Mucha botánica en las obras ganadoras de Illustraciencia 2018
Las obras Ciervo volante, de Rita Cortés de Matos, y Siberian taiga, de Julia y Eugene Porotov, han sido las obras ganadoras de la sexta edición de Illustraciencia, premio internacional de ilustración científica y naturalista. Cómo podéis ver en la imagen de cabecera, hay mucha botánica en la obra de Porotov, y también en cierto modo en la de Cortés, por lo que os proponemos mirarlas de cerca y conocer un poco más la vegetación presente en estos trabajos.
Un jurado profesional, formado por miembros del comité asesor de Illustraciencia y representantes del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y la Asociación Catalana de Comunicación Científica (ACCC), ha seleccionado las obras ganadoras del certamen Illustraciencia en la categoria científica y naturalista, de entre las 40 obras finalistas. Más de 500 trabajos se han presentado a este galardón internacional que tiene por objetivo premiar y divulgar el trabajo de los profesionales de la ilustración científica y naturalista.
Siberian taiga: los bosques boreales
La obra de Julia y Eugene Porotov, ganadora en la categoría de ilustración naturalista, es Siberian taiga. Como ellos mismos nos han explicado, la ilustración refleja un bosque mixto de Siberia occidental, con su flora y fauna. Popularmente, cualquier gran bosque situado en esta zona recibe el nombre de taiga rusa o siberiana, aunque, como veremos, se puede diferenciar entre taiga “pura” (bosque profundo) y bosque mixto.
La taiga o bosque boreal es un tipo de hábitat según la clasificación del WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza) caracterizado por sus formaciones boscosas de coníferas, resistentes al frío, y por ser la mayor masa forestal del planeta. Un ambiente que se encuentra en Rusia y Siberia, norte de Europa, norte de Canadá y Alaska. Con temperaturas invernales muy bajas (de menos de – 40° C) y un verano con una temperatura media de 19°C, el periodo favorable para la vida se reduce a prácticamente cuatro meses, momento en el que se produce una auténtica eclosión de vida.
Krasnoyarsk Taiga. / Andrey Efenstor Pivovarov (Wikimedia Commons).
En la taiga rusa o siberiana, que ocupa prácticamente toda Siberia, la vegetación dominante es el bosque de coníferas. Las hojas en forma de aguja de estas especies les permite soportar bien las heladas y perder poca agua. Siempre dominan una o muy pocas especies, siendo importantes diferentes tipos de abetos (Abies y Picea), pinos (Pinus) y alerces (Larix). Aunque de una gran extensión, la biodiversidad de la taiga es baja en comparación con los biomas de climas más templados y tropicales.
Por otro lado, es frecuente encontrarse con el fenómeno “drunken forests” o “bosques borrachos”, cuando los árboles pierden su verticalidad en el crecimiento porque la capa de permagel se funde y, al perder el apoyo, se inclinan en diferentes direcciones. La imagen resultante es realmente llamativa.
Bosques bebidos (Wikimedia Commons)
En zonas donde el clima no es tan duro, en latitudes más bajas y templadas, el bosque suele ser mixto de coníferas y árboles de hoja caduca, como sauces, robles o abedules, que ocupan los claros de los bosques y márgenes de ríos, así como diferentes tipos de arbustos.
Una característica a destacar de este bioma es la falta de materia orgánica en el suelo, tanto porque la mayoría de especies son perenes como por la altura y densidad de los árboles que no dejan pasar la luz. Esto, al mismo tiempo, favorece la presencia de musgos y líquenes, así como de helechos.
En la ilustración de Julia y Eugene Porotov, como habíamos avanzado, se representa el bosque mixto de Siberia occidental, que es como suele empezar siempre la taiga densa. Si nos fijamos, veremos que a la izquierda de la imagen, en primer plano, tenemos un roble carvallo (Quercus robur) y, justo detrás, un avellano (Corylus avellana) con frutos, especie bastante común en el sotobosque de abetos. En medio de la imagen, un serbal de cazadores (Sorbus aucuparia), con sus característicos frutos anaranjados. Estos no se suelen consumir frescos pero se elabora con ellos mermeladas y licores. Uno de sus nombres comunes deriva de otro uso: se utilizan como cepo para cazar aves.
Detrás del serbal de cazadores y siguiendo hacia el fondo de la ilustración, podemos identificar un bosquete de abedules (Betula sp.), con la característica corteza pelándose que dará paso otra corteza definitiva. Es rica en aceites, resistente a las agresiones y al frío. Por eso mismo, es muy utilizada para impermeabilizar techos, para fabricar herramientas, zuecos, etc. Justo junto al oso que hay a continuación, tenemos un ejemplar de pino silvestre (Pinus sylvestris), una conífera que se suele encontrar en suelos pobres, como este.
Otoño en la taiga siberiana. Se puede ver abeto siberiano (Abies sibirica) entre bosque de abedules (Betula pendula/pubescens) en la zona de Siberia occidental. / Tatiana Gerus (Flickr)
Si nos fijamos en la parte baja de la imagen de Porotov, podremos identificar otras plantas de géneros comunes de la taiga. Así, se ven varios tipos de helechos, de los géneros Dryopteris y Blechnum. Podemos distinguir diferentes tipos de frutos del bosque, como arándanos (Vaccinium myrtillus) con bayas de color negro azulado, arándanos de grúa o arándano agrio (Vaccinium oxycoccus), con fruto de color rojo, y fresas (Fragaria vesca). Y menos abundantes, pero también presentes, están los lupinos o altramuces (Lupinus sp.), enebros (Juniperus sp.), lúpulo (Humulus lupulus) trepando por el tronco del roble, y nenúfares (Nymphaea alba) sobre el charco de la derecha. Chispeando el suelo de azul claro están las campanillas (Campanula sp.) y las estrellas moradas de Aster sp.
