Cooperación al desarrollo: el Santuario de la Orquídea Boliviana
El pasado verano aterrizó nuestro blogger biólogo Jose Aparici a la Grande Chiquitania Misional, al oriente boliviano, después de haber sido escogido en la nueva plaza creada de Biología, Agronomía y Gestión del Medio natural dentro de la VII Edición del Programa Especialista Municipal Voluntario del Fondo Valenciano por la Solidaridad 2018/19. En esta primera parte, nos pondrá en contexto, nos adentrará en la motivación que lo ha animado a presentarse y en la organización previa de una cooperación técnica al desarrollo piloto, previa al reconocido Festival Internacional de la Orquídea de Concepción, que celebra este fin de semana la decimoctava edición.
Secretos en el reino vegetal
Cuando hablamos de orquídeas, a muchas personas nos venden al ninguna imágenes de flores sugerentes y llamativas, plenas sofisticación y extravagancia. Suelen ser aquellas especies que irradian una mezcla de rareza y exotismo, procedentes de las lejanas selvas tropicales. En cambio, en las montañas valencianas, cerca de nuestra casa, encontramos orquídeas más tímidas, más discretas, más escasas, que crecen escondidas entre la naturaleza y con unos 15 cm de altura, pasando totalmente desapercibidas. Eso sí, tanto las orquídeas tropicales como mediterráneas tienen un factor común, son autóctonas, son especies vulnerables en muchos casos, bajo una frágil protección.
¿Cuántas especies tenemos?, ¿cuáles son los hábitats más adecuados? o ¿conocemos las amenazas a que se ven sometidas?. Una familia botánica, la de las Orchidaceae, de las más extensas que existen, con más de 1.800 géneros y alrededor de 30.000 especies identificadas en todo el globo. Año tras año el número se incrementa entre 100 y 200 nuevos descubrimientos y, además, hay que sumar las 100.000 variedades híbridas naturales o cultivadas por horticultores. De hecho, de cada diez plantas con flor, una es orquídea.
Con motivo de la Semana de la Biodiversidad, el pasado mes mayo durante un coloquio titulado Orquídeas silvestres del País Valenciano, el reconocido botánico Carles Fabregat nos dio algunas claves en materia de taxonomía, ecología y distribución a través del Catálogo Valenciano de Especies de Flora Amenazadas de la Generalitat Valenciana. El coloquio, como no, fue acompañado de multitud de fotografías para poder disfrutar de una explosión floral desde una mirada artística, que nos hizo redescubrir una alfombra de aromas, colores, tradiciones y experiencias compartidas alrededor de las orquídeas.
Acogidos por la exposición fotográfica “Les Nostres Orquídies” en el Hort de Tramoieres del Jardí Botànic, celebración de la conferencia impartida por Carles Fabregat y presentada por Jaime Guemes, amic i director de la institució. Fuente: Jose Aparici
En el reino vegetal, las orquídeas causan una gran fascinación y se nos dudo, han contribuido a extender el interés por la naturaleza y a incrementar la sensibilización en la conservación de aquellas especies amenazadas. Pero no únicamente sus exuberantes morfologías han sido admiradas, sino su gran capacidad de adaptarse a distintos sustratos, hábitats y su sofisticado sistema de polinización. Cada orquídea tiene una interacción especial con un polinizador, se hace irresistible para este adoptando colores y formas imposibles. Algo que las caracteriza y que las convierte en una de las familias vegetales más evolucionadas. Entonces, ¿por qué puede llegar a ser tan complejo su crecimiento?; son muchos los factores que influyen, el grado de humedad, el fotoperiodo, las fluctuaciones de temperatura…
Unos meses atras, entre bambalinas
Durante mi paso por el grado de Biología, aprendí a pinceladas generales sobre la botánica asociada a las orquídeas. No obstante, el objetivo fue ir más allá, profundizar en su peculiar anatomía, su distribución y cómo se reproducen, su propagación vegetativa, las técnicas de cultivo o las plagas que las pueden perjudicar. Bajo el lema Mayo, mes de las orquídeas y con motivo de la XV Muestra de Orquídeas 2018, interesado participé en la agenda cultural organizada por el Jardí Botànic de la Universitat de València y el colectivo Orquidiófilos Valencianos (OVAL), complementada con estantes de viveros certificados, seminarios o exposiciones fotográficas en torno a la ecología, taxonomía o comercio de estas plantas, deleitando el placer de aficionados.
