Aprender de plantas en las montañas de Teruel
Un verano más, docentes y aficionados de las plantas se reúnen en el municipio de Orihuela del Tremedal para ampliar su conocimiento sobre el mundo vegetal, a través del curso de Botánica pràctica de la flora y vegetación del Sistema Ibérico Oriental. Una exitosa propuesta de la Universidad de Verano de Teruel, que ya va por su 30ª edición. Nos lo cuenta Javier Fabado, que forma parte de la organización.
Del 1 al 4 de julio de este año tuvo lugar la XXX edición del curso de Botánica práctica de la flora y vegetación del Sistema Ibérico Oriental, el más longevo en su categoría y el segundo curso mas antiguo de los ofertados por la Universidad de Verano de Teruel, que este año cumple su XXXV aniversario. Una propuesta que surge de la necesidad de una enseñanza práctica de la biodiversidad vegetal, utilizando el medio natural como aula y donde las salidas al campo son la base del mismo y su eje vertebrador. La dinámica del curso ha cambiado poco en estos 30 años, sin embargo nunca le han faltado alumnos interesados e incluso hay algunos que deciden repetir la experiencia.
El medio natural, la mejor aula
¿Y cual es el secreto del éxito de esta iniciativa? El aprendizaje en contacto directo con el paisaje y las plantas. Y es que el curso está estructurado de tal manera que todos los días se realiza una salida al campo para poder observar diferentes aspectos de la flora y vegetación in situ. Además, se toman muestras que a posteriori se llevan al laboratorio para que los alumnos puedan estudiarlas y determinar las diferentes especies, utilizando claves dicotómicas creadas ex profeso.
Todo ello se complementa con una serie de conferencias para explicar determinados aspectos de la geobotánica y corología de las plantas. Una experiencia que inspiró el curso de Botánica práctica valenciana en el Jardí Botànic de la Universitat de València, también con muy buena acogida, en su intento de ampliar el uso del propio Jardín como herramienta didáctica.
En sus primera ediciones, el curso duraba 5 días, de lunes a viernes, y tenía como sede el campus de la Universidad de Teruel. Desde allí, todos los días había una salida al campo en autobús, algunas con vuelta a comer a Teruel y otras con comida por el camino, con su siesta en el autobús de regreso. Eran visitas obligadas las sierras de Gúdar y Javalambre, para observar interesantes endemismos como Oxytropis javalambrensis y Sideritis javalambrense, cuyos epítetos específicos ya nos hablan de su exclusividad.
También se visitaba la sierra de Albarracín, con paradas en el Paraje del Rodeno, además de las zonas altas de Bronchales y Orihuela del Tremedal para visitar las turberas de la zona, o la zona de yesos de la cuenca del Alfambra, con su flora especializada en dichos ambientes gipsícolas tan exigentes, como el arnacho (Ononis tridentata), la Gypsophila struthium subsp. hispanica o la Herniaria fruticosa. Así, en pocos días te hacías una buena composición de la flora y vegetación de la provincia de Teruel. Ya de tardes tocaba sesión de conferencias y de determinación con claves dicotómicas, y alguna noche la Universidad de Verano de Teruel organizaba una visita por la ciudad para ver el Teruel mudéjar, muy interesante ya que ha sido declarado patrimonio mundial por la UNESCO.
Sin embargo, hace unos 10 años, se decidió cambiar la sede y trasladarlo directamente al medio natural que se estudiaba, y desde donde se realizan las salidas a pie para estudiar el entorno, eliminando las horas de autobús. Primero fue Noguera de Albarracín, quién acogió el curso durante un año, seguido de varios años en Alcalá de la Selva, hasta que finalmente se ubicó definitivamente en Orihuela del Tremedal donde actualmente y desde hace unos 6 años tenemos la sede, concretamente en la Residencia de Tiempo Libre. Allí se encuentran las condiciones idóneas para estudiar la flora y vegetación de la zona y toda la infraestructura necesaria.
