Jardín Botánico UV

15 Feb 2025

Sal, cenizas y agua: Un viaje artístico-educativo a través de las halófitas

Invitamos a la arquitecta y artista Estelle Jullian a que nos hable más detenidamente sobre esta iniciativa artística en torno a los hábitats salinos y las plantas adaptadas a vivir en ellos. Un proyecto interdisciplinar comisariado por Jullian, desde la organización Culturama, donde artistas y estudiantes de secundaria reflexionan sobre la relación con nuestro territorio en estos ambientes tan singulares, mediante la fotografía, la cerámica o la cianotipia. Todo bajo un prisma científico y poético al mismo tiempo y que se ha convertido en una exposición que podéis visitar hasta finales de febrero al Botánico.

Siempre me han atraído aquellos espacios liminales donde las fronteras entre disciplinas, culturas y perspectivas se desdibujan, permitiendo una indagación profunda y a veces especulativa. Con el proyecto «Más denso y salado. Plantas, cenizas y agua», narrado en la exposición «Una reflexión sobre la sal y las plantas halófilas» en la Sala Hort de Tramoieres del Jardín Botánico UV, hemos buscado explorar precisamente esa zona de encuentro: la intersección entre la tierra y el mar, personificada en las plantas halófitas.

Imagen: Estelle Jullian

Estas especies, adaptadas para sobrevivir en entornos salinos, son mucho más que meros organismos vegetales. Son embajadoras de un ecosistema singular y frágil, un recordatorio constante de la profunda interconexión entre la naturaleza y la cultura. A través de la práctica artística, he procurado visibilizar la complejidad de estos espacios, invitando tanto a los colaboradores del proyecto como a los visitantes a replantear su vínculo con el territorio y el medio ambiente.

Desde el principio, este proyecto ha sido un viaje de descubrimiento colectivo, transitando diversos campos del conocimiento, desde la oceanografía y la botánica hasta la agronomía, la artesanía e incluso la filosofía, con el objetivo de comprender las plantas halófitas y los desafíos ambientales que las acechan.

El proceso creativo en un entorno educativo

El pilar fundamental de este proyecto ha sido la oportunidad y el reto de desarrollar el proceso de creación en un entorno educativo, en el marco del programa Resistències Artístiques: Processos Artístics en Entorns Educatius, promovido por el Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana, la Secretaria Autonómica de Cultura, la Direcció General d’Innovació Educativa i Ordenació y el CEFIRE Artístico Expresivo entre 2022 y 2023. Creo firmemente que el arte puede ser una herramienta poderosa para sensibilizar sobre los problemas ambientales porque despierta una dimensión simbólica necesaria para una transformación significativa. Este programa innovador permitió desarrollar una propuesta pedagógica potente, con medios económicos y mediación profesional.

Imagen: Verónica Francés

Así pues, dos clases de primero de bachillerato artístico y científico del IES Professor Broch i Llop de Vila-real, en Castellón, trabajaron en paralelo desde enero hasta junio de 2023, participando en diversas experiencias: realización de objetos (herbario, cianotipias, piezas cerámicas, dibujos), lecturas, visitas de campo al Jardín Botánico de Valencia y al Saler, investigaciones cartográficas, observaciones al microscopio, etc.

A su vez, cada mes se generó un espacio de encuentro y diálogo con agentes de varios ámbitos profesionales e instituciones emblemáticas, como las botánicas Pilar Soriano y Elena Estrelles del Jardí Botànic de la Universitat de València, el investigador José Miguel de Paz del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, la investigadora científica Rosa Balbín Chamorro del Instituto Español de Oceanografía, el ceramista Jaime Romero Tramoyeres de Jarom Ceràmics, además de contar con la colaboración y el asesoramiento de Alicia Rodríguez Boado y Almudena Millán Nuez, ambas profesoras en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Castellón.

Charla sobre plantas halófilas al Jardín Botánico UV. Imagen: Cristóbal Osete
Visita al Saler con la botánica e investigadora Pilar Soriano. Imagen: Cristóbal Osete

El proyecto se desarrolló a partir de una serie de interrogantes que, más allá de buscar respuestas definitivas, invitaban a una reflexión crítica sobre nuestra relación con el entorno. Nos preguntamos, por ejemplo, cómo abordar la problemática del Mar Mediterráneo, un espacio donde investigaciones recientes señalan un aumento en la salinidad y la densidad de sus aguas. Este fenómeno, que altera la circulación termohalina y la distribución de nutrientes, tiene un impacto directo en el clima global. ¿Qué lecciones podemos extraer de esta cuenca en relación con el océano global?

Asimismo, consideramos la creciente salinización de los suelos de regadío a nivel mundial, un proceso que acelera la desertificación de zonas áridas y semiáridas. Esto nos llevó a cuestionar los riesgos que la salinidad representa para los suelos agrícolas de nuestras costas, así como el fenómeno de la intrusión marina y cómo la actividad humana intensifica la tensión entre el agua dulce y salada ¿Podría la Albufera transformarse en un ecosistema salino?

Imagen: Verónica Francés

Otro punto de partida fue la comprensión de la salinidad como un factor ambiental clave que influye en la distribución y el desarrollo de los organismos. Nos interesó conocer el funcionamiento de una explotación salinera y los organismos capaces de prosperar en estas condiciones extremas ¿Qué secretos esconden las aguas salinas?