Área expositiva de la XV Mostra de la Orquídea, con un decorado que rinde un particular homenaje al folklore valenciano. Fuente: Jose Aparici
Además, fueron fundamentales allá por junio y julio, reuniones de trabajo basadas en la investigación bibliográfica, en la construcción de alianzas de coordinación con el Banco de Germoplasma, el Dpto. de Conservación, el Dpto. de Cultura y Comunicación, el Servicio de Jardinería o la Biblioteca José Pizcueta, todos ellos formando parte de un Jardí Botànic de la Universitat de València que me ha visto crecer académicamente, personalmente. Y no me olvido del útil curso práctico con expertos miembros del colectivo OVAL sobre el cultivo y reproducción vegetal del género Cattleya, todo una serie de consejos, indicaciones alrededor de la especie Cattleya nobilior; pero ¿por qué estamos prestando tanta atención a este género?
Semanas antes de emprender el viaje a Bolívia, optimicé los conocimientos en un curso intensivo particular de orquídeas Cattleya y visitas al orquidiario y al vivero del Jardín, donde improvisaremos un banco de trabajo al aire libre para realizar divisiones y trasplantes. Fuente: Jose Aparici
Originaría de regiones de la cabecera amazónica, limítrofes entre Brasil y Bolivia, la Cattleya nobilior es una de las cuatro especies nativas del género en Bolivia. Cultivada en el vivero municipal de Concepción y en sus comunidades indígenas, donde es necesario mejorar primordialmente las tareas de siembra, cultivo e identificación de las orquídeas que permita así, el manejo funcional de los viveros como herramientas potenciales de docencia y divulgación científica; una dinámica aprendizaje – servicio muy ligada al transcurso de mi grado de Biología. Dichas funciones, conformaban la plaza en la modalidad de Biología, Agronomía y Gestión del Medio Natural, convocada por primera vez y enmarcada en la VII Edición del programa valenciano Especialista Municipal Voluntario 2018, en el que había que cumplir estrictamente un conjunto de condiciones, requisitos y criterios de selección.
Rebobinando al pasado invierno, días antes de finalizar una beca formativa en el Museo de Ciencias Naturales de Valencia, interrumpí una conversación para preguntar: “¿qué es el programa de Especialista Municipal Voluntario?”. Sentados en un luminoso despacho, con los jardines de Viveros a nuestros pies, la directora Margarita Belinchón, me adentró emocionada en su asistencia técnica sobre la dinamización cultural de museos y yacimientos paleontológicos en tierras ecuatorianas, en otoño del año 2016. Satisfecha de ser la mejor experiencia en sus 63 años de bagaje, ella es tan sólo una miembro de una extensa familia que estaba de aniversario recientemente, cumplió 25 años y se denomina Fondo Valenciano por la Solidaridad.
Y es que allá por el 1992, nació una nueva experiencia municipal en cooperación internacional. Un grupo reducido de ayuntamientos fundadores, incluido Ayelo de Malferit, decidieron adentrarse en este campo de actuación, plantearon crear una organización de entidades municipales con la finalidad sin ánimo de lucro de dotarse de instrumentos que les pudiera facilitar la implicación de la participación local en la cooperación al desarrollo. Hoy por hoy, el Fondo está compuesto ya de una red de 106 ayuntamientos y una novena de mancomunidades de todos los signos políticos.
Las aportaciones económicas anuales del conjunto de socios que se orientan a financiar la ejecución de proyectos aprobados, van de la mano del crucial papel que lleva a cabo el Fondo con las pertinentes tareas de estudio, de justificación, de seguimiento y de evaluación de distintas líneas de trabajo; cómo también, fomentar la celebración de campañas informativas, jornadas de sensibilización ciudadana en cada localidad socia. De este modo, el objetivo último es fortalecer una constructiva promoción de un nuevo modelo económico global, horizontal mediante una fuente creativa de acciones y proyectos, mediante una sólida contribución al desarrollo socioeconómico y cultural de localidades de países del Sur, como Bolivia, Ecuador, Guatemala o El Salvador.
Bajo el lema de esta edición 2018, el programa Especialista Municipal Voluntario subraya la asistencia técnica como herramienta innovadora para la cooperación al desarrollo eficaz que aprovecha el potencial de conocimientos del personal técnico y los vecinos cualificados de aquellos municipios valencianos socios integrados en el Fons Valencià. Fuente: Fons Valencià.