Residencia de Tiempo Libre. Orihuela del Tremedal.
Paisaje que rodea a la Residencia de Tiempo Libre. Orihuela del Tremedal.
La riqueza de la vegetación turolense
Orihuela del Tremedal ofrece gran variedad de ambientes, lo que permite estudiar y conocer en cada excursión, especies de flora y formaciones vegetales diferentes. La residencia se encuentra a unos 1700 metros sobre el nivel del mar, rodeada de pinares de Pinus sylvestris y melojares de Quercus pirenaica, asentados sobre cuarcitas. En su seno, podemos encontrar especies tan interesantes como el arándano (Vaccinum mirtyllus), o el Melapyrum pratense, perteneciente a un género de especies hemiparásitas.
Bosque de Pinus sylvestris / Residencia de Tiempo Libre.
Arándano (Vaccinum mirtyllus).
Además de estos bosques encontramos ríos de piedra, roquedos con interesantes comunidades rupícolas, donde destacan los helechos y sobre todo algunos de considerables dimensiones como el helecho macho (Dryopteris filix-mas) o el helecho hembra (Athyrium filix-femina), además de turberas, tremedales o gotiales (como se dice allí), con esa flora tan característica asociada a medios pobres en nutrientes que desarrolla estrategias curiosas para solventarlo. Es el caso de la Drosera rotundifolia, una planta carnívora que busca en los insectos que atrapa esos nutrientes que no encuentra en el suelo.
Río de piedra / Centro de interpretación Orihuela del Tremedal.
Agracejo (Berberis vulgaris subsp. seroi) / Residencia de Tiempo Libre.
También permite en pocos kilómetros acercarse al pueblo, situado entre estas cuarcitas que albergan los pinares y melojares, y calizas con sabinares y pinares de Pinus albar pero con una cohorte de flora muy diferente a los anteriores, donde encontramos agracejos (Berberis vulgaris subsp. seroi), tomillos rastreros (Thymus godayanus) y ajedreas (Satureja montana). Todas ellas especies que, al menos en Valencia, estamos más habituados a ver en la alta montaña.
Un curso para docentes de ciencias y amantes de las plantas
El perfil de alumno del curso es muy amplio y variado, desde personas que prácticamente comienzan de cero con las plantas, hasta otras ya verdaderas aficionadas y conocedoras del medio natural, además de profesores del área de la ciencias naturales interesados en mejorar y ampliar sus conocimientos sobre botánica. El lugar de procedencia también lo es, mucha gente de Aragón (sobre todo de Teruel y Zaragoza) y de la Comunidad Valenciana, pero cada vez nos encontramos con más gente de otras regiones como País Vasco, La Rioja o Madrid, entre otras.
Lo que ha cambiado poco es el elenco de expertos botánicos que lo imparten, con Gonzalo Mateo del Jardí Botànic de la Universitat de Valencia a la cabeza, y Manuel Benito Crespo de la Universidad de Alicante y Carlos Fabregat, completando el equipo. A ellos me sume yo, Javier Fabado, hace pocos años, como coordinador del curso y colaborador también en las labores docentes.
La verdad es que es una experiencia muy interesante y enriquecedora, aulas en la naturaleza, trato personal y cercano, y un buen ambiente entre alumnos y profesores donde todos aportan y todos aprenden. En cada edición hay especialistas de diferentes ramas, geología, zoología, interesados en la astronomía, que enriquecen en muchos casos las aportaciones de los docentes e incluso amplían los momentos de aprendizaje convirtiendo las noches en jornadas lúdico-divulgativas donde observar estrellas, ciervos o mariposas nocturnas.
Por otros 35 años más de la Universidad de verano de Teruel, y que los vea el curso de Botánica práctica. Desde aquí solo queda agradecer a todas las personas, organización, profesores y alumnos, por todos estos años de dedicación.