Botánico del mes: Manolo Costa
¡Llega septiembre y vuelve el botánico del mes! Esta vez hablamos con Manolo Costa, profesor emérito de la Universidad de Valencia y antiguo director del Jardí Botànic. Con sus respuestas recorreremos la historia de la ciencia y de esta institución. Viajes, docencia, gestión y dirección y plantas, ¡muchas plantas!
1. ¿Cuánto tiempo llevas trabajando en el Botánico?
Yo me incorporé al Jardín Botánico en el año 1987 cuando el rector Lapiedra me encargó la recuperación del mismo y para ello me nombró director. Desde entonces, mi vida de gestión y de investigación han transcurrido en el Botánico. Inicialmente, fueron años muy duros, me involucré en aquel proyecto tan ilusionante y conté con la colaboración de la poca gente que en ese momento había en el Jardín y todos juntos, con gran ilusión nos dedicamos a desarrollar ese proyecto en dos fases, una la recuperación del espacio ajardinado que culminó en 1991 y por otro lado el proyecto del edificio de investigación que se pudo inaugurar el año 2000.
Izquierda: Manolo Costa. En Alaska con los profesores Rivas-Martinez y Molero (1994)
2. ¿Por qué te dedicaste a la botánica?
A mí me gustaba la naturaleza porque mi padre, que era farmacéutico, cuando éramos niños nos llevaba al campo y nos enseñó a mirar los paisajes, las plantas y los animales, en aquellos años me gustaba la naturaleza, pero no tenía aún definida mi vocación botánica. Me fui a Madrid, en la Universidad Complutense para estudiar farmacia y quedé deslumbrado por la ciencia de las plantas cuando oí las clases que dictaba el profesor Rivas Goday. Este profesor me mostró un mundo que me cautivó en los dos años que cursan la asignatura de botánica, ya que en el plan de estudios que yo curso había dos años de botánica: criptógamas en segundo año y fanerógamas en el tercer curso. Obtuve las máximas calificaciones de Excelente con Matrícula de Honor en las dos y eso me permitió entrar de alumno interno en el departamento y una vez dentro del departamento, se abrió un camino ilusionante y con unas perspectivas nuevas para mí, que me hicieron pensar inmediatamente que era el que tenía que seguir, así que empecé a caminar por aquel camino que me ha llevado hasta aquí, después de un largo y duro caminar en el que pasé por todos los niveles académicos: becario, ayudando, adjunto, agregado y finalmente catedrático.
3. ¿En qué consiste tu trabajo?
Bueno, mi trabajo y responsabilidad desde que me dediqué a la universidad ha sido de diferente índole, ya que aparte de la investigación y la docencia he tenido cargos de gestión. En cuanto a la investigación me forme en la especialidad de fitosociología, es decir el estudio de las comunidades vegetales, siguiendo la escuela de Braun-Blanquet, modificada por Tüxen y Rivas-Martínez. Este método consiste en estudiar las comunidades vegetales en función de la fidelidad de las plantas por los diferentes medios ecológicos. Esto permite una interpretación de la vegetación en función de la flora y su relación con las condiciones ambientales. En base al estudio de vegetación se pueden realizar interpretaciones biogeográficas y trazar límites biogeográficos de los territorios. La bioclimatología, es decir las relaciones del clima con la vegetación forma parte también de estos estudios y permite una gran información sobre las condiciones de los territorios estudiados.
En el Badlands National Park USA 1994 amb el professor Rivas
Gracias a la investigación que he llevado con los diferentes equipos, con los que he trabajado, he podido estudiar, a parte de la vegetación de España, más concretamente del País Valenciano, la del resto de Europa, muy especialmente de la Cuenca del Mediterráneo. He trabajado en toda América, tanto del norte como del sur, con algunas publicaciones importantes sobre la vegetación del oeste de Norteamérica, los Andes de Venezuela y sobre la biogeografía de América del Sur. En Australia y Tasmania y también en África, sobre todo en las zonas del Sahara y del Sahel. Ahora desde que me he jubilado mi trabajo es un poco más tranquilo, ya que no tengo ni responsabilidad docente ni investigadora. Ahora trabajo como “free-lance”, aunque algunos equipos de investigación, como el de Pilar Soriano, me permiten, a veces, trabajar con ellos.
También trabaje en algunos temas del jardín lo que nos ha permitido publicar algunas monografías como la de palmeras y árboles monumentales con el amigo José Plumed. También en la Universidad he realizado trabajos de gestión, que para mí han sido de gran importancia, ya que me ha permitido conocer muy bien la universidad por dentro, esta universidad que no se ve y que la gente, incluidos muchos universitarios, desconocen. He sido decano, director del Jardín Botánico y vicerrector. De todos esto cargos del que más satisfecho me siento es el de director del Botánico, ya que me permitió recuperar un espacio universitario de gran importancia y ponerlo a disposición de la sociedad.
