Natura permanent
Desde el Jardín Botánico de la Universidad de Valencia proponemos una nueva manera de hablar de plantas, a través de la piel, analizando a nivel botánico los tatuajes vegetales de nuestros seguidores. ¡Te contamos de esta iniciativa y cómo participar!
Si lees espores es que te interesan las plantas, pero ¿hasta el punto de tatuártelas para siempre en la piel? Ya sea por su simbolismo, belleza, exotismo o extravagancia, el mundo vegetal se ha convertido en tendencia en el arte del tatuaje. Todo tipo de flores, hojas y bosques invaden los cuerpos de jóvenes y no tan jóvenes, creando auténticos jardines a base de tinta que no necesitan ser regados, abonados o podados.
Inspiración orgánica en estado puro que encierra más ciencia de la que parece y que el Botánico de la Universidad de Valencia se ha propuesto desvelar a través de la campaña “Naturaleza permanente”, una iniciativa para hablar de la botánica que esconden los tatuajes inspirados en plantas. ¿Tienes un tattoo botánico y quieres participar? ¡Te lo contamos! Pero primero un poco de contexto.
Del neolítico a la vuelta de la esquina
Aunque el imaginario colectivo actual se remonta sobre todo a la época hippie para hablar de los primeros tatuajes artísticos que escandalizaban a nuestros abuelos, el arte del tatuaje ha viajado a lo largo de toda la historia con nosotros pero con distintas finalidades.
Reconstrucción de Otzy, el hombre de hielo, realizada por Alfons y Adrie Kennis Imagen: © South Tyrol Museum of Archaeology / Ochsenreiter (fotografia adaptada por espores.org para una mejor visualización)
Otzi, un hombre prehistórico de la era del Neolítico, es la primera evidencia de tatuajes de la que se tiene constancia. Su cuerpo congelado fue encontrado en los años 90 por unos alpinistas alemanes en los Alpes, en la frontera entre Austria e Italia, con más de 60 líneas tatuadas en diferentes partes de su cuerpo. Tras estudiarlo se concluyó que justo en esas zonas sufría de artritis por lo que se interpreta que se realizaron con fines terapéuticos de forma similar a la actual acupuntura. Un significado que fue variando con el paso del tiempo en función del contexto histórico.
En Egipto, en la época dorada de los faraones, los tatuajes eran de uso restringido para las sacerdotisas que lo utilizaban como prueba de valentía, mientras que en las Antiguas Grecia y Roma, en función del tipo de tatuaje y el lugar, comenzaron indicando pertenencia a una rango social concreto, por ejemplo soldado o esclavo, para acabar siendo relegados únicamente a la identificación de criminales. Esta connotación negativa también existía al otro lado del mundo, en Oriente, pero al final acabó derivando en un uso de tipo decorativo tan elaborado que consiguió elevar la práctica a categoría de arte, gracias a una gran imaginación, perspectiva y uso del color.
Arte japonés del tatuaje
Sin embargo en Europa esa estigmatización siguió su curso hasta el punto de llegar a ser prohibidos por el rey romano Constantino I. No fue hasta la Edad Media cuando su sentido cambió, con la llegada de los templarios, que se grababan cruces en sus cuerpos como signo de pertenencia al clan, de honor hacia la religión que defendían y de señal inequívoca a su muerte para recibir sepultura cristiana.
De la misma manera los vikingos, antiguos pueblos escandinavos, decoraban sus cuerpos como signo de valentía y fortaleza con toda clase de símbolos y diseños que hacían referencia a su cultura y mitología, y donde destaca su gran vinculación con el mar. Un tipo de tatuaje que podríamos caracterizar como tribal, donde también estarían incluidos los practicados por los celtas, indígenas americanos y todos los nativos de la multitud de islas que engloba Oceanía.
Podría decirse que fue este último grupo del pacífico, que incluye civilizaciones tan alejadas entre sí por kilómetros y kilómetros de agua y sin embargo con tantas similitudes culturales, el que difundió la práctica del tatuaje como un estilo de vida. Y es que los antiguos maoríes, polinesios, pascuenses… no concebían su cuerpo sin tatuajes. Con el paso de los años podían llegar a cubrir por completo su cuerpo y simbolizaban sus grandes hazañas como guerreros, la historia de su familia, la posición social o alguno de sus dioses a modo de protección, eso sí, siempre incluían diseños con formas geométricas e inspirados en su fuerte unión con la naturaleza.
Arte maorí del tatuaje
Para hacerlos utilizaban peines hechos a base de huesos o escamas de tortugas fijados a mangos de madera o también pequeños huesos afilados y espinas. Éstos se impregnaban en una especie de tinta que se hacía con el carbón resultante de la quema de diferentes hojas y frutos, diluido en agua, aceite o sabia. Una técnica laboriosa pero que los aborígenes dominaban a la perfección. De hecho la palabra tatuaje viene del término samoano tátau, utilizado en Polinesia.
