Fragantes ibéricas: la jara pringosa
Una nueva entrega de los aromas que nos ofrece la naturaleza. Esta vez desgranamos la jara, su distribución, ecología, la etnobotánica relacionada con ella, pero sobretodo su química y los secretos de su fragancia.
Con la primavera ya bien asentada la jara florece trasformando por unos días el sobrio y monótono matorral de valles, collados y laderas montañosas, en un paisaje de ensueño. Todo se llena de grandes y llamativas flores blancas que alegran los aires, las peñas, los arroyos, el ganado y sus pastores que nombran esos días los de la blanca paloma. Viendo la abundancia y el tamaño de las flores la gente de monte sabe cómo vendrá la cosecha, los pastos o las fuentes.
La Jara, o Cistus ladanifer L., pertenece a la familia Cistaceae, junto a otras 180 especies agrupadas en 8 géneros, de los cuales 5 son originales del área mediterránea. En el género Cistus del griego Kistos (cesta) hay principalmente dos especies C. creticus y C. ladanifer que segregan ládano, una resina aromática usada desde muy antiguo.
Con nombre propio
A la Jara nos la encontramos con muchos nombres. En castellano jara, jara pringosa, estepa, ladán y estepera. En portugués esteva y en catalán xara, estepa y estepa mosquera. En inglés Gum rock rose y en francés Ladanum d’Espagne y Ciste ladanifère.
Cistus creticus también prooduce ládano: Imagen de Lilicorse
Ya sus productos fragantes, que vienen de latín, ladanum, nos los encontramos como ládano, goma de jara, droga de jara, de estepa, gum rock rose oil, cistus oil y zistrose oil.
La voz castellana jara procede del andalusí šá‘ra, y ésta del árabe clásico ša‘rā’: tierra llena de vegetación, de pronunciación similar a zahara (flor), en contraste con sahra que designa al desierto.
Como ocurre a veces, el nombre del vegetal pasó a nombrar el lugar donde vegeta, además en el paisajismo ibérico nombramos poblaciones, personas y parajes apellidados “de la jara”, sobre todo en territorios castellanos, extremeños o andaluces. Aunque en la Comunidad Valenciana también encontramos una población del mismo nombre en la comarca de La Marina Alta.
Iglesia de San Mateu, la Xara. Imagen de Wikimedia
Sobre plano
En cuanto a su distribución, antes de la guerra la mayor parte del ládano del comercio se producía en Zamora, su aprovechamiento ancestral y su fragancia sedujo a Ernest Guenther que visitó los enclaves dedicados a la actividad y le dedica un detallado estudio en su monumental Essential oils (1948-1952).
Hacia el norte y la fachada oriental de las mesetas los poderosos jarales se van haciendo escasos. Lo más cerca que podemos verlos de Valencia es en Sinarcas, más hacia el litoral se ven jaras pringosas en los rodenos de Tuejar, Andilla, Chelva, Calles, sin llegar a la Calderona. Según el Prof. Mateo, buen conocedor de su distribución, la jara pringosa huye de terrenos carbonatados y del ambiente del palmito y el algarrobo.
Con presencia dominante o en asociación con otras jaras, la península ibérica tiene las más extensas poblaciones de este bello arbusto. Una etapa vegetal de sustitución de encinares o sus bosques mixtos, ecológicamente compleja y muy valiosa por su admirable adaptación a los suelos pobres y alterados y a los extremos pluviométricos de nuestro clima.
El ládano que recubre la planta, de un lado refleja la radiación UV solar, preservando los tejidos vegetales y a la vez evita su desecación por evaporación, un mecanismo defensivo frente a la sequía. Igualmente es conocida su estrategia ante al fuego que activa la germinación de sus semillas.
Estepa (Cistus sp.) Imagen de Isabelle Blanchemain. Para a saber más sobre la ecología del fuego haz clic en la imagen
Destaca también la capacidad de los jarales para asociarse a las micorrizas de las redes miceliares de los hongos del medio edáfico (algunos con los que se asocia trufas, Boletus, níscalos… son excelentes comestibles) por lo que los impenetrables jarales o sus orillas son transitados en otoño. En parte la presencia dominante en la cubierta vegetal de esta formación se debe a los efectos alelopáticos del ládano, inhibidores de la germinación de otras especies.