La asistencia a una charla de presentación de proyectos llevados a cabo a la edición 2017 me permitió conocer nuevos técnicos e intercambiar así reflexiones e inquietudes, resolver multitud de dudas sobre la esencia del programa, abordar los puntos en común de la veintena de plazas, algunas de ellas con propuestas de posibles futuras contrapartes y modalidades disciplinarias. Y es que el lanzamiento de la convocatoria de Biología, fidedigna a mi formación curricular, me impulsó finalmente a solicitarla entre inquietud, ilusión y compromiso social y, con la expectativa de poder ser útil en su ejecución. Una vez agrupada toda aquella documentación necesaria y pasados todos los filtros de selección, un comité experto eligió mi candidatura a inicios de junio.
El proyecto aterrizó en un momento oportuno, único. Suponía un punto de inflexión personal, coincidiendo con el salto académico entre el grado de Biología por la Universitat de València y el conjunto de becas formativas realizadas paralelamente y, el máster de Ecología Avanzada y Gestión del Medio Natural de la Universitat d’Alacant iniciado este otoño, posgrado que guardaba una íntima conexión con los ejes temáticos del citado proyecto. El positivo veredicto, la luz verde desencadenó la participación en unas emotivas jornadas formativas de convivencia con el conjunto de compañeras y compañeros técnicos voluntarios seleccionados, con la pequeña familia plural y extrovertida. Potenciaremos aptitudes, habilidades sobre la cooperación al desarrollo mediante dinámicas de grupo, de sensibilización pioneras, y la resolución de cuestiones de aspectos logísticos de la asistencia de la mano de varias voces expertas, de profesores.
Foto final del curso formativo con el grupo de técnicos municipales y estudiantes elegidos en la presente edición del programa EMV, en una atmósfera de compañerismo, de intercambio de experiencias, de vivencias y como no, con un nudo de nervios en la pancha. Fuente: Fons Valencià
Además, julio se estrenó con una comunicación continua, fluida a distancia con las dos tutoras coordinadoras de la contraparte (Centro para la Participación y el Desarollo Humano Sostenible CEPAD de Bolivia y el Gobierno Autónomo Municipal de Concepción) para establecer la agenda correspondiente en los primeros días en el terreno, madurar y priorizar los frentes de acción a ejecutar, intercambiar protocolos y artículos científicos de interés, descripción de las instalaciones de trabajo, entre otros aspectos logísticos cotidianos. El desenlace ya lo conocemos, medios de comunicación y revistas digitales se harían eco de los perfiles de los candidatos seleccionados.
Abriendo la ventana al nuevo mundo
Volviendo a ellas, las orquídeas reúnen tres requisitos básicos para seducir a los coleccionistas: belleza, rareza y variedad. No pasaron desapercibidas por la inquisidora mirada de Charles Darwin, quién publicó su libro sobre coevolución planta – insecto. Con la llegada del hombre blanco en América del Sur y la influencia de la sociedad victoriana de la Inglaterra del siglo XIX, estalló una atracción obsesiva hacia estas plantas y sus flores, una auténtica fiebre que desencadenó la drástica, lamentable desaparición de multitud especies en el corazón de los bosques tropicales. Era la época imperial a ritmo de expedición y saqueo, en que las orquídeas eran un tesoro a comercializar a precios desorbitados bajo la ambiciosa mirada colonial. Dieron el gran salto desde los santuarios endémicos del Nuevo Mundo hasta las colecciones botánicas de jardines e invernaderos del centro de Europa, donde las orquídeas ocupaban un lugar predilecto como símbolos de estatus sociales elitistas, como especímenes por excelencia en la investigación médica. Hoy por hoy, aunque la extracción y el tráfico ilegal es elevado, afortunadamente los sistemas de reproducción artificial in vitro son una alternativa sostenible cada vez más amplía, con el abanico de orquídeas híbridas criadas en viveros certificados a un precio en muchas ocasiones, asequible. Pero, ¿qué es la simbología que representa la orquídea en su lugar de origen?
Incipientes movimientos culturales en todo el continente sudamericano pretenden leer la realidad hombre – territorio desde otro punto de vista. El Festival de la Orquídea celebrado en la localidad de Concepción, catalogada como Patrimonio Cultural de la Humanidad, es tan sólo un acontecimiento ejemplar. En el marco de un Plan de Dinamización Turística Municipal conjugado por la Comisión de Desarrollo Económico (CODEL) y la Agencia de Desarrollo Económico Local (ADEL), surgió con un acuerdo unánime de la sociedad civil en la creación del Festival de la Orquídea, el cual posicionó con la llegada del nuevo milenio a Concepción como el “Santuario de la Orquídea Boliviana”. Reconocido a lo largo del continente, la celebración de este acontecimiento compuesto de tres jornadas constituye un valor agregado a la riqueza cultural, folclórica local y un incentivo más para coordinar esfuerzos mancomunados por la preservación de los hábitats de las orquídeas autóctonas de la mano de un turismo y un comercio sostenible, respetuoso.
