Jardinería

9 Nov 2012

UN MICROCOSMOS EN EL JARDÍN

Un jardín japonés es mucho más que un espacio donde cultivar plantas. Se trata de un universo paralelo, una recreación del mundo en miniatura que emana relajación, serenidad y calma.  Adéntrate en este mundo de simbolismo y armonía con la naturaleza.

Los jardines japoneses surgen como una necesidad de las clases altas de Japón por estar en equilibro con la naturaleza, y como una forma de ejercitar la mente. Su composición se basa en los principios del Sakutei-Ki, un tratado del siglo XII que recopila todas las enseñanzas sobre el equilibrio inestable, una medida siempre a punto de romperse y que representa las relaciones entre el hombre, el cielo y la tierra según la tradición sintoista. Así los jardines japoneses se basan en dos componentes clave, la nada, un gran vacío que simboliza el mar, y los objetos que simbolizan las islas de Japón.

 

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 La tradición de los jardines está muy ligada a la ceremonia del té. Litografía de autor desconocido. Siglo XIII

 

Si hay algo que rige la puesta en marcha de un jardín japonés es la siguiente premisa: nunca intentes recrear en él algo que la naturaleza no haría por si misma. ¿El motivo? Un jardín japonés es una imitación fiel y requiere un equilibro constante entre el ser humano y el cosmos. La otra gran premisa es el encierro, el aislamiento, pues el jardín debe convertirse en un microcosmos único. Por eso, para que un jardín sea un verdadero refugio, debemos sellarlo del mundo exterior de tal forma que podamos entrar y salir de nuestro microcosmos a través de un método y de un estado mental.

 

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Elementos del jardín japonés

Teniendo en cuenta la simbología, es fácil comprender cuáles son sus elementos clave. En primer lugar, un jardín japonés tiene que tener mucha agua, bien sea de forma real o de manera simbólica. El agua es símbolo de vida y de purificación, su versatilidad es aprovechada al máximo porque imprime movimiento, brillo y sonido. Otro de los elementos más importantes son los shishi odoshi o sistema de recogida de agua mediante una caña de bambú que al llenarse cae por su propio peso. En el caso de los jardines secos, por ejemplo, los jardines Zen, la arena o gravilla rastrillada simboliza el agua.

 

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El otro componente imprescindible es la piedra, como contrapunto del agua y asociada a la solidez, la firmeza, el estatismo, la inmutabilidad o la energía. Puede aparecer en solitario o en grupos, como cantos rodados o en caminos y puentes. Las rocas también simbolizan espacios concretos como el Monte Shumi, la montaña del eje del mundo para la religión budista o el Monte Penglai, una especie de paraíso para la mitología china.

 

La gravilla será la gran protagonista de los jardines secos aunque aparece en todos los jardines japoneses, extendiéndose sobre una superficie y marcada con lineas de trazados casi infinitos. Aunque generalmente simbolizan el agua o el mar, también se asocia con la niebla o la paz en la mente, y amontonada simboliza una montaña o una isla.

 

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Imprescindible es también la recreación del mundo vegetal. Los jardines japoneses son ricos en vegetación, y aunque ésta es libre, es recomendable utilizar elementos de hoja caduca porque ofrecen un aspecto cambiante según la estación. Lo habitual es usar cerezos, helechos, bambú, musgos y junco.

 

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Aunque es menos importante, algunos jardines japoneses también incluyen una recreación del reino animal. Pueden ser pequeños peces de colores en los lagos, y aves y otros animales de la tradición china y que dan color y atractivos sonidos al jardín.

 

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Por último quedan los “elementos humanos”. Destacan sobre todo los puentes, que simbolizan el tránsito, y recreaciones de la arquitectura tradicional japonesa como las linternas de diseños infinitos para crear efectos estéticos de claroscuro y pequeños relicarios o pabellones de descanso. También son importantes los cercos, que sirven para aislar nuestro jardín japonés y que suelen hacerse de bambú.

 

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Jardín japonés de Buenos Aires. Uno de los más importantes del mundo

 

La composición: equilibro y perspectiva

Tal vez, más que la simbología, la clave para conseguir este tipo de jardines es su composición, teniendo en cuenta las perspectivas y la naturalización máxima de los elementos artificiales, como si estuvieran camuflados. La composición del jardín japonés se basa en la combinación del ying y el yang, es decir, de lo blanco y lo negro. Debe tener elementos rústicos y espacios en blanco, simples, básicamente vacíos. Otros principios a tener en cuenta son la triangularidad, que además de tener una línea religiosa genera equilibrio entre las partes. Por eso, los grupos de árboles o de rocas han de circunscribirse en un triángulo imaginario.

 

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Lo mismo ocurre con la asimetría, que persigue los principios de la vida cotidiana. Es muy importante que los elementos del jardín japonés sean siempre impares. En este sentido, el contraste de elementos también es importante porque genera movimiento y energía. Si nuestro jardín tiene grava, las líneas de la misma deben hacerse teniendo en cuenta que las líneas perpendiculares crean tranquilidad, las diagonales tensión y las curvas sirven para suavizar. Además hay que tener en cuenta que tiene que estar pensado para verse desde su mejor ángulo se observación y también igual de importantes que son los elementos, también lo es el orden para introducirlos: primero elementos principales, como el agua, las rocas y la gravilla. Después, introducir la vegetación y los animales. En tercer lugar, el cerco y los elementos artificiales y finalmente se añaden los elementos exteriores relacionados con la percepción del jardín.

 

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Tipos de jardines japoneses

Jardines de Paseo, ideados para ser vistos desde un sendero. Incluyen un estanque y una zona de paseo, y siguen los patrones naturales de marea alta y baja.

 

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Jardines de aposento, realizados para ser disfrutados únicamente con la vista, como la tsuboniwa que se encuentra en las casas tradicionales de madera de la ciudad de Mochiya.

 

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Casa del te

 

Jardines de té, en realidad son un sendero o camino que conducen a una cabaña de paja atravesando un lugar donde cae el rocío. Se colocan piedras sobre musgo para evocar este sentido del rocío y la humedad, utilizándose piedras o baldosas colocadas en línea recta.

 

Jardines de contemplación, se trata de los jardines popularmente conocidos como jardines Zen y también reciben el nombre de jardines secos o Kareasansui. Visualmente hablando, se componen de un amplio campo de arena, gravas o rocas de calibre pequeño, y de elementos vegetales estratégicamente colocados. Estructuralmente, es una extensión poco profunda que también puede contener ocasionalmente hierba, musgo y otros elementos naturales. El nombre de Zen viene  porque son utilizados como lugar de meditación por los monjes Zen japoneses.

 

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Revista de divulgación científica del Jardí Botànic de la Universitat de València.
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