Olas de calor: ¿están adaptándose nuestras ciudades?

Muchas veces nos surge la pregunta de si podemos hacer nosotros algo por el cambio climático, pequeños gestos o acciones que de alguna forma modifican la incidencia de nuestros actos cotidianos. Sin embargo, ante los riesgos climáticos que ya se están empezando a verse en algunas ciudades españolas, como sociedad, tenemos que poner el foco en incorporar medidas colectivas. Un ejemplo de esto son las “Misiones Climáticas València 2030”, un sistema de gobernanza e innovación que cuenta con estrategias que buscan mejorar la vida de los y las habitantes y ayudar a reducir los efectos del cambio climático. Ante la incertidumbre climática y la situación de emergencia, las ciudades son factores clave que tienen además un papel muy importante en esta lucha que se nos presenta.

¿Cómo está actuando Valencia?

Durante la década próxima, la ciudad de Valencia ha propuesto centrar parte de sus acciones a tratar de descarbonizar la ciudad para poder reducir las emisiones de CO₂ que emite. Con el objetivo de que Valencia sea una ciudad climáticamente neutra para el año 2030, se están llevando a cabo muchas propuestas desde varios ámbitos. En primer lugar, el Ayuntamiento ha propuesto transformar 136.300 metros cuadrados para renaturalizar varios espacios. Entre ellos se encuentran las Torres de Serranos y algunas calles como la de Xàtiva, la avenida del Puerto y la plaza del Ayuntamiento, entre otros.

El proyecto “Re-natura”, elegido como ganador entre las otras propuestas para renaturalizar la plaza del Ayuntamiento, contará con varias especies de árboles que harán que la plaza tenga una apariencia diferente dependiendo de las épocas del año. Mientras que en invierno la falta de hojas permite que se vean las fachadas y que entre la luz del sol, en el periodo más caluroso del año las plantas darán sombra a los ciudadanos. Una manera de combatir las altas temperaturas y las olas de calor y con el que, además, permitirá pasar del gris característico del asfalto y el hormigón a la paleta de colores que la vegetación proporciona.

En la misma línea se encuentra la propuesta que la Asociación Per l’Horta presentó el pasado 27 de abril en el Colegio de Arquitectos de Valencia, así como se muestra en su libro Pensar en Verde: hacia la resiliencia territorial de emergencia climática. “La mejor solución ante cualquier crisis climática siempre será naturalizar la ciudad”, explicó la arquitecta paisajista y miembro de Per l’Horta, Lorena Mulet. La propuesta que tiene la asociación para preparar la ciudad ante la incertidumbre climática se corresponde con la misma idea: condicionar y reverdecer los espacios grises de la ciudad. “Tener zonas con vegetación en diferentes puntos de la ciudad potencia la biodiversidad y la interconectividad. Aumentar las masas arboladas es clave en la lucha contra el cambio climático, puesto que cuando la ciudad sufra olas de calor, se puede combatir el efecto y además potencian la permeabilidad”, declara Mulet.

Valencia, Capital Verde Europea 2024

Valencia actualmente es la ganadora del título de Capital Verde Europea 2024. Un galardón que se le ha concedido gracias a todas las estrategias que ha empezado a implantar relacionadas con la neutralidad climática y el turismo sostenible. Es una ciudad que cuenta con varios espacios verdes como la Albufera, l’Horta o el parque del río de Valencia, que funcionan como pulmones naturales y además potencian la economía local. Así mismo Josep Gavaldà, físico y miembro de Per l’Horta, declara que la mejor propuesta que pueden hacer las ciudades para avanzar en la lucha contra el cambio climático es adaptarse con el medio. “Las zonas con vegetación o infraestructuras verdes tienen grandes ventajas de cara a escenarios de cambio climático. Sobre todo por sus efectos de mitigación. Cuando vengan los problemas futuros, tendremos lugares que o bien nos provean de alimentos o que nos protejan del calor o incluso de las inundaciones. Así mismo, Valencia se ha comprometido de cara en los próximos años a mejorar la calidad del aire y a restaurar ecosistemas naturales.

¿Y las otras ciudades españolas?

