UN BOTÁNICO EN LA SEVILLA DEL SIGLO XVI
Simón de Tovar fue uno de los personajes más influyentes de la Sevilla del siglo XVI, propietario de uno los jardines botánicos más importantes del momento y de una de las colecciones de rarezas botánicas más interesantes de la época.
El siglo XVI en Europa, pero sobre todo en España, estuvo marcado por el descubrimiento de América, el Nuevo Mundo, lleno de posibilidades que abrió nuevos campos para el pensamiento humano. En aquella época, Sevilla se convirtió en una de las poques urbes que disfrutaba de una especial ubicación a orillas del próspero Guadalquivir, que venían cargadas de objetos, plantas, animales e incluso seres humanos llamativos y exóticos. En este contexto, no es de extrañar que mercaderes de todas las nacionalidades se desplazaran hasta la antigua Hispalis para comenzar allí sus negocios que nutrieron la emergente sociedad sevillana.
El descubrimiento de América también acuñó un nuevo concepto, rareza del Nuevo Mundo, con mucho éxito entre los intelectuales y buscadores del conocimiento, que se convirtieron en auténticos proveedores de curiosidades. Uno de los personajes más interesados por estas rarezas, especialmente aquellas relacionadas con la vegetación, fue el médico oriundo de Faro, el portugés Simón de Tovar, figura de gran importancia para la historia de la ciencia en nuestro país y autor de tres importantes obras relacionadas con la medicina y la farmacología.
Sevilla, gracias al comercio propiciado por el río Guadalquivir fue una de las ciudades más prósperas de Europa
La primera de estas obras es De Compositorum Medicamentorum Examine (1586), una crítica a los errores más habituales que se cometían al preparar los medicamentos que incluia instrucciones para corregirlos y mejorarlos. La segunda obra, Recognitio (1587), es un sobre los pesos y medidas farmacéuticas y la preparación de los medicamentos purgantes. La tercera obra es un Examen (1595) de la utilidad de la ballestilla, en comparación con la del astrolabio para determinar la latitud mediante la altura de la Estrella Polar que escribió con motivo de una revisión, ordenada por Felipe II, de los instrumentos y cartas de la Casa de Contratación.
Estas tres obras, que son oficialmente toda la producción escrita de Simón Tovar, nos muestran algunos de los ámbitos en los que destacó este médico, astrónomo y científico. El arte de la preparación de medicamentos, la cosmografía y sobre todo, el estudio de la naturaleza americana fueron sus principales intereses, movido por estas inquitudes recopiló algunas de las especies más raras que venían del Nuevo Mundo y creó su propio Jardín Botánico.
Archivo general de las Indias
El conjunto Catedral, Alcázar y Archivo de Indias fue declarado Patrimonio Universal de la Humanidad por la Unesco en 1.987
La huerta más importante de su época
El Jardín Botánico de Simón de Tovar es el más destacado de la Sevilla del XVI y es comparable con los establecidos por Felipe II en las proximidades de sus residencias madrileñas. En realidad, el de Tovar no fue el único ejemplo de jardín sevillano dedicado al cultivo de especies americanas. La documentación conservada en el Archivo General de Indias permite diferenciar los jardines de aclimatación reales, establecidos por de Felipe II, de las huertas privadas. Sin embargo, el jardín de Tovar era especial por el cultivo que no quedará exento del tinte mercantilista que Tovar imprimió a todas sus actividades, haciendo de su cultivo una forma de investigación y una forma de obtener beneficios económicos.
Los jardines de Tovar sirvieron como zona de aclimatación de algunas especies exóticas llegadas hasta Sevilla y que tenían como punto de llegada el Jardín de Felipe II. Desde 1567 se encuentran noticias sobre la llegada de semillas a la Casa de la Contratación de Sevilla traídas desde América por encargo del monarca y que, antes de ser enviadas a la corte, tenían que ser aclimatadas en la ciudad sevillana. El traslado posterior a Madrid corría a cargo de los jardineros que trabajaban para la corona en los jardines del Alcázar sevillano. Uno de estos ejemplos de aclimatación de especies encargado por Felipe II fue la del jengibre, especie originaria de Asia y cultivada en las colonias españolas de América en el último cuarto del siglo XV.
El nardo fue una de las primeras plantas que llegaron a Sevilla procedentes de América y hay registros que indican que por el año 1570 Simón Tovar gestionó la importación de tubérculos de nardos; asimismo, las fuentes indican que los aclimató en un jardín botánico que poseía en la colección de San Roque
El jardín de Tovar, extramuros de la ciudad y separado especies por sus cualidades medicinales, se convirtió en el lugar perfecto para este tipo de cultivos. Y no sólo eso, sino que también era un espacio útil para estudiosos de la medicina y de la jardinería que venían hasta Sevilla de distintos puntos de Europa. Tras la muerte de Simón de Tovar en 1596, el humanista, herborista, biólogo y escritor Benito Arias Montano, quién también escribiría sobre la figura de Tovar, asumió la gestión del excepcional jardín y dos años después, cuando Arias Montano falleció, Felipe II inició las gestiones para convertirse en el dueño.
Cabe destacar la relación que Tovar mantuvo con otros botánicos europeos y la importancia de esta relación en el estudio de nuevas especies. Tovar publicaba catálogos anuales de plantas que distribuía entre los principales botánicos de toda Europa. Sus corresponsales se beneficiaron del envío regular de semillas y de las noticias sobre sus experiencias de aclimatación.
Gracias a Arias Montano, Tovar mantuvo una estrecha relación con el ambiente científico de los Países Bajos, especialmente interesados en el cultivo de nuevas especies americanas. Entre los científicos que mantuvieron una fluida relación con Tovar destacan Bernardus Paludanus, profesor de la Universidad de Leiden y con Clusius, al que Tovar había conocido personalmente en Sevilla. Clusius, uno de los principales fundadores de la horticultura y haber introducido el tulipán en Holanda, publicó en 1601 su obra más importante, Rariorum Plantarum Historia, en la que hace constantes alusiones a Simón de Tovar y a los catálogos de su jardín. Esta obra es un tratado de botánica ilustrado por más de mil grabados donde agrupa las especies por su afinidad y las describe con gran precisión.
B. Arias Montano
A pesar de sus notables conocimientos de botánica, Tovar nunca escribió ninguna obra relacionada con esta disciplina, y son muchos los que definen a Simón de Tovar como un personaje propio de su tiempo, movido a la vez por intereses intelectuales, sociales y económicos y que hacían del conocimiento y de la actividad del coleccionismo una forma de nexo social.