Y es que fue justamente ahí donde los expedicionarios ingleses dirigidos por el Capitán Cook en el siglo XVIII se interesaron por la práctica, aprendieron la técnica y la exportaron al Reino Unido. Desde la capital inglesa se extendió como la pólvora aunque sustituyendo progresivamente esos exóticos tattoos tribales originales por motivos marineros y dando lugar al estilo conocido como old school, caracterizado por sus líneas básicas y colores básicos.
Con la invención de la primera máquina de tatuar a finales del siglo XIX por el norteamericano Samuel O’Reilly, se popularizó todavía más, sobre todo en EEUU, pero no fue hasta la década de los 60 cuando se pasó al tatuaje moderno más elaborado y con multitud de opciones de color y degradados.
Maud Stevens Wagner (1877-1961), artista de circo estadounidense y primera mujer tatuadora profesional conocida
El apogeo de los tatuajes no llegó realmente hasta los 90, cuando los primeros millenials adolescentes rompieron todo tipo de estigmas y se convirtieron en consumidores innatos de esta experiencia. Así, hoy por hoy, uno de cada tres españoles de entre 18 y 35 años, tiene un tatuaje en algún lugar de su cuerpo, y lo interpreta como una declaración personal, una forma de expresar lo que siente, cómo es, lo que le gusta o aquello que no quiere olvidar. Haz la prueba en tu entorno más cercano, seguro que te llevas más de una sorpresa.
Las tatuadoras botánicas más influyentes
La naturaleza siempre ha estado en el punto de mira de los artistas, así que no es de extrañar que el mundo del tatuaje, considerado ya como otra disciplina más, se haya visto impregnado de esta tendencia y todavía con más fuerza en el caso de las plantas hasta el punto de acuñar el término de “tatuadores botánicos”. De entre todos ellos destacan cuatro mujeres que se han convertido en auténticas influencers con cientos de miles de seguidores a través de instagram, el mejor canal para mostrar su obra a través de imágenes. Artistas que plasman en la piel sus estéticas creaciones como si de un auténtico lienzo en blanco se tratara y que no conciben sus tatuajes sin algún elemento vegetal.
Tatuajes de Alice Carrier. Imágenes: @alicerules
Inspirada por las antiguas ilustraciones botánicas de los primeros naturalistas, los jardines asalvajados y las plantas con propiedades medicinales utilizadas en herboristería, encontramos a Alice Carrier. Y es que trabaja en Portland, la ciudad que la vio nacer y que es conocida como la más bohemia y verde de EEUU, no sólo por sus grandes y cuidados parques que invitan a la naturaleza a adentrarse en ella, sino por una política medioambiental sostenible que pasa por edificios con paredes y azoteas cubiertas con jardines, carriles bici y transporte público a base de biodiésel, favorecer el consumo de energías renovables y, en general, una buena gestión de los recursos que respete nuestro entorno natural, algo bastante inusual en el país y un contexto perfecto para promover los diseños de Alice.
Simplicidad, formas geométricas y una particular saturación del color definen el estilo de la rusa Sasha Unisex, una joven diseñadora gráfica, tatuadora y artista, en general, que no para de recibir premios por su gran creatividad. Con su nombre artístico Unisex pretende además eliminar barreras entre lo que se supone que es femenino y masculino, y así lo refleja en sus creaciones.
Tatuaje de Sasha Unisex. Imagen: @sashaunisex
Sus tatuajes, como si de verdaderas acuarelas se tratara, consiguen una luz y textura especiales que ella define como pleocroísmo, y sí, la naturaleza es su gran fuente de inspiración. Animales y plantas de todo tipo se convierten en diseños increíbles que ofrece también en forma de tattoos temporales, ropa y complementos de todo tipo.
Algo similar en cuanto a diseño temporales sobre la piel y de otros productos, pero de concepto más tradicional, es lo que hace la tatuadora y diseñadora de arte conocida como Pis Saro. Una apasionada de los viajes, los paisajes, el mar y las plantas que convierte en sus musas a la hora de crear.
Tatuaje de Pis Saro. Imagen: @pissaro_tattoo
Tatuajes delicados, evocadores, femeninos e inspirados en acuarelas que parecen haberse posado en la piel tras una ráfaga de viento.