Los efectos del cambio climático ya se pueden percibir en otras ciudades españolas. En el caso de Madrid, las altas temperaturas han provocado que se avance la apertura de la “playa” de Madrid Rio un mes antes del habitual. En lugar de abrir sus puertas a finales de mayo, se vio obligada a anunciar su inauguración a finales de abril. Después de batir su récord histórico de altas temperaturas, el Ayuntamiento decidió abrir un mes antes tanto Madrid rio como algunas piscinas para que los ciudadanos pudieran refrescarse. Entre estas medidas contra las olas de calor, se han instaurado además varios protocolos de actuación que se han establecido en varios puntos de la ciudad. Allí se explicará a los ciudadanos mediante recomendaciones y consejos como pueden evitar golpes de calor durante la jornada. Este es solo un ejemplo de cómo esta primavera grandes urbe de nuestro país se han visto ante un valor de termómetro que no esperaban.

¿Está Valencia preparada?

A pesar de que la ciudad de València será la Capital Verde Europea, un distintivo que en España solo había obtenido la ciudad de Vitoria, ¿estamos preparados para afrontar las incertidumbres climáticas y las olas de calor? Para el ambientólogo Andreu Escrivà, Valencia es una de las ciudades que más potencial tiene para prepararse contra las inclemencias del cambio climático. Cuenta con numerosos espacios como el Río Turia, que es una autopista verde, el parque de cabecera o la Albufera, además de numerosos jardines como el Jardí Botànic, Viveros, Marxalenes o Benicalap. Espacios que tienen muy potencial en la hora reverdecer el terreno. Sin embargo, Escrivà explica otras posibles propuestas que podría tener en cuenta la ciudad. “Creo que todavía queda mucho trabajo para hacer, sobre todo, se tendría que extender una red verde alrededor de la ciudad y dentro de la propia ciudad. Una red que conectara con la huerta también. Porque el que no podemos hacer es que los espacios verdes sean espacios aislados”, manifiesta.

El ambientólogo opina además que València está en camino de convertirse en una ciudad verde, pero que sería necesario además tener algo más de sombra. “Sobre todo creo que serían una buena apuesta las enredaderas. Creo que es una cosa que tendría mucho sentido y no entiendo porque no se hace. Estamos muy centrados en los árboles, que es verdad que son importantísimos, y hacen falta más árboles, pero creo que las enredaderas, los arbustos o las malas hierbas son todo puntos positivos”. Además, añade que sería interesante que todo esto fuera acompañado de una transformación urbana. “Se puede ver con las super islas, que ya se están implantando, en las cuales se retira espacio de asfalto y lo que habrá será más espacio para las personas, más espacio para la vegetación y sobre todo para que bajen las temperaturas”.

En cuanto a los problemas relacionados con los fenómenos atmosféricos a los cuales se enfrenta la ciudad, Escrivà opina que a pesar de ser una ciudad acostumbrada a este tipo de fenómenos que suceden en climas mediterráneos, tendría que contemplar otro tipo de soluciones de cara a los próximos años. “Es una ciudad razonablemente preparada, pero creo que puede continuar preparándose, sobre todo con los sistemas de drenaje sostenibles y urbanos, que convierten la ciudad en un espacio permeable”, explica. Estos sistemas consiguen que el agua no se quede encajonada y que pueda permear, porque reverdecer la ciudad es muy importante, puesto que las zonas verdes pueden actuar como esponjas. “En la transformación de la ciudad, creo que hace falta un enfoque integral. Está muy dividido en varios departamentos y la transformación tendría que implicar en todas las áreas”, manifiesta el ambientólogo, dice además que también es una cosa que se tendría que extender hasta la parte metropolitana otros ayuntamientos que también tienen un papel muy importante en la lucha contra el cambio climático.

Reúnen las vacaciones, el verano, y con él un buen tiempo que ya empieza a dejar de ser “bueno” si algunas temperaturas se mantienen a lo largo del día y a lo largo de las semanas. Algunos días marcharemos cerca del mar, en el campo con suerte, otros muchos los pasaremos en las ciudades medianas y grandes, y en pueblos alejados del concepto más rural. Queda mucho para hacer, ojalá los caminos nos lleven a ciudades más amables y más adaptadas a condiciones que, sin duda, han venido para quedarse.