Fotografiando auroras boreales
La fotografía de naturaleza puede ir desde inmortalizar nuestras salidas al campo de fin de semana, hasta tratar de captar y retener los momentos más bellos que el paisaje nos ofrece que por efímeros nos resultan fascinantes. Las auroras boreales pueden ser grandes musas de la fotografía pero también tienen sus trucos, descúbrelos de la mano de auténticos profesionales.
Una aurora boreal es un espectáculo natural impresionante que toda persona, especialmente los aficionados a la fotografía de naturaleza, debería disfrutar al menos una vez en su vida. Nuestra fascinación por las llamadas “luces del norte”, que viene desde años atrás, nos ha hecho viajar en diversas ocasiones a lugares como Laponia, Noruega, Islandia o Groenlandia, para observarlas y fotografiarlas.
Quien las bautizó fue el astrónomo Galileo Galilei en 1619, que tomó el nombre de la diosa griega del amanecer, Aurora, y el de su hijo Bóreas, el viento del norte. Por otro lado, su aparición depende exclusivamente de la actividad del Sol, al lanzar el viento solar que excita los gases atmosféricos situados en torno a los círculos polares, tanto ártico como antártico. Las mejores zonas para observarlas y fotografiarlas son: Groenlandia (en su parte sur), Islandia, Laponia (al norte de Noruega, Suecia y Finlandia), Canadá (en su parte norte), Alaska y Siberia.
Cuándo y dónde observarlas
Estas regiones se encuentran en la zona del Círculo Polar Ártico. En el propio Polo Norte, al contrario de lo que algunos afirman, no se pueden observar correctamente. En la Antártida también se producen con la misma intensidad pero, salvo desde bases científicas o barcos situados en las zonas adecuadas, no hay asentamientos humanos que dispongan de infraestructura y posibilidades turísticas para poder realizar observación y fotografía de las mismas.
La cuestión es que se pueden producir todo el año ya que, como hemos indicado, dependen únicamente de la actividad solar, y ésta no lo hace de las estaciones o de la temperatura en la Tierra, aunque algunas erróneas afirmaciones lo hayan apuntado. Hablando ya concretamente del hemisferio norte, es evidente que en invierno hay más horas de oscuridad, con lo que estadísticamente hay más probabilidad de que se produzcan, pero también el clima es más inestable y es más fácil que las nubes o el mal tiempo nos impida verlas, algo que puede ocurrir con cierta frecuencia y con lo que debemos contar. En verano ocurren con la misma intensidad, solo que como tenemos luz todo el día no son observables, pero sí que se producen.
Las auroras, salvo cuando son muy débiles, se pueden observar perfectamente con luna llena o en poblaciones donde hay contaminación lumínica, ya que no es necesaria la completa oscuridad. En capitales como Helsinki, Oslo o Edimburgo es posible disfrutar de ellas cuando se producen en latitudes más bajas a las habituales.
En el sur de Groenlandia el periodo óptimo es desde mediados de agosto, debido a que ya hay algunas horas de penumbra que permiten su plena observación y donde hemos observado algunas de las más impresionantes auroras. Además, en el verano groenlandés las temperaturas son muy benignas y no suelen bajar más de los -5º C, mientras que en invierno, en lugares como Laponia o Canadá, se suele bajar de los -20º C bastantes noches, llegando a -40º C o más varias noches al año. Pese a estas cifras, son fríos perfectamente soportables con un buen equipamiento que suele proporcionar la agencia de viajes que contrates. Y la “cabaña” u hotel suele quedar a pocos minutos de los lugares de observación, con lo que siempre podemos entrar en calor fácilmente y volver a salir durante el espectáculo boreal.
Su duración es variable, desde unos minutos a varias horas, tienen distintas formas y colores, y además son muy cambiantes en el tiempo, pudiendo llegar a moverse de forma muy rápida. Las mejores horas para observarlas suelen ser entre las 23 y las 2 h, aunque a veces se alargan en la noche.
¿Y la foto?
Desde el punto de vista fotográfico, no necesitamos ningún tipo de material diferente al que usamos para fotografía de paisaje o nocturna. Es suficiente una cámara réflex, un objetivo gran angular (mejor si es ultrangular) y un trípode. Los automatismos como el enfoque o la medición de luz no funcionan, con lo que tendremos que usar la cámara completamente en modo manual.
Por un lado pondremos manualmente el enfoque a infinito (o enfocando algo que esté lejos y pasando a enfoque manual para que mantenga ese enfoque a infinito). Por otro lado, probaremos con un ISO alto (1600 por ejemplo), con el diafragma lo más abierto que podamos para captar la máxima luz posible y un tiempo de unos 15 o 20 segundos, realizando la foto con disparador remoto o con el retardo de la cámara, para evitar moverla a la hora de realizar la toma.
Tras cada toma conviene visualizar el histograma para ver si la foto tiene la cantidad de luz correcta, variando el ISO y el tiempo para controlar la entrada de luz. Conviene remarcar que no debemos dar tiempos de más de 30 segundos, ya que la aurora se mueve y quedaría como un borrón en la fotografía. Es mucho mejor aumentar el ISO, pese al ruido, incluso a valores de 6400. Disparar en RAW en lugar de JPG será un gran acierto para luego procesar correctamente la imagen y suplir las carencias de la cámara a la hora de captar lo que nuestros ojos vieron y la cámara no pudo. Y sobre todo hay que recordar que con el frío las baterías duran menos, por lo que es indispensable llevar alguna de reserva, mejor dentro de un bolsillo junto a nuestro cuerpo para que se mantenga caliente.
Por último, sobre las auroras boreales y el Ártico en conjunto, organizamos unas Jornadas Árticas que se celebran el próximo día 1 de febrero de 2014 de 10 a 14.30h en el Jardín Botánico de la Universidad de Valencia, donde Objetivo Valencia Fotografía y Greenland Adventure te contaremos nuestras sus vivencias en la región del planeta más sensible al cambio climático, además de cómo se adaptan los seres humanos a estas condiciones extremas desde 3 visiones diferentes: la de los exploradores, la de los fotógrafos y la de la población local. Contaremos con la presencia de Francesc Bailón (antropólogo inuit), Ricardo López (expedicionario ártico) y Luis Calvente y Nacho Boix (fotógrafos árticos), que organizamos viajes a Laponia, Groenlandia e Islandia para observar y fotografiar auroras boreales.
Para asistir a las jornadas, que son gratuitas, hay que inscribirse en Objetivo Valencia.