4. ¿Cómo es la situación laboral?
Mi situación laboral es la de jubilado y emérito honorario y afortunadamente la universidad me permite usar sus infraestructuras, de tal modo que los jubilados, que tenemos ganas de trabajar, podemos ser útiles aportando nuestra experiencia y ayuda a los grupos en activo ya la institución. En cuanto a los recortes y situaciones de penuria se dan casos verdaderamente dramáticos. La falta de una política científica adecuada está haciendo que actualmente no haya una renovación de gente adecuada, no hay cabida a becarios que siempre han sido el reservorio de la investigación. Ahora la investigación es una pirámide invertida sin base joven que asegure el relevo y la continuidad. Es un drama.
En el paramo dels Andes de Venezuela
5. ¿Cómo ha cambiado tu trabajo con años?
Yo empecé a trabajar en la botánica hace 50 años y lógicamente las cosas han cambiado. Los trabajos de campo se hacían desplazándose en autobús o en tren al lugar de estudio y en este caminando, después pasamos a la moto y al 600 propio. Actualmente, se dispone de coches institucionales todoterreno que permite desplazamiento rápido y un rendimiento en el trabajo francamente óptimo. Por otra parte, los avances en informática, cartografía, aparatos de medida, GPS y GIS han permitido incorporar técnicas nuevas para la cartografía de la vegetación y la biogeografía de gran importancia y rendimiento.
6. ¿Qué herramientas necesitas para hacer tu trabajo?
Bueno esta pregunta casi se contesta con la anterior. Todoterreno para los desplazamientos, botas, cuaderno de campo, bolsas para plantas, prensas, etc. Esto son los materiales usados de siempre, después ya he comentado anteriormente las nuevas técnicas cartográficas e informáticas.
En el laboratori de Botánic el año 1960. Segundo por la izquierda
7. ¿Piensas que tu trabajo te permite aprender sobre temas no relacionados con la Botánica? ¿cuáles?
Bien, en las ciencias naturales todo está relacionado. Desde este punto de vista la geología y la edafología han sido ciencias complementarias de la vegetación y ha adquirido una mínima formación en ellas para entender muchos temas de vegetación. Por otra parte, el análisis de la vegetación y del paisaje nos ha hecho aprender sobre geografía humana y social. La historia física y humana de los territorios ha sido una componente fundamental en el conocimiento y desarrollo de nuestra ciencia. Utilización del territorio aprovechamiento del mismo y problemas sociales sobre la conservación y degradación del medio.
8. ¿Has conocido personas interesantes gracias a tu trabajo? Háblanos de alguna
Tuve la suerte de que mi maestro no nos dejaba quedarnos en casa y nos hacía salir por Europa en estancias en centros de investigación punteros en estos momentos. Me considero muy afortunado porque eso me permitió conocer a las figuras más relevantes de nuestra ciencia, algunos de ellos fundadores de la ciencia de la vegetación como Braun-Blanquet en el centro de investigación en Montpellier, donde estuve en varias ocasiones. Conocí a los grandes maestros del siglo XX como Tüxen, Oberdorfer y Ellemberg en Alemania; Géhu, Quézel, Carbinier en Francia; Danserau y Grandtner en Canadá; Miyawaky de Japón; Pignatti en Italia y Bolós en España, aparte de Rivas Goday que ya he citado. De todos ellos tendría algo que contar, pero quizás destacaría, de entre los españoles a Rivas Goday, era una personalidad impresionante, cada clase, cada comentario, cada explicación estaba rodeada de un cúmulo de conocimientos y una cultura fuera de lo común, esto fue lo que me cautiva por dedicarme a la botánica, como ya he comentado.
En las Mesas de Anzoategui de Venezuela con el profssor Guevara
De los extranjeros, sin duda Reinhold Tüxen de Alemania, es el que más me ha impresionado en mi vida profesional. En su centro de investigación en Todenmann (Rinteln) hice varias estancias y gran cantidad de excursiones por el noroeste de Alemania. Inolvidables las excursiones a las Islas Frisias y los brezales de la Lüneburger Heide al noroeste de la Baja Sajonia y en 1976 en USA y Canadá. Aparte de toda la ciencia que nos enseñaba contaba mil anécdotas y hechos relacionados con la vegetación. Era un personaje que había hecho las dos guerras y sus trabajos sobre cartografía de la vegetación de Europa fueron muy importantes. Un trabajador incansable con una gran energía que lo acompaña hasta su muerte en 1980 a la edad de 81 años.
9. ¿Qué salvarías de tu oficina / almacén / despacho en caso de incendio?
Ya no queda nada de valor en las mis dependencias del Jardín Botánico, pues todos mis materiales: libros, separatas, fotografías, diapositivas y cuadernos de inventarios los cedí al Jardín Botánico y están muy bien guardados en la biblioteca. En caso de que estuvieran en mi laboratorio, lo que trataría de salvar son los cuadernos de campo, en ellos está el trabajo de toda una vida y de todo el mundo que he recorrido.