Las plantas halófitas, con su asombrosa capacidad de adaptación a suelos salinos, también capturaron nuestra atención ¿Cuáles son las especies que encontramos en nuestro litoral? ¿Qué valiosas enseñanzas podemos obtener de ellas? ¿Cómo podemos representarlas a través del arte? ¿Qué mujeres artistas han dedicado su obra a la representación botánica, y qué técnicas emplearon?

Imagen: Verónica Francés

Finalmente, exploramos el uso de la ceniza vegetal, proveniente de plantas halófitas, en la elaboración de la fayenza egipcia. Esto nos condujo a experimentar con esmaltes cerámicos a partir de plantas recolectadas en saladares cercanos, buscando colores y texturas únicos ¿Cómo podemos transformar estas cenizas en piezas que reflejen la riqueza de nuestro entorno?

El comisariado, el diseño expositivo, las obras y su significado: tejiendo narrativas

Cuando Eva Pastor, del departamento de Cultura del Jardí Botànic UV, propuso exponer el proyecto en la sala Hort de Tramoieres, planteamos aprovechar esta nueva fase para articular nuevas capas a esa visión. Para ello, el comisariado, a cargo de Culturama, ha sido clave. En efecto, su labor, aparte de seleccionar las obras y los materiales más representativos, ha propuesto abrir una dialéctica entre las perspectivas científica y artística de manera atípica.

Imagen: Verónica Francés

Lo hizo vertebrando la exposición en torno a una pared central pensada como una superficie de trabajo, de investigación y de archivo, con textos explicativos, entrevistas (tanto escritas como proyectadas), planos y diagramas colocados con imanes de manera relativamente aleatoria. De un lado de la pared, los temas relacionados con el mar (oceanografía, biología) y, del otro, los de la tierra (botánica, cerámica, agronomía). En oposición, las paredes perimetrales presentan las obras realizadas de manera pulcra y reticulada. Esta tensión propone ver la práctica artística como una herramienta de investigación que encierra, de manera implícita, la dimensión de la temporalidad, a la vez que es perenne. Por otro lado, la información científica puede cambiar en cualquier momento, ser reemplazada debido a nuevos avances o eventos climáticos. Se invierte, entonces, la visión de caos científico y de rigor artístico.

Respecto a las piezas más destacadas expuestas, se encuentra un prototipo de geotextil de protección dunar, elaborado con paja de arroz trenzada, que ejemplifica el potencial de los materiales naturales y las técnicas tradicionales en la conservación de los ecosistemas costeros. Un conjunto de fotografías de archivo documenta acciones llevadas a cabo en el glaciar del Ródano y en una playa del golfo de León, explorando la conexión entre el cambio climático y la erosión del litoral. Asimismo, una colección de fotografías de plantas halófitas, capturadas durante la investigación, revela la austera belleza y la diversidad de estas especies adaptadas a entornos extremos. Los pliegos del herbario de plantas halófitas, cedidos por el Jardí Botànic UV y sutilmente intervenidos, establecen un diálogo entre la ciencia y el arte, subrayando la importancia de la conservación de la biodiversidad.

Imagen: Elisa Caballer
Imagen: Elisa Caballer
Imagen: Elisa Caballer

Las cianotipias de las plantas estudiadas, realizadas por los alumnos, rinden homenaje a la figura de la botanista Ana Atkins, mientras que las muestras de esmaltes de cenizas de plantas halófitas y azulejos, también obra de los estudiantes, exploran técnicas cerámicas tradicionales. Las placas de cerámica, creadas en colaboración con el ceramista Jaime Romero a partir de cenizas de madera de naranjo y plantas halófitas, investigan el uso de materiales locales y métodos artesanales para producir obras que reflejan la identidad del territorio. Completan la muestra una acuarela que representa hojas de naranjo afectadas por la salinización del suelo, realizada con agua salada como metáfora poética de los efectos de la salinización en la agricultura, y «Salinas», un vídeo filmado en las salinas de Santa Pola, que captura la singularidad de este ecosistema y paisaje de alta salinidad.

En definitiva, este proyecto y la exposición son una invitación a mirar el mundo con otros ojos, a descubrir la fragilidad y la complejidad de los espacios de transición, y a reflexionar sobre nuestra relación con el medio ambiente. Escalas, cuestionamientos, enfoques reflexivos y aplicados, investigación, colaboraciones, encuentros, ecologías, cultura mediterránea, etc., son algunas de las palabras clave que nos acompañaron a lo largo del proceso y que surgen todas de una inquietud hacia la relación que queremos establecer con nuestro hábitat. En este sentido, agradezco al programa Resistències Artístiques, al Jardín Botánico, al IES Professor Broch i Llop y a todas las personas que han colaborado en el proyecto por compartir su incansable compromiso en construir un futuro más sostenible y equitativo.

Para ilustrar el artículo, hemos aprovechado fotos que visibilizan el papel de la comunidad educativa. La publicación que plasma de manera sensible la investigación sigue disponible para su descarga en Publicación 'Más denso y salado'.
Otro artículo sobre la exposición está disponible en Alicante Plaza.
Arquitecta y artista. Coordinadora del área de Participación ciudadana en Culturama.
Hace 20 años, cuando llegué de Marsella a Valencia, vivía en un piso en la calle Túria que daba al jardín botánico. En el balcón donde solía leer, descubrí, a la vez, las cotorras, la fuerza de las tormentas que doblan el tronco de las palmeras, el abrasador poniente y el realismo mágico de García Márquez. Desde entonces, intento abrazar el caos con poesía.
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