En un ambiente de rituales festivos, decenas de expositores y delegaciones de viveros nacionales se instalan en el casco antiguo, Club Social y salón de exposiciones del vivero municipal en Concepción durante este fin de semana de Festival con motivo de la llegada de la primavera en el Hemisferio Sur y la explosión floral en la naturaleza. Fuente: Ruta Verde Tours
Por la parte que nos corresponde en el presente proyecto, la alfabetización ecológica basada en una comunicación adaptada a los distintos colectivos de usuarios, independientemente de sus características físicas, cognitivas o socioculturales, tiene un significado clave. Clave en la minimización de las actividades extractivas ilegales de flora puesto que pone en riesgo no sólo la viabilidad de las poblaciones de orquídeas silvestres, sino los hábitats en los que germinan. Dado que las orquídeas epífitas se hospedan en un árbol para poder crecer o se han adaptado específicamente para atraer un tipo de animal para poder reproducirse, su extinción puede producir una espiral negativa en el ecosistema que las rodea puesto que se abre el camino a qué sean desplazadas, sustituidas por otros. Por lo tanto, las orquídeas se han convertido en un termómetro, en un bioindicador de la salud del ecosistema en que habitan, un ecosistema expuesto cada vez más a los incendios forestales, deforestaciones o pérdida de suelo de la mano del descontrolado sector agrícola, ganadero y forestal local en un contexto creciente de cambio climático.
No es ninguna novedad que dentro del análisis multidisciplinario de un ecosistema, la variable sociológica es relevante, como lo es la población humana al biotipo y su afectación al medio ambiente por su extraordinaria capacidad de transformación. De este modo, es difícil el entendimiento de un patrón de conservación de un entorno natural sin una apropiada concienciación de la población de acuerdo con un desarrollo sostenible, que pueda estimular no sólo la conservación del espacio sino el progreso socioeconómico justo de este.
A caballo entre el clima húmedo de la Amazonia y semiseco del Gran Chaco, ubicado en una de las últimas regiones forestales tropicales secas no solo de Bolivia, sino de toda América del Sur, el bosque chiquitano con 20 millones de hectáreas es el más extenso del planeta, valuoso por una ecologia única y por la su importancia histórica. Fuente: Jose Aparici
Profundizando en este pensamiento y considerando las abismales diferencias en los patrones sociales y económicos de Bolivia, en casa nuestra, a raíz de mi formación en la D.G. de Medio Natural y Evaluación Ambiental de la Generalitat Valenciana competente en la Gestión de Espacios Naturales Protegidos, creó hace unos años la iniciativa “Marca Parques Naturales”. Este plan aborda objetivos y metodologías que pueden convertirse en propuestas ajustadas a aplicar alrededor del cultivo y conservación de orquídeas, impulsado por el Gobierno Autónomo Municipal de Concepción.
La Marca PN es un distintivo a productos naturales, artesanos obtenidos y actividades de turismo prestadas dentro del área de influencia socioeconómica de un Parque o Reserva Natural, que actúan como sellos de calidad asociados a valores ambientales, culturales o etnológicos de los espacios naturales. Identificar y poner en valor productos certificados con la Marca, como aquello auténtico, autóctono, sano, natural, que se ha hecho de forma tradicional. Esencia del lema de este año: “Patrimonio cultural: también la naturaleza” con motivo de la celebración del Día de los Parques Europeos, el pasado mayo.
De hecho, tanto la apicultura de la Sierra de Espadán como el Festival de la Orquídea en Concepción poseen un significado común, la cohesión de las comunidades rurales como parte del patrimonio inmaterial de los pueblos. Para garantizar la rentabilidad económica y la igualdad de oportunidades de estas comunidades, hará falta en nuestro caso, asumiendo dificultades complejas, la planificación y capacitación en técnicas de cultivo de orquídeas como fuente, como refugio de pensamiento colectivo, de sabiduría ancestral, de conservación de tradiciones y valores campestres, sentimiento de pertenencia y aprecio por la naturaleza.
La mejor garantía de los espacios naturales y sus servicios ecológicos pasa por la implicación real de las administraciones públicas, colectivos o poblaciones que se encuentran en el entorno inmediato, implicación que requiere que se obtengan beneficios socioeconómicos, culturales y ambientales tangibles. Todo esto debe de ser compatible con criterios de uso sostenible, con modelos económicos innovadores que apuestan por la agroecología y el conocimiento del entorno.
