La Vall d’Albaida, la Blanca (III)
Llegamos a la última entrega de las memorias monográficas de la comarca de La Vall d'Albaida. Estos dos últimos itinerarios abruptos finalizan en el sur de la comarca con el abrigo de la Sierra de Mariola como telón de fondo y poseyendo los reclamos naturales más concurridos y turísticos. ¿Quieres saber cuáles son? ¡Acompáñanos!
Llegamos a la última entrega de las memorias monográficas de la comarca de la Vall d’Albaida en la Veu del Botànic. Estos dos últimos itinerarios abruptos finalizan en el sur de la comarca con el abrigo de la Sierra de Mariola como telón de fondo y poseyendo los reclamos naturales más concurridos y turísticos. ¿Quieres saber cuáles son? ¡Acompáñanos!
Las reminiscencias árabes han quedado grabadas intensamente en el latido de la Vall, el sentido histórico de la existencia de esta comarca. Nos adentramos en el Marquesado de Albaida hasta la villa medieval de Bocairent transcurriendo por los senderos de la sierra de Agullent y su Covalta, y los parajes del Pou Clar y el Barranco de los Naranjos. Desde hace dos siglos, la esquina suroeste del Valle formado por las poblaciones de Albaida, Ontinyent y Bocairent es la columna industrial y demográfica de la comarca. Con una historia textil valenciana imponente marcando el paisaje; empieza nuestro último recorrido por las dos rutas naturales más explotadas turísticamente.
Sierra de Agullent: Desde la Covalta del Marquesado de Albaida hasta el onteniense Alto del Torrater
De Albaida hasta Ontinyent, pasando por Benissoda y Agullent, es la ruta de la Sierra agullentina y la más modesta de los seis ecoitinerarios. ¿Por qué? No porque posee menor valor natural, sino porque sólo cubre un total de menos de 30 km frente a la media de los 60 km del resto de los cinco itinerarios presentados. Siendo la hermana pequeña del Benicadell, la sierra de Agullent es la continuación orográfica, la umbría que limita el sur de la comarca. Mientras la sierra agullentina deja a su este, el final de la sierra del Benicadell, el puerto y el río Albaida (salida natural del Valle por el sur); su extremo más interior finaliza con la cima del Alto del Torrater y el puerto de Bocairent con sus barrancos en el suroeste La Vall. Tras la sierra de Agullent, dará paso a la ontinyentina sierra de la Umbría.
Panorámica hacia el oeste de la Serra de Agullent a la altura de la Creu de la Covalta (Albaida). Imagen de Jose Aparici
A pesar de la sencillez de la ruta, hay reservadas agradables sorpresas. El itinerario avanza de este a oeste bordeando el perfil de la sierra agullentina y ofreciéndonos bonitas panorámicas. A nuestra derecha: la mitad oeste del Vall d’Albaida cerrada por el norte por la Serra Grossa y a la izquierda, en las faldas de la solana de la sierra se extiende la alicantina valle de Agres y Alfafara. Y además observaremos, la monumental y vertiginosa vertiente norte de la sierra de Mariola junto con sus densos bosques húmedos. A pie de pista forestal podremos observar como la sierra de Agullent se encuentra en un momento de recuperación vegetal: los matorrales de degradación compaginan con las reducidas manchas de pinares intactas. Esto se debe al terrorífico incendio provocado en septiembre de 2010 en Agullent, el cual afectó a más de seis términos municipales: Albaida, Alfafara, Benissoda; siendo las más afectadas las poblaciones de Agullent, Ontinyent y Bocairent.
Desde la popular senda de Enginyers y el Barranc de les Neus en plena ombria de la sierra agullentina, observaos el plano ontiñentino inclinando de oeste a este. Imagen de Jose Aparici
La sierra de Agullent tiene su punto más alto en la emblemática y Albaida Covalta, una serie de cuevas naturales presentes en un continuada cresta rocosa escarpada, coronando la ladera. Estos rincones esconden yacimientos arqueológicos íberos junto con el del Castillo Viejo. Ascendiendo menos de 2 km y durante 40 minutos desde el conocido albergue El Bosco o Casa la Clau, podemos disfrutar desde la cueva de todo el perfil de la Serra Grossa al fondo y en primer plano, panorámicas del puerto montañoso de Albaida.
Con restos de un poblado íibero e intensamente homenajeada, la Covalta junto a “La Creu” és el paraje natural más querido, homenajeada por habitantes de la ciudad de Albaida. Imagen de Jose Aparici
La riqueza ambiental, cultural y patrimonial se mezcla homogéneamente y crea expectación en el visitante. Pozos de nieve, restos de castillos, conventos, ermitas como la San Vicente Ferrer de Agullent o la de San Miguel de Albaida, se alternan con notables pinares entre Agullent y Benissoda, como el simbólico parque municipal de la Fuente Jordana, el escenario cultural de Agullent. Además, los bancales de piedra seca, viejas balsas y acequias, y las populares fuentes Marciana o del Paje juntos los caminos de romería de la sierra da lugar a diversos espacios recreativos, serenos y apacibles, lejos de los lugares mas ruidosos de la Vall. Caminos, ríos de devoción religiosa que finalizan a las puertas del Santuario de Agres y partiendo de núcleos antiguos de gran valor arquitectónico como son Agullent o en gran medida, la Baronía, el Condado y el importante Marquesado (englobando localidades vecinas como Adzeneta d’Albaida o el Palomar), el cual llegó a ser Albaida, antigua capital de la comarca junto a su pedanía del Aljorf. Ciudad textil, cuna del famoso pintor Segrelles y girando alrededor de su Virgen del Remedio, posee un escalonado barrio antiguo y culminado por la iglesia arciprestal de estilo gótico del siglo XVII.
El Parc de la Font Jordana en las faldas de la sierra és el símbolo cultural, de ocio de la localidad de Agullent. Con el abrigo de la Sierra de Mariola, del Pou Clar en la Vall de Bocairent. Imagen de Els Colors de la terra. Autor: Juan Ramon
Este itinerario que se inicia en la ciudad de Ontinyent y termina en la villa medieval de Bocairent es el sexto y el último que presentamos. La ruta nos permitirá disfrutar de tierras y paisajes que fisiográficamente no corresponden a la Vall d’Albaida. Con reminiscencias alicantinas, alcoyanas evidentes, nos referimos al término de Bocairent. Sin embargo, por cuestiones históricas y de evolución socioeconómica, esta área ha sido adjudicada administrativamente a la provincia de Valencia y por tanto, en la comarca. De todas formas, esta situación puramente burocrática, no resta el mínimo interés a este recorrido.
En el lado más suroeste de la Vall llegamos recorriendo los desfiladeros pasos naturales que conforman el vertiginoso, onteniense Barranco de los Naranjos, de la Fos o el de Adern. La densa vegetación de ribera esconde joyas vegetales endémicas, rincones de ocio deportivo y una ruta arquitectónica de molinos, restos de lo que fue un núcleo industrial del siglo XIX entre Ontinyent y Bocairent. Afortunadamente, los cauces de los barrancos fue salvados de las llamas en septiembre de 2010 pero el resto de la sierra de Umbría no sufrió la misma suerte. Además, junto a los túneles de la antigua línea ferroviaria alcoyana, las aguas de los arroyos del conjunto de barrancos buscan la entrada a Ontiyent desembocando en el paraje natural del Pou Clar. Con exuberante vegetación restaurada, es un estrecho escarpado donde se enfrentan la sierra agullentina y la umbría ontinyentina. La corriente de aguas cristalinas ha dado lugar a una serie de peculiares y profundos pozos, de diferentes formas y excavados en el mismo roquedal vertical: Pozo de los Esclavos, Pou Clar, Pozo Helado, Pozo de la Reja, Pozo Oscuro y Pozo los Caballos.
El inhóspito y monumental Barranc dels Tarongers con sus molins, es uno de los pasos naturals entre Bocairent y Ontinyent, principal cicatriz orográfica de la sierra de l’Ombria. Imagen de Jose Aparici
Arrelat intensament a la societat ontinyentina, el Pou Clar és el paradís natural de la ciutat degut al seu valor paisatgístic i un dels reclams turístics de la Vall per excel·lència. T’atreveixes a prendre un bany revitalitzant en estiu en les aigües més gèlides de la comarca? Imatge de Sergio Porchon. Font: FlickR
A 700 metros de altitud, desde la ermita del Santo Cristo, Bocairent es probablemente el pueblo con mayor belleza, atractivo turístico de la comarca y razones no le faltan. ¿Por qué? Enriquecido de reminiscencias árabes y alrededor de su notable campanario, la localización estratégica del casco histórico sobre una colina da lugar a una estructura urbana escalonada y apiñada muy peculiar. Si accedemos a uno de los miradores, esta panorámica general queda grabada en la retina de cualquier visitante desde el primer momento.
En esta ciudad, existe una ruta turística señalizada llamada: “La Ruta Mágica”, la cual nos conduce por los rincones más pintorescos de un barrio antiguo que es un claro alegato a la Edad Medieval y como ocurre en la mayoría de las localidades de la comarca, aires de Fiestas de Moros y Cristianos discurren por sus calles y plazas. Y es que la Ruta Mágica recorre acogedores calles estrechas y escalonadas formadas por duras rocas, escaleras empinadas, bajadas y subidas de infarto, viviendas y palacios del XVII y XVIII excavados en la roca, ermitas, puentes y cuevas por descubrir. La armonía que desprende la arquitectura de este barrio se ha de vivir, ¡créeme!
Bocairent. Imagen de Felix Gonzalez. Font: FlickR
La villa de Bocairent es núcleo textil con un turismo de interior maduro y explotado ya, rodeado de importantes espacios naturales tanto vitales para la Vall d’Albaida como para el resto del territorio valenciano. Y es que la mayor parte del famoso Parque Natural de la Sierra de Mariola se encuentra en el término de Bocairent. En el extremo más oeste del macizo, entre Bocairent y la vecina Bañeres; nos adentramos a través de un área de protección integral a 800 metros de altitud. Entre carrascales centenarios y un denso bosque de ribera, se esconde un patrimonio arquitectónico compuesto por puntuales fortificaciones y restos de la importante industria papelera alcoyana con la famosa ruta de los molinos de siglos pasados. Estamos hablando del nacimiento del río Vinalopó.
Rio Vinalopó. Imagen de Rafael Uñach. Font: FlickR
En conjunto, el incomparable marco formado por la sierra de la Umbría y de la Mariola por un lado, y los valles y barrancos bocairentinos por otra, nos dejan un buen sabor de boca. Con la evidente historia medieval aflorando en cada rincón del extenso término municipal, exploraremos lugares de gran valor cultural y natural. Más allá del barrio antiguo y las ermitas de Bocairent; la subida a la Soterranya, el paraje fluvial del nacimiento del río Vinalopó antes descrito o restaurados pozos de nieve, cavas de San Blas y San Blas son auténticos tesoros históricos. Pero, en medio del Barranco de la Fos, y orientadas hacia la montaña del Calvario y el cercano barrio medieval, divisamos un grupo de 50 cuevas-ventanas artificiales, enterradas en mitad de un acantilado rocoso: las Covetes dels Moros. Muchas son las interpretaciones bibliográficas en torno a la historia y el posible uso de este laberinto de galerías calizas conectadas: cámaras sepulcrales, refugio visigodo, antiguos graneros árabes similares al de los norte de África, refugios de la guerra… Cuevas restauradas, habilitadas para el público y difíciles de datar por la ausencia de materiales arqueológicos; tal vez, entre el S.X-XI. Además, descansaremos al borde de carrascales, pinares y caducifolios bien conservados, salpicados por casas de campo, balsas de agua centenarios y yacimientos arqueológicos. Son las características del ecoruta con más altitud, abrupta y gélida del valle dando lugar a la de mayor dificultad de las seis expuestas, ya sea a golpe de pedal o bota.
Covetes des moros Bocairent
Concluyendo este conjunto de artículos y frenética excursión, la Vall d’Albaida saca músculo mostrando un abanico histórico y socioeconómico consagrado. El atesoramiento, la huella de un enorme legado a lo largo de la comarca es el reflejo de la multitud de civilizaciones que poblaron estas tierras durante cientos de siglos.
Panorámica del extenso mosaico de cultivos teñidos de margas blancass desde la Ombria del Benicadell. Imagen de Jose Aparici
Es más, la diferencia de dos subcomarcas: el valle de Bocairent y la Meseta de los Alforins (Vall d’Albaida Parte I), otorga a la comarca una gran diversidad geográfica y paisajística, desde los bosques de alta montaña hasta las depresiones fluviales más agrícolas. Seis circuitos en tres entregas que permiten mezclar el amor por la escritura, la historia, la fotografía, los deportes y sobre todo, por la naturaleza. El escritor natal de la comarca, David Mira nos recuerda: “La Vall d’Albaida, la vall Blanca, serres voltant la nostra geografia de vall creixent”.