10. ¿Eres alérgico a alguna planta? ¿O al polen?
No, afortunadamente no tengo ninguna alergia, ni a plantas ni a polen. Tener alergia a las plantas o al polen es algo terrible para un botánico ya que deben estar trabajando en un medio que les es hostil. Tengo compañero que si son alérgicos y lo pasan francamente mal, sobre todo en la época primaveral.
En la selva colombiana amb el professor Rivas 2010
11. Qué época de la botánica te hubiera gustado vivir y porque?
Sin duda la época de las grandes expediciones botánicas. Vivir aquellas travesías y encontrarte con un mundo nuevo y desconocido y tratar de indagar la naturaleza de aquellas tierras remotas, sacar conocimientos de la naturaleza y de su gente. La información transmitida por los locales y traducirla después al lenguaje científico sería algo maravilloso. Pienso en los grandes científicos españoles que recorrieron América y describieron plantas y animales, personajes tan importantes, que tanto aportaron a la ciencia y que desgraciadamente, actualmente nadie se acuerda de ellos. Pienso en Francisco Hernández, médico de Felipe II que dirigió, al menos en mi opinión, la primera expedición científica, en el siglo XVI. Fue enviado por el rey en México, entonces Nueva España, a estudiar sus recursos y naturaleza y por allí caminó desde 1572 cuando llega a Veracruz hasta 1,577 que vuelve a España. Recogió gran cantidad de material botánico y muchas de las descripciones de plantas medicinales las hizo en lengua Náhuatl.
También las expediciones de la época de la ilustración del siglo XVIII, en el que se organizaron diferentes expediciones científicas para estudiar los recursos naturales de las Indias. Entre ellas destacaría la realizada en 1777 en el Virreinato del Perú, lo que hoy es el Perú y Chile, expedición botánica que dirigió el botánico-farmacéutico Hipólito Ruiz López, a quien acompañaron, el también farmacéutico, José Antonio Pavón, el médico francés Joseph Dombey, los dibujantes de plantas José Brunete y Isidro Gálvez. La Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada que dirigió José Celestino Mutis y que se inició en 1783 se prolongó durante unos 30 años. Entre los años 1787 y 1803, el médico español Martín Sessé, por orden del Rey Carlos III, dirigió otra expedición botánica en Nueva España. A Sessé acompañó el médico y naturalista mexicano Mociño. En todas estas expediciones se recogieron gran cantidad de materiales y se elaboraron, bellísimas colecciones de láminas de plantas. Los materiales originales se conservan en el Real Jardín Botánico de Madrid, excepto los de la expedición de Sessé y Mociño, que después de una larga y rocambolesca peripecia terminaron en Pensilvania, Estados Unidos, a Hunt Instituo for Botanical Documentation. Sólo destaco las expediciones más importantes, comprenderás que fue una época apasionante, que sin dudad me hubiera gustado vivir.
12. ¿A qué botánico/a te hubiera gustado conocer?
Como he dicho antes, he tenido la suerte de conocer a los más grandes botánicos del siglo XX, pero sin duda hay un personaje de los siglos XVIII y XIX que me había gustado conocer, me refiero a Alexander von Humboldt (1769-1859). Este es un personaje de una categoría fuera de lo común, lo consideramos el padre de la geobotánica pero fue un hombre de una gran importancia. De familia prusiana acomodada, abandonó las comodidades de su posición social para lanzarse a recorrer el mundo y tratar de comprender cómo funcionaba. No sólo trata de comprender la naturaleza, se interesó por los problemas sociales de la época y fue un gran crítico con los regímenes coloniales. Los libros, periódicos y cartas de Humboldt revelan a un visionario, un pensador muy por delante de su tiempo.
En las Islas Frisias con profesores Rivas, Géhu y Túxen (1970)
Para que te hagas una idea conoció y trató a personajes como el presidente Thomas Jefferson que dijo de él que “era una de las mayores joyas de la época”, Johann Wolfgang von Goethe comentó que pasar unos días en compañía de Humboldt era “como haber vivido varios años”. Incluso Darwin dijo que “nada estimuló tanto mi entusiasmo como leer la Personal Narrative de Humboldt” y dijo también que nunca se habría embarcado en el Beagle ni concebido el Origen de las especies sin conocer la obra de Humboldt. Trata a Simón Bolivar que dijo de él que “era el descubridor del Nuevo Mundo”. En fin un personaje irrepetible, de gran trascendencia para la ciencia y para la humanidad. Recomiendo, si alguien está interesado en conocer este científico, la obra de Andrea Wulf “La invención de la Naturaleza. El Nuevo Mundo de Alexander von Humboldt”, recientemente traducido al castellano.