Y por último, os presentamos a la reina de las tatuadoras botánicas, Rit Kit. Una artista ucraniana que ha llevado el concepto del tattoo botánico a otro nivel y que destaca por sus diseños únicos, precisos y silvestres. ¿Su secreto? Usar flores, hojas y ramas recién recogidas del campo. Fragmentos vegetales de todos los tamaños que cuidadosamente empapa de tinta y coloca sobre tu piel para dejar una huella única, espontánea y de tamaño real.
Tatuajes de Rit Kit. Imágenes: @rit.kit.tattoo
Una vez ahí su magia empieza a actuar, ya que a través de una gran técnica y precisión consigue convertir esa marca básica en una copia exacta y llena de frescura de la planta elegida. Tal es la pasión por la botánica de Rit Kit que incluso dispone de un jardín en su salón de tatuaje, con diferentes especies de plantas de todo del mundo, para que si lo prefieres puedas inspirarte y elegir tu diseño allí mismo antes de empezar.
NATURA PERMANENT, Hablemos de plantas a través de los tatuajes
Porque es vuestra planta favorita o la de alguien querido, porque os define como persona, porque os parece preciosa o porque os recuerda a un momento transcendente de vuestras vidas, muchos son los motivos que pueden llevaros a plasmar vuestro propio jardín permanente en la piel, pero el principal de todos y el que nos ha llevado hasta aquí es ¡porque os gustan las plantas!.
Así que aprovechando esa tendencia hacia lo natural que se abre camino en el diseño de tatuajes, el Botánico de la Universidad de Valencia inicia #Naturapermanent. Una campaña para hablar de la ciencia que acompaña a los tattoos de inspiración vegetal como una nueva vía para conocer mejor el reino de las plantas. Una idea inspirada por el original concurso de tatuajes prehistóricos que este año pasado organizó Paleorama. ¿Cómo no íbamos a imaginar después sumergirnos en este mundo para hablar de botánica?
Para ello os proponemos que publiquéis fotografías de vuestros tatuajes botánicos, bien sean flores, hojas, paisajes, en definitiva, plantas, en Instagram, utilizando el hashtag #Naturapermanent y etiquetando nuestra cuenta @JardiBotanic_uv. De entre todas las fotografías publicadas, elegiremos una al mes para que nuestro personal explique la especie que os habéis tatuado, nombre, propiedades, simbolismo, cuidados, todo lo que se nos ocurra, e incluso os la mostraremos in vivo en caso de que la tengamos en nuestro Jardín.
Tatuaje de Raquel Norte. Imágen: @raquel.norte
Abrimos esta iniciativa con el tatuaje de la fotógrafa Raquel Norte, una apasionada de las plantas, así lo vemos en las magníficas imágenes que capta con su inseparable cámara, que se decantó por esta exótica orquídea sobre uno de sus pies. Primero de todo decir que las orquídeas son consideradas como una de las plantas más seductoras y enigmáticas del mundo vegetal.
En este caso se trata de Colmanara ‘Wildcat’, también conocida como Odontocidium ‘Wildcat’, una especie de orquídea híbrida (cruce de dos especies diferentes) que principalmente en invierno emite unas preciosas flores de color amarillo brillante con una trama rojiza o marrón que recuerda a la cara de un felino salvaje, de ahí su nombre comercial ‘Wildcat’. Sus vistosas flores nacen en la parte terminal de un largo tallo lateral y son muy duraderas.
Orquídea Colmanara ‘Wildcat’
Es una planta herbácea subtropical de carácter epífito, es decir, que no necesita tierra para crecer pues las orquídeas salvajes de las que proviene crecen sobre los árboles. Su cultivo es fácil, así que con un poco de luz, temperaturas intermedias y una buena humedad ambiental, podemos tenerla en casa sin problemas. Sólo necesitaremos una maceta con sustrato a base de corteza de pino y turba, sobre un buen material drenante como la arlita. La temperatura debe ser más o menos constante, recuerda que es de origen tropical así que cuidado con los cambios bruscos y aléjala de la calefacción y aire acondicionado. La regaremos cada 15 días en invierno y cada dos en verano. En cuanto a la humedad ambiental, si es necesario, podemos pulverizarla un poco varias veces a las semana, repetimos, un poco. Sólo una advertencia más y muy importante… ¡el cultivo de orquídeas engancha! Una vez empieces no podrás parar, curiosamente dicen lo mismo de los tatuajes, así que quizás nuestra chica Norte vuelva a sorprendernos con un nuevo diseño en su piel dentro de unos meses.
Si quieres que tu tatuaje botánico sea el siguiente en ser analizado desde una perspectiva científica, participa en #NaturaPermanent. Además, ¡entrarás en el sorteo de un premio muy especial! Toda la información de la campaña la encontrarás en la web del Jardí Botànic. Anímate y participa, mostrando la botánica que llevas en la piel o descubriendo la que llevan quienes tienes alrededor.