En definitiva, desde los primeros intercambios con la contraparte local con motivo de mi elección para el proyecto de cooperación, ha sido necesario plantear conjuntamente herramientas y patrones básicos que ayudan a preservar el modelo de vida establecido en estos cascos urbanos de la Grande Chiquitania, en el oriente boliviano. Asegurar así la integridad del mismo espacio natural puesto que una mayor tendencia al éxodo rural a largo plazo, no existirá espacio natural que proteger. Por eso, hemos hecho una investigación de fórmulas para estimular sinergias entre productos y servicios complementarios que arrecien, autoalimenten circuitos económicos locales de proximidad.
Aunque no soy un técnico con una gran trayectoria, el mía incipiente, transversal itinerario profesional paralelo al transcurso académico del grado de Biología avala varios objetivos, competencias y habilidades conseguidas. Estas las he puesto en práctica, las he enriquecido durante agosto de la asistencia, un agosto que ha puesto punto y final a un ciclo académico y el inicio de un nuevo, impregnado por la interpretación versátil de nuevas gestiones públicas contextos sociales y de crecimiento personal difíciles de calcular su magnitud.
La formación cumplida en investigación botánica y fitopatología agronómica, en museología y divulgación científica y mi implicación activa en la gestión medioambiental desde la administración pública o desde cargos de responsabilidad de una entidad de utilidad pública, denota mi inquietud, inconformismo y esfuerzo de superación, de perfeccionamiento propio. Desde mi punto de vista, creo que como mostraré en la segunda parte, he podido ejecutar con rigor, iniciativa, espíritu crítico y sobre todo humildad, el presente proyecto puesto que estoy convencido que la ecología es la base del progreso social y la igualdad de género en las civilizaciones que optan a conseguirlo.
¿En qué consiste la asistencia a Bolivia? Un avance de la segunda parte…
La presente asistencia técnica en Biología, Agronomía y Gestión del Medio Natural se encuentra enmarcada como sabemos en la VII Edición del programa Especialista Municipal Voluntario del Fondo Valenciano por la Solidaridad 2018, la cual cuenta con el apoyo del Centro para la Participación y el Desarollo Humano Sostenible CEPAD de Bolivia y el Gobierno Autónomo Municipal (GAM) de Concepción, capital provincial donde se realizó la cooperación técnica. Este posee un plan de acción estructurado en ambas grandes áreas de trabajo complementarías; por un lado, botánica, fisiología vegetal, agroecología y bioclimatología y por la otra parte, conservación vegetal, gestión de áreas protegidas, derecho ambiental y sensibilización ciudadana. El conjunto de campos disciplinarios citados componen una hoja de ruta inicial de 20 objetivos con un cumplimiento del 80%, dispuesto alrededor de la columna central que ha justificado constituir la presente asistencia, la Cattleya nobilior, flor símbolo de Concepción, Santuario Boliviano de la Orquídea con la inclusión de dos comunidades indígenas locales: Carmen y El Encanto.
Flor de la Cattleya nobilior, flor morada símbolo de Concepción y la protagonista, la razón de ser que motivó, que justificó la puesta en marcha de la presente asistencia técnica de cooperación. Fuente: Jose Aparici
Dicho esto, hemos llevado a cabo primordialmente una capacitación del servicio técnico sobre mejoras metodológicas en el cultivo, reproducción e identificación de orquídeas nativas; cómo también, la optimización del manejo y funcionalidad integral tanto de los orquidiarios municipales como de su entorno natural. Paralelamente, hemos abordado una puesta en contexto, un entendimiento de la realidad colectiva actual entorno a la extracción y comercialización irregular de flora autóctona, cosa que ha comportado una evaluación exhaustiva de todos aquellos actores sociales implicados. Entre los fundamentos abordados con la aportación de un informe de trabajo detallado, nutrido de diagnosis y propuestas de mejora: programa anual cura de las colecciones de orquídeas y reparación instalaciones, programa de educación ambiental adaptado en los centros docentes, impulso al potencial educativo y ecoturístico de los orquidiarios y áreas protegidas de las comunidades indígenas, agilizar la efectividad de la legislación medioambiental municipal vigente, redefinición de la programación del Festival de la Orquídea o la transición del modelo ayoreo de depredación natural al de reproducción in vitro, estableciendo de este modo, las bases de un nuevo laboratorio que minimizo la pérdida de la integridad de las poblaciones de orquídeas en el hábitat natural.
¡Hasta la próxima!