El aroma de la Jara
España es aún el principal productor mundial de esta valiosa materia prima aromática. Si llamativa es la floración primaveral, el olor percibido en los jarales nos cautiva al visitarlos a finales de la estación cálida. Toda la planta, hojas y tallos, están recubiertos de un film brillante y pegajoso al tacto que desprende una fragancia intensa muy agradable. Es el antes nombrado ládano, que no hemos de confundir con el láudano de Sydenham, un preparado farmacéutico a base de opio).
Izquierda: Thomas Sydenham per Mary Beal. Imatge de National Gallery. Derecha: Opera medica de Thomae Sydenham: Imatge de BEIC digital library
En el mundo antiguo esta goma de jara formaba parte junto a otras resinas odoríferas, de los perfumes originales vehiculados por el humo que se quemaban en pebeteros: el thuris de sabina albar, el incienso de arabia o la myrrha del país de Punt, en las orillas meridionales del mar Rojo.
Se obtiene desde la noche de los tiempos cociendo la planta y retirando la abundante espuma que flota, que solidifica en una pasta verdosa, parda casi negra, moldeándola antes que cuaje en tortas o bolas (goma labdanum cruda con 15-20% agua). El rendimiento del proceso primitivo se mejoró modernamente añadiendo a la cocción sosa caustica, y al cuajado ácido sulfúrico (goma labdanum bruta 2-2,5% de agua). De estos productos, o bien por hidrodestilación de las hojas y tallos tiernos de la planta, se obtiene aceite esencial e hidrolato. El rendimiento es muy bajo en relación a la masa vegetal, por lo que también se extrae industrialmente procesándola en un reactor con solventes orgánicos (pentane, cyclohexane, hexane and diethyl ether) obteniendo el absoluto y el concreto de jara.
Cinnamomum verum en floración. (1) flor; (2) flor en secció longitudinal; (3) estams estéèils; (4, 5) estam fértil; (6) pol·len; (7) carpel; (8, 9, 10) fruit i llavor. L’essència de l’estepa recorda, llunyanament, a la canella. Imtage de Franz Eugen Köhler, Köhler’s Medizinal-Pflanzen
Hay hechos ensayos de extracción con CO2 supercrítico, pero esta costosa tecnología no es alternativa para la producción comercial de aceite de jara. La más usada por la industria del perfume es la SDE (del inglés simultaneous distillation–extraction) una hidrodestilación con solventes desarrollada por Likens and Nickerson desde 1964.
A la esencia de jara, bastaría su poderosa primera nota que tanto recuerda al ámbar gris para situarla entre las fragancias más apreciadas, pero además su profundidad cálida, herbácea, dulce y algo especiada se desborda de los receptores olfativos a los gustativos, con una balsámica sensualidad lejana pero perceptible, como de vainilla y canela.
Pese a la complejidad de matices o quizás por eso, este aroma casa bien con gran número de esencias y aporta a las combinaciones del diseño del perfume estabilidad. En los recetarios de los perfumistas antiguos figura como fijador, asegurando el reparto homogéneo de los componentes en la emulsión aromática y su aspecto cristalino.
Hablando de química
El exudado de nuestra ladanifer tiene principalmente dos familias de metabolitos secundarios. Flavonoides, hasta 72 terpenos (47 monoterpenos, 18 sesquiterpenos y 7 labdane-typediterpenes) y además 43 phenylpropanoids (27 flavonoids, 3 phenolicos y 12 tanninos). La planta los segrega por estructuras glandulares microscópicas altamente especializadas.
El componente mayoritario es α-pineno (36,67%), un hidrocarburo de estructura terpénica bien conocido de las coníferas, también del romero y sobre todo del cannabis (sin efectos psicoactivos).
En menores porcentajes contiene también trans-pinocarveol (4,62%), camphene (4,07%), acetato de bornilo (4,03%), p-cymene (2,57%), 2, 2,6-trimethylcyclohexanone (2,51%), Viridiflorol (2,02%), y en cantidades menores Borneol, Linalool, α-terpineol, Citronellol, Geraniol, Eugenol, y así hasta alrededor de 160 componentes detectables por CG-MS.
Muchos de ellos están considerados sustancias de alto valor para la industria química del perfume y cosméticos, y entran en la composición de numerosos productos de higiene y cuidado personal. Incluso cada vez más en la industria agroalimentaria animal y humana.