Fragmento ampliado de la ilustración Siberian taiga.
Julia y Eugene Porotov, autores de la illustración ganadora en la categoría naturalista, están encantados con el premio y aseguran que “es un honor que nuestro trabajo haya sido valorado por conocidos y respetados expertos”. Con residencia a Krasnoyarsk, los dos se graduaron en el lnstituto Estatal de Arte de la ciudad. Participando en Illustraciencia, buscaban la oportunidad de conocer artistas y profesionales amantes de la naturaleza y están impresionados con los trabajos presentados al certamen, “por su sinceridad, atención al detalle y actitud respetuosa hacia la naturaleza”. La pareja Porotov, profesional y en la vida, manifiesta un gran interés y respeto hacia todas las criaturas y formas de vida en sus trabajos, leitmotiv en sus obras que intentan difundir por toda Rusia. Como miembro de los Dolgan, pueblo indígena de Siberia, Eugene ha tenido la oportunidad de ver los animales en su medio natural y de criarse en una cultura que los tiene en alta consideración, iguales a las personas; una especial reverencia, aseguran, que transmiten y distingue sus trabajos. Difundir esta cultura y ayudar a que no desaparezca es otra de sus grandes motivaciones, a la que dedican muchos de sus esfuerzos. Podéis ver una galería de sus trabajos aquí.
Ciervo Volante, premio de ilustración científica
En la categoría de ilustración científica, se ha llevado el galardón de la presente edición de Illustraciencia la obra Ciervo volante, de Rita Cortês de Matos. La ilustración científica es una disciplina al servicio de la comunicación científica que tiene la misión de contribuir a aclarar, simplificar y objetivar determinados conceptos. Desde Illustraciencia la definen como la forma de ordenar informaciones visuales para dar lugar a una imagen que sintetiza una determinada información científica. Son características, pues, el rigor científico, la focalización y la finalidad didáctica.
La obra de Cortês de Matos representa el escarabajo ciervo, Lucanus cervus, el escarabajo más grande de Europa, conocido por sus grandes y variadas mandíbulas que recuerdan las de los ciervos. La desaparición de su hábitat natural y el deterioro de las áreas boscosas deja a esta especie en una situación de vulnerabilidad. De hecho, está protegida por varias leyes internacionales y considerada en Portugal y España dentro de la categoría de interés especial en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.
Ciervo Volante, de Rita Cortês de Matos, ganadora de la categoría de ilustración científica.
Se trata de un insecto saproxilófago, puesto que la larva se alimenta y crece a partir de la madera muerta y podrida de varias especies, aunque tiene predilección por los quercus de hoja caduca o marcescente, y lo encontraremos en bosques con robles y encinas abundantes. Tienen un papel importante, como otros insectos saproxilófagos, en el reciclaje de la madera muerta, un recurso que se encuentra en niveles muy bajos en muchos bosques europeos . Este deterioro es la razón de su vulnerabilidad y la presencia de Lucanus cervus, por tanto, es considerada como una excelente manera de medir la naturalidad de ecosistemas forestales.
Rita Cortês de Matos, natural de Lisboa, vive en la ciudad portuguesa de Beja. Escritora e ilustradora, ligada al proyecto Urban Sketchers, es también autora de varios libros ilustrados destinados al público infantil.
Un certamen consolidado
Más de 500 obras se han presentado al concurso de Illustraciencia de este año. Según ha informado la organización en un comunicado, para el jurado ha sido complejo seleccionar las obras ganadoras puesto que las propuestas recibidas destacan por su calidad. El certamen reconoce el excelente trabajo de los profesionales de la ilustración y pretende ser un espacio para mostrarlo. Obras que son “fundamentales para el avance del conocimiento científico”, como destaca Miquel Baidal, coordinador de la iniciativa.
Además de las dos obras galardonadas de las que hemos hablado, Larissa Ribeiro Lourenço Fernades ha resultado ganadora del premio especial del público por su obra Sudán, el último rinoceronte macho. También han recibido una mención especial las obras Heteromorphic Ammonoids of the Matanuska Formation, Turonian, Alaska, de Kate Lo Medico Marriott y Ramphastos, diversidad de picos del Neotrópico, de Santiago Forero Avellaneda en la categoría de ilustración científica; y las obras Papagaios, de Wilma Ander, y Megasomaelephas, de Carlos Ortega Contreras, en la categoría de ilustración naturalista.
Sudán, el último rinoceronte macho. Rinoceronte blanco norteño (rinoceronte blanco norteño). El último rinoceronte macho blanco norteño que existió en el mundo. Un símbolo de las especies en peligro de extinción y una señal de que si la forma en que consumimos no cambia, tarde o temprano vamos a destruir el planeta y el proceso ecológico del cual dependemos las personas. / Larissa Ribeiro
En la galería del proyecto, podemos ver las 40 abres finalistas, entre las cuales hay como protagonistas varias especies vegetales como Aristolochia ridicula, Eucalyptus globulus (eucaliptus comú o blau), Dyckia distachya, la famosa Monstera deliciosa (costella d’Adán) o Iris spuria (fals iris). Próximamente, las podremos disfrutar en directo en la exposición itinerante de Illustraciencia que estará en las salas del MNCN y que después viajará a sedes expositivas de varias ciudades.
Con la colaboración de Jesús Riera y Javier Fabado.