del planeta y, por qué no, contribuir de alguna manera a conservarla. Como se suele decir, el primer paso para valorar la riqueza vegetal que nos rodea es conocerla.
Un día, con decisión, cogeréis una guía o manual botánico para saber el nombre de alguna especie que tenéis delante y es posible que os encontréis una definición como esta:
Arbusto o mata, normalmente de ramas erectas; hojas coriáceas, revolutas, albo-tomentosas al dorso; verticilastros paucifloras; cáliz bilabiado; corola de un azul pálido o, más raramente, intenso, de 10-12 mm.
¡No huyáis! Seguid leyendo…
Rosmarinus officinalis. / Antonio Castagna (Flickr).
Vocabulario botánico: ese grande desconocido
Después de encontrarse con una definición de este estilo, ¿qué hacemos? Quizás vayamos al glosario, con muy buena voluntad. Pero ya os avisamos que en la definición, seguramente, nos encontraremos otros términos que enredaran más el asunto. Así, si por ejemplo buscamos verticilastro, podemos encontrarnos algo así: ”Falso verticilo. Inflorescencia cimosa más o menos glomerular y densa, pero interrumpida, que se sitúa en la axila de una bràctea”. ¿Necesitáis buscar alguna otra palabra?
Manuales de botánica. / E. Caballer.
Ante esta situación, lo más recomendable cuando nuestro objetivo es llegar a un nombre, es decir, identificar plantas, es hacerlo de manera guiada, en compañía de alguien que sepa. Así lo recomienda Olga Mayoral, botánica, profesora e investigadora de didáctica de las ciencias. Además, antes de ponernos ante obras de botánica en diferentes formatos, necesitamos saber cómo se clasifican las plantas, por qué, cómo se llega al binomio, las partes de las flores y las tipologías… Con esa base de conocimientos y vocabulario, todo nos resultará más accesible. Igualmente, la ayuda de personal especializado en botánica con experiencia, nos ayudará a discernir lo que no es tan importante de lo que sí que es esencial saber para seguir avanzando en la buena dirección.
Nos podemos preguntar por qué son siempre nombres compuestos, por qué en latín. O por qué un vocabulario tan complejo. La nomenclatura binomial, es decir, formada por dos palabras en latín, fue introducida por C. Linné para estandarizar el nombre de las diferentes especies. La primera palabra indica el género y la segunda la especie. De este modo, cada organismo vivo tiene un nombre único, inequívoco y universal, y no importa la lengua de procedencia ni el alfabeto de quién habla (los nombres comunes son diferentes en cada lengua y también dentro de cada ámbito lingüístico).
Lavandula angustifolia y L. dentata. / Carlos Aedo (Flora Ibérica-Anthos). Lavandula latifolia (floracatalana.net).
En ocasiones, los nombres, nos sirven de pista. En las imágenes anteriores, podemos ver que los tres ejemplares son del género Lavandula. Pero cada uno tiene un epíteto diferente (la segunda palabra): angustifolia, dentata y latifolia. Angustifolia está formada por angus, que significa ‘estrecha’, y folia, que quiere decir ‘hoja’. Por lo tanto, ‘hoja estrecha’. Dentata ya lo dice todo. Y lati quiere decir ‘ancha’, por lo que latifolia describe ‘hoja ancha’.
Como le gusta decir a Mayoral, no hay que tener miedo ni a los nombres en latín ni al vocabulario. Muchas veces pueden ayudar a afinar al máximo los rasgos característicos de cada especie y son, simplemente, un instrumento más que hay que saber utilizar. Seguramente, aventura, es una estrategia para que parezca muy difícil pero, en realidad, no lo es. Empezar y caminar.
Más allá del nombre
Además de los nombres, hay otros muchos aspectos que la botánica nos ofrece conocer. Por ejemplo, podremos empezar a responder algunas preguntas: ¿por qué esta planta está en este lugar? ¿Por qué tiene las hojas así? ¿Por qué si me voy al otro lado de la montaña no encontraré esa especie? ¿Cómo ha evolucionado? ¿Cómo se ha adaptado? ¿Cómo le afectará el cambio climático? Una vertiente que, sin duda, atrapará nuestro interés porque ayuda a entender los caminos que pisamos
Volvemos ahora a la planta de la cual antes hemos ofrecido una definición. ¿Ya sabéis cuál era? ¡Teníais una pista en forma de fotografía! Rosmarinus officinalis, más conocido como romero. Y, como habéis leídos, tiene las hojas revolutas. Esto quiere decir que el margen gira para adentro y que cuando hace mucho calor, en verano, se gira todavía más. Las estomas se quedan en la parte de abajo protegidas por la misma planta, que hace sombra, y por el margen revoluto. Además, los pelitos que lo cubren también hacen sombra. Cuanto más calor, más se cierra y se repliega sobre sí misma. Es la razón de ser de las hojas revolutas.
Otro ejemplo. Juniperus sabina L., conocida como sabina rastrera. La veremos adherida al sustrato, puesto que vive en un ambiente extremo, la alta montaña mediterránea: frío, viento, suelo esquelético, muy rocoso. Esto hace que tenga un porte almohadillado (cuando el viento sopla en todas direcciones) y con efecto bandera o duna vegetal (cuando el viento sopla siempre en una dirección). En todo caso, parece que se arrastre, como nos cuenta el nombre común, en esta ocasión.
Juniperus sabina, Parque Natural Puebla de Sant Miguel (València). / Alfredo Sánchez Garzón (Wikimedia Commons).
Algunos errores de principiantes
Para que vayáis un paso por delante, recogemos a continuación algunos de los errores típicos de principiantes respecto la botánica. Confusiones que hay que aclarar, cuanto antes mejor.
Qué estudia la botánica. La botánica es una rama de la biología que estudia las plantas, pero también otros organismos emparentados, que no son plantas: las cianobacterias, los hongos (de los cuales solemos conocer la parte visible, las setas) y las algas. Y también, los más desconocidos líquenes, organismos formados por la asociación simbiótica entre un hongo y una o varias algas o una cianobacteria.
Aunque lo parecen por su porte, por su aspecto, las palmeras no son un tipo de árbol. Son plantas arborescentes que no tienen crecimiento en grosor, por el cual se forman los típicos anillos de crecimiento. El tronco de las palmeras, que no es tal, se denomina estípite y es resultado de los restos de la base de las hojas viejas.
Margaritas, cardos… ¿Sabemos ver sus flores? Estas plantas son de la familia de las compuestas y lo que solemos pensar que es la flor es en realidad un capítulo. Es decir, una inflorescencia que contiene muchas flores reunidas que dan la sensación de ser una única flor grande. En el caso de la margarita, por ejemplo, el capítulo floral es el disco del centro, normalmente de color amarillo, y está rodeado de unos apéndices con aspecto de pétalos, tanto en textura como en colores, que conocemos como lígulas, pero que no lo son.
Bellisannua L. Subsp. Annua. / Floracatalana.net.
Cuando empezamos a utilizar las claves de determinación (un tipo de manual para identificar plantas), uno de los primeros puntos que nos encontramos es “planta con flor” (angiospermas) o “planta sin flor” (gimnospermas, briófitos y pteridofitos). Si elegimos la opción de “planta sin flor”, nos llevará a los grupos de los pinos, los musgos o los helechos, entre otros. Y claro, podemos estar ante un ejemplar que ahora no tiene flor pero tendrá. ¿Cómo saberlo? En este caso, lo tenemos que aprender de memoria.
Cuando pensemos que estamos ante una orquídea silvestre… volvámoslo a mirar bien. Hay varias familias que tienen flores con esa característica simetría bilateral, no solo las orquídeas. Esto quiere decir que tienen un plano que divide las flores en dos partes simétricamente iguales. Labiadas, bilabiadas, leguminosas, papilionáceas y orquídeas comparten esta característica y, por eso mismo, tendremos que aprender otros rasgos para poder diferenciarlas.
Las piñas de los pinos ni son frutos ni son flores. Son conos o estróbilos, una estructura propia de las coníferas portadora de las semillas. Algunas semillas, como las del pino piñonero (Pinus pinea) son comestibles: los piñones.
Cono femenino (piña) abierto y cono masculino de Pinus pinea. / Wikimedia Commons.
La ayuda virtual
Hoy en día, contamos con otro tipo de asistencia: la que nos pueden ofrecer páginas webs, aplicaciones móviles o foros a través de las redes sociales. Por ejemplo, páginas webs como el Herbari virtual del mediterrani occidental, donde participa la Universitat de València, una de las páginas más utilizadas por el alumnado universitario. Es sencilla de utilizar, con un vocabulario no demasiado complicado y se pueden buscar especies por nombre científico, nombre popular en castellano y en catalán. Ahora bien, hay que prestar atención en los apartados de distribución. Se especifica uno general y otro que hace referencia solo a la distribución en las Islas Baleares (donde se inició el proyecto). Otra página que suele recomendar Olga Mayoral es la del Herbario de Jaca, centrada en especies de Aragón. Aunque puede resultar un poco tedioso llegar a la especie por el número de pasos a realizar, las fichas descriptivas son completas y ofrecen también algunas curiosidades. Para conseguir información fidedigna sobre especies en territorio valenciano y distribución, sin duda, hay que consultar el Banc de Dades de Biodiversitat.
En cuanto a las aplicaciones de móvil, hay muchísimas, y de ellas nos hablaba Mar Sempere en el artículo Apps botánicas, hay una para ti, donde encontraréis diferentes aplicaciones sobre plantas que pueden resultar útiles. Ahora bien, tal y como nos destaca Mayoral, en jardinería y ciudad suelen funcionar bien pero en el campo tienen ciertas limitaciones en la identificación que hay que tener presentes. Posiblemente, con el tiempo, se irán mejorando las prestaciones y estas identificaciones serán más acertadas.
Curso de botánica valenciana ¡y mucho más!
En el mes de febrero, Jardí Botànic de la Universitat de València ha organizado un curso de Botánica valenciana para aprender a identificar la flora básica y los ecosistemas vegetales que podemos encontrar en territorio valenciano. Anatomía, reproducción, clasificación, usos y propiedades de las plantas serán el principio de una formación con especialistas en botánica como Olga Mayoral, Jaime Güemes, Carles Fabregat, Silvia López y Sergio Ripoll.
Además, a lo largo del año, el Botànic acoge otras actividades educativas y divulgativas con las que acercarse al mundo de las plantas: excursiones con guías especialistas en botánica que acaban haciendo el recorrido a “paso-planta”, charlas divulgativas, cursos, exposiciones, encuentros de orquídeas, de cactus y suculentas… Y no nos olvidemos de publicaciones como la colección «Monografías botánicas» o el Catálogo Virtual de Especies Vegetales.
Bibliografia
Aguilella, A., Puche F. (2004). Diccionari de botànica. València: PUV.
De Bolòs, O, et al. (2005) Flora. Manual dels països catalans. Barcelona: Editorial Pòrtic.
Mateo, G. , Crespo, M. B. & Laguna, E. (2011). Flora valentina: Flora vascular de la Comunitat Valenciana. València: Fundació de la Comunitat Valenciana per al Medi Ambient.
Mateo, G. & Crespo, M. B. (2014). Claves ilustradas para la flora valenciana. Jaca: Jolube Consultor Botánico y Editor.