En el botiquín
En su extensa área de vegetación peninsular, la jara pringosa tiene una larga tradición popular etnobotánica y como remedio natural. Y al igual que en otros casos, muchas de sus propiedades van siendo corroboradas actualmente por la farmacología. Por nombrar los más conocidos, se usa para problemas respiratorios, tos y resfriados. De hecho, el jarabe histórico contra la tos era ládano diluido.
Popularmente la decocción de la planta se usa como cicatrizante, en heridas incluso infectadas. En el campo además se gasta para entablillar y curar roturas y cojeras de las reses.
En niveles bajos de exposición, el α-pineno tiene efecto de broncodilatador en los seres humanos, y es altamente biodisponible con un 60% de absorción pulmonar y un metabolismo rápido. También son conocidos sus efectos antiinflamatorios, antibióticos y como inhibidor de la colinesterasa, impidiendo que se destruya la acetilcolina liberada.
Actualmente se investiga por sus principios activos, capaces de fortalecer el sistema autoinmune, que nos ayuda a generar defensas, y por sus propiedades antioxidantes que neutralizan los radicales libres.
Convenientment diluït en oli portador s’aplica en massatge per dolor articular i contractures
En cuanto a la aromaterapia, me gusta siempre destacar que los tratamientos terapéuticos deben estar prescritos por facultativos. En el aceite esencial el Methyl eugenol puede estar en cantidad mayor que la recomendación para perfumes regulada en los standars IFRA, por lo que sólo debe usarse diluida con aceites base. Convenientemente diluido en aceite portador se aplica en masaje para dolor articular y contracturas.
En productos wellness actualmente se considera un excelente anti edad, por su capacidad de detener el envejecimiento o por su capacidad regeneradora, sobre todo del cutis. En ocasiones se hace masilla con arcilla e hidrolato de jara y se extiende por el cuello y rostro.
Incluso el hidrolato puro bien filtrado es un excelente e inocuo tónico facial de diario, por lo que puede usarse como una refinada alternativa natural a los aftershave industriales. Ya en aromaterapia holística se recomienda su aroma para ayudar a superar traumas o para confrontarnos con recuerdos enterrados o escondidos.
La Jara y la etnobotánica
Font i Quer nombra los impenetrables jarales de Sª Morena, de esos montes trae el Quijote un divertido episodio (final del capítulo 23) de un demenciado por amores, Cardenio que: “…sin decir más palabra, se apartó de nosotros y se emboscó corriendo por entre estos jarales y malezas, de modo que nos imposibilitó el seguille”. Y es que la jara es muy literaria y entorno a ella surgen multitud de términos que a duras penas se conservan hoy en los montes donde se cría. En la sierra de Madrid llaman a su abundante simiente repipión, grata al ganado, así como las flores que también come. Hay quien ha probado echarla por encima del pan antes de cocerlo, de lo que resulta un extra (la semilla es rica en féculas) con sabor a nueces.
Más que comestible, golosina o dulce de chiquillos es la mangla, un exudado de aspecto algo espumoso que la planta segrega en las heridas y se recoge con una ramita, se ha llegado a llamar el maná de España. También golosina dulce es pelar y chupar la base de las flores abiertas de su ocasional parasita la melera o Cytinus hypocistis, con las raíces juntas las dibujó admirablemente el boticario castellonense Josep Ximénez Peset (1713-1803).
Desde tan lejos como estas maravillosas láminas la jara, que se caracteriza por su fácil combustión, ha dado lugar a la frase hecha “arde más que la estepa”, que recoge el Arcipreste de Hita. También en castellano tenemos la frase lexicalizada “la estepa tan bien arde, verde como seca”.
Cistus ladanifer
Tradicionalmente se vendía por gitanillas en las ferias y mercados en manojos o atillos por ser infalible primer combustible para encender fuego. Antiguamente se elaboraba intensamente en amplias zonas picón de jara, un carbón vegetal usado en la fragua de las herrerías, fogones de cocina y sobre todo en el brasero de la mesa camilla, también era apreciada y llevada a carga en haces como combustible para hornos de cocer pan o alfarería.
En cuanto a sus flores, son muy visitadas por las abejas aunque la jara no es melífera, y se recolectan de ellas considerables